Castilla y León es la segunda comunidad autónoma de España con la tierra cultivable más barata. El precio medio de la hectárea de las tierras castellanas y leonesas se encuentra en 7.538 euros, muy por debajo de la media española, que casi alcanza los 13.000 euros por hectárea, y ligeramente por encima de la de Castilla-La Mancha, que es la región del país con los precios más bajos y que registra una media de 7.177 euros.

En el lado opuesto se encuentran las islas Canarias, según un informe del instituto de estadística de la Comisión Europea, el Eurostat. Es la región de toda la Unión Europea con los precios de tierras cultivables más altos, y con diferencia. La hectárea se pagaba el 2021 de media a 120.477 euros. Es decir, unas 16 veces más caro que en Castilla y León. En cambio, Extremadura (7.871 euros) y Asturias (8.096 euros) se sitúan muy cerca de los precios de los campos de la Comunidad.

En España, ya muy por debajo, se encuentran comunidades autónomas como Andalucía, que supera por poco los 25.000 euros por hectárea, como La Rioja, que roza los 24.000 euros, o Murcia, que alcanza los 20.000. Más cerca de la media española están territorios como Cataluña (14.765) o la Comunidad Foral de Navarra (16.125).

 

Los precios de las tierras cultivables son ligeramente más caros que los del año anterior, que es cuando el Eurostat empezó a recoger y difundir este tipo de datos. El 2020 en Castilla y León una hectárea de prado valía unos 7.399 euros y también era la segunda comunidad autónoma con los precios más bajos, por detrás de las tierras castellanomanchegas (7.155). Los campos más caros también eran los de las Islas Canarias, que llegaron a superar por muy poco los 120.000 euros por hectárea.

El mismo estudio publicado hoy por el Eurostat apunta las diferentes causas del nivel de los precios. Influye de una forma muy importante, por supuesto, la ley de la oferta y la demanda, pero también juegan un papel crucial la legislación estatal y regional, los factores climáticos, la cualidad de las tierras (su productividad, pendiente o drenaje), las conexiones e infraestructuras cercanas a los campos y la red de industrias agroalimentarias de la zona o el país.

Por lo que hace al global de los estados de la Unión Europea, la media más baja se registra en Croacia, con 3.661 euros por hectárea, y la más alta en el pequeño país centroeuropeo de Luxemburgo, con 47.290 euros. España es el séptimo estado con los precios de campos cultivables más caros del bloque comunitario; por detrás de países comunitarios como Italia, Irlanda, Eslovenia o Dinamarca, y por delante de, por ejemplo, Francia, Polonia, Grecia, Hungría o República Checa.