La prolongada sequía y las sucesivas olas de calor, con temperaturas por encima de los 40 grados durante semanas, ha hecho mella en los cultivos de vid de toda España, también en Castilla y León. El estrés hídrico que sufre la planta afectará a la cosecha de este año que será menor en cantidad, aunque no en calidad, y se prevé un comienzo más temprano en la recogida de uva.
A pesar de que el viñedo es un cultivo relativamente resistente a la sequía por su capacidad para almacenar reservas de agua, la cantidad del líquido elemento que había en el subsuelo no ha sido suficiente para la maduración de la uva, que ahora tiene que subsistir de la masa foliar, por lo que el fruto será más pequeño.
Águeda del Val, directora técnica de la DO Cigales, se atreve a dar cifras: calcula que la producción de uva recogida este año en esta denominación de origen "caerá aproximadamente un 30%", si bien apunta a que el mes de agosto es "fundamental" para ver finalmente en qué queda la cosecha si llueve a finales de este mes o a principios de septiembre. Por lo tanto, si el año pasado se recogieron 8,1 millones de kilos de uva en esta denominación de origen, las 1.920 hectáreas de viñedo plantadas permitirán una recogida que rondará los 5,7 millones de kilos este año.
En la DO Ribera de Duero, con más de 25.000 hectáreas plantadas y 284 bodegas adscritas, prefieren ser más cautelosos. Son conscientes de que la producción va a ser menor, pero al ser la denominación que más tarde recoge la uva (tradicionalmente alrededor del 12 de octubre), prefieren mantenerse prudentes a la espera de la evolución climática.
Alberto Tobes, director del Servicio de Experimentación y Ensayo de esta denominación de origen, justifica esta prudencia en que "el año pasado también se sufrió estrés hídrico, pero las lluvias de septiembre hicieron crecer la uva un 20% su tamaño, por lo que habrá que esperar".
La única lectura positiva de la prolongada sequía para los profesionales del vino es que las altas temperaturas han reducido notablemente los problemas de la vid asociados a los hongos y favorecerán, además, la calidad de los tintos.
Los viticultores de la DO Toro, con 63 bodegas adscritas, miran al cielo esperando la aparición de unas lluvias que puedan dar el último empujón a la maduración de sus cultivos. Creen que la producción "se verá afectada, pero aún hay tiempo de obtener una cosecha en condiciones", comenta Felipe Nalda, presidente de esta denominación de origen zamorana.
Atendiendo a los datos, de octubre de 2020 a marzo de 2021 se recogieron 340 litros por metro cuadrado en esta denominación de origen, mientras que en el mismo periodo de la campaña actual la cifra se ha desplomado hasta los 112 litros, lo cual "afecta directamente al proceso natural de maduración de la uva", explica.
"No puede vaticinarse aún qué cantidad vamos a recoger, pero es evidente que menos que en la campaña del año pasado, que batimos nuestro récord con 23,5 millones de kilos de uva", indica Nalda.
Las temperaturas extremas obligarán también a adelantar la vendimia en la DO Rueda, con 74 bodegas, que el año pasado recogieron alrededor de 122 millones de kilos de uva. Una cantidad que se espera sea menor en la presente campaña, aunque las cifras no son claras dado que "todavía queda mucho agosto y dependemos de las condiciones climáticas".
Precisamente y en lo que respecta a esta denominación de origen, Asaja publicó ayer un informe en el que advertía de que el viticultor necesitaba cobrar 51 céntimos por kilo de uva para poder, simplemente, cubrir costes.
Así las cosas, los viticultores temen que, si continúan las altas temperaturas y se prolonga la ausencia de precipitaciones, se reduzca aún más su margen de beneficios tras asumir durante toda la campaña los sobrecostes energéticos desde el verano pasado y del resto de insumos acrecentados por la guerra en Ucrania.