Muchas son las familias a las que les cuesta llegar a final de mes. El aumento de la inflación, que se sitúa por encima del 10% en España, obliga a la gente a cuadrar unas cuentas ya de por sí maltrechas. El precio del combustible, disparado, repercute gravemente en el importe de productos básicos como pueden ser la fruta y hortalizas.
Este aumento constante del precio de los alimentos sorprende a los agricultores que ven cómo sube cada vez más el precio de los alimentos básicos. José Antonio Turrado, secretario general de la Asociación de Jóvenes Agricultores en Castilla y León, ve insostenibles los precios de los abonos y gasóleo que propician el encarecimiento de los productos. “Los alimentos han subido de precio y tendrán que seguir subiendo si los medios de producción siguen haciendo lo mismo. Los agricultores tenemos que grabar la venta de los productos en buena lógica a lo que nosotros nos está costando a mayores producirlo”. Con todo, desgrana los gastos a los que tienen que hacer frente los agricultores: “Con los costes de los abonados, del gasóleo agrícola que se usa todos los días, la mano de obra se va encareciendo y la suma de todos esos medios de producción, al final hay que repercutirla en el precio”.
Al mismo tiempo, recela del aumento del precio final en los establecimientos que han llegado a multiplicar por cinco el importe inicial. “Lo que no sería lógico es que alguien aproveche esta circunstancia para quedarse con un mayor margen. Lo que hay es que vigilar que la industria agroalimentaria y cadenas de distribución no aprovechen esta situación que para agricultores y consumidores no es buena”. Así, solicita mayor vigilancia “Las administraciones públicas tienen que velar por evitar que no haya grandes aumentos del precio. Los alimentos tienen que estar al alcance de todos los ciudadanos”.
Maite, que regenta junto a su hermano la frutería Manuel Sánchez en el Mercado del Val, reconoce que “los precios han subido”. “Por ejemplo, los pimientos han llegado a estar al triple de su precio habitual. Nosotros intentamos mantener el precio de los productos a pesar de que hoy en día es complicado”. Para solventar esta crisis, los pequeños comercios dedicados a la alimentación están obligados a buscar fórmulas para reinventarse y reducir costes. “En la actualidad, los camiones entran en el mercado dos veces a la semana ya que buscan rellenar un tráiler entero. El género que viene es duro para mantenerse hasta ser vendido”, afirma Maite.
"Veremos después del verano"
No obstante, en este mes de junio, las ventas han decaído: “Este año con más libertad tras la pandemia, la gente se ha ido de vacaciones antes y podemos notar una disminución de las ventas”. Un hecho que, unido a la inflación, genera incertidumbre en los pequeños comercios. “Veremos después del verano. Si el combustible aumenta de precio quizás tengamos que subir el importe de frutas y hortalizas”, lamenta la gerente de la frutería Manuel Sánchez.
Marta, habitual consumidora del Mercado del Val, estima una subida de casi el doble del precio: “En mi casa somos dos y en fruta gastábamos alrededor de 60 euros al mes. En junio nos ha costado la misma compra 115 euros”. En su hogar, no se consume tanta hortaliza, pero sí que se muestra sorprendida por el precio del tomate que “ha aumentado considerablemente”. En esta misma línea se encuentra Asunción: “Los precios son insostenibles para la clase media. La vida aumenta, pero no crecen los salarios. No sé a dónde vamos a llegar”, sentencia.