El encontrar trabajo más allá de los 50 años se ha convertido en una misión imposible. Un mercado laboral cada vez más complicado y una población cada vez más envejecida que busca su sitio. Y de esto en Castilla y León saben mucho. En la Comunidad, según los datos, se contabilizan 211 personas mayores de 64 años por cada 100 menores de 16. Esto significa una proporción que crece a un ritmo desbocado. La justificación es por una esperanza de vida en máximos históricos y una caída de la natalidad que sitúa a España como el segundo país de la UE con menor número de nacimientos.

Hoy se contabilizan 277.000 personas activas mayores de 55 años en Castilla y León, es decir, que tienen trabajo o lo buscan. Suponen el 25% del total de la fuerza laboral de la región (hace 10 años representaban el 11%).

El número de personas mayores de 55 años activas ha experimentado un crecimiento del 52% en la última década (en 2013 se contabilizaban 182.200 en Castilla y León y se ha incrementado un 134% en los últimos veinte años (en 2003 había 118.100 personas mayores de 55 años en activo en la región, según los datos ofrecidos por la Fundación Adecco.

Por comunidades autónomas, Castilla y León es la región (24,9%) con una mayor proporción de personas sénior (mayores de 55 años) entre el total de la población activa, seguida de Asturias (23,7%) y Euskadi (23,1%). En el lado contrario se sitúan Andalucía (19,1%), Baleares (18,8%) y Murcia (18,9%), que tiene los índices más bajos. En cualquier caso, en todas las comunidades autónomas la proporción de fuerza laboral sénior va en aumento ya roza el 20%.

Por provincias

Por provincias, Segovia es la provincia con una mayor proporción de población activa sénior (28,5%), seguida de Zamora (27,5%), Soria (26,6%), Palencia (26,5%), Ávila (25,8%), León (24,9%), Salamanca (24,8%), Valladolid (23,4%) y Burgos (23,1%). Todas ellas se encuentran por encima de la media nacional (20,4%), representada en el gráfico por la línea horizontal.

“Ante esta realidad, urge potenciar el talento sénior como motor de competitividad, de modo que se desechen definitivamente los prejuicios negativos que relegan a los mayores de 55 años del mercado laboral. Su contribución y aporte es clave para la competitividad de las empresas y para la sostenibilidad del país, siendo fundamental ofrecer palancas de formación y reciclaje profesional, para que un trabajador que pierda el empleo con 55 años no esté pensando en cómo enganchar con la jubilación, sino en todo el talento que atesora y que aún puede ofrecer al mercado laboral”- destaca Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.