Bruselas tiene comprometido con España el equivalente a 3 Planes Marshall. La mayor inyección económica de la Historia para nuestro país con una primera partida de 72.000 millones de euros en inyecciones directas con cargo al Mecanismo de Recuperación y Resiliencia.
De los 11.151 millones de euros asignados en 2021 el Gobierno central ha asignado 742 millones de euros a Castilla y León.
Estos Fondos Next Generation son transferidos por el Gobierno central a las comunidades autónomas y se supone que deben servir para crear la economía del futuro, transformando los sistemas productivos hacia unos más sostenibles y adaptados a una nueva era digitalizada en la que la economía circular debe ser protagonista. Quienes lideran empresas y representan a sectores industriales, lo tienen claro: "Si no sirven para multiplicar la economía, no valdrán de nada".
EL ESPAÑOL-Noticias de Castilla y León entrevista al presidente de Vitartis, Pedro Ruiz Aragoneses. Esta Asociación de la Industria Agroalimentaria, que concentra el 40% de la facturación del sector en la Comunidad, trabaja desde 2009 por impulsar la competitividad de estas pymes. Un indicador que marca la diferencia entre un futuro próspero o una supervivencia al límite de la desaparición.
Se muestra claro y contundente respecto al constante anuncio de una lluvia de millones procedente de Europa para las pymes que "no llega", asegura. "Nos han hecho trabajar para presentar un proyecto de digitalización y sostenibilidad tras otro, que lleva tiempo, esfuerzo y dinero, pero seguimos sin una sola respuesta".
Estas ayudas de la UE "deberían llegar ya y en especial a aquellas empresas que rentabilicen estos fondos generando empleo y que les permita hacerse fuertes, porque al final, el 90% del tejido económico de Castilla y León, son pymes", indica.
Proyectos cargados de términos como sostenibilidad, competitividad e innovación "como si fueran algo nuevo, cuando el sector agroalimentario lleva trabajando en estas líneas desde hace años", asevera.
Sin un plan agroindustrial que refleje la radiografía de este sector en Castilla y León, "es imposible acertar en cómo distribuir estos fondos europeos para que sirvan de verdad a impulsar la economía. Nadie tiene información concreta de nada, no se sabe ni cómo se van a gestionar. Es un despropósito", lamenta.
Un ejemplo de ello es el MDI (Muestras De Interés) o proyecto que elaboraron el año pasado ocho socios de Vitartis, entre ellos empresas de la talla de Campofrío, Santiveri o Agropal, que aspiraba a una inversión de 100 millones de euros, "del que por supuesto no se ha vuelto a saber nada. El Ministerio de Industria ni ha respondido", denuncia Ruiz Aragoneses.
"Si finalmente los fondos europeos son para tapar agujeros, desaprovecharemos una oportunidad única y lo lamentaremos después", advierte.
Mucho concepto 'bio' y poca realidad
El Gobierno nacional anunció la semana pasada la aprobación del PERTE (Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica) agroalimentario con una dotación de 1.003 millones de euros para esta industria hasta 2023, que el Ejecutivo calcula podría generar 16.000 empleos en toda España.
"Nuestra industria necesita que todos estos discursos se conviertan en realidad, porque al final, no sólo no llega nada sino que, además, nos vemos obligados a tener que pelear contra los sobrecostes de la energía, del combustible y de las materias primas, sin que nadie aporte una solución".
"Nos piden ser más sostenibles y que invirtamos en digitalización, pero luego va el agricultor con el tractor y no puede meter ningún dato en la APP porque no tiene 4G en el campo. Es lanzar mensajes de cara a la galería. Ni siquiera está digitalizada la Administración Pública y es quien se supone que tiene que gestionar luego esas ayudas", explica el presidente de Vitartis.
En Castilla y León el sector agroalimentario tiene un importante peso en la economía regional con un 5% del PIB, una facturación de 10.100 millones de euros y colocándose ya como la tercera potencia de esta industria en España.
Solución global para toda la cadena de valor
Los productores por un lado. La industria por otro. Es la guerra de siempre. Y en medio, los precios que le llegan al agricultor y al ganadero. Ruiz Aragoneses se ha fijado como reto en su etapa como presidente de Vitartis "la plena integración de todos los actores de esta cadena alimentaria" de manera que "trabajemos como si fuéramos uno solo y no buscando el beneficio individual de cada uno, porque si no es competitiva la industria, no lo será el productor y viceversa". "Hay que buscar soluciones, no culpables", indica.
Pero ¿cómo añadir valor a un producto que no puede competir con otro? "Hay que salir más de nuestras fronteras y ver qué se hace fuera y cómo lo hacen, para llevar esas palabras de lo que queremos ser, a serlo de verdad", asegura Ruiz Aragoneses.
"En Francia, por ejemplo, hay patatas muy económicas en los lineales porque son de subsistencia, pero también las hay mucho más caras porque son de calidad premium. Y hay mercado para ambas. Y esto no se hace con casi ningún producto aquí", denuncia.
Inestabilidad política tras las elecciones
Una de las cuestiones que más preocupa al presidente de Vitartis es la actual inestabilidad política generada tras las pasadas elecciones en Castilla y León. Cuando esto ocurre, quedan paralizados presupuestos, proyectos y tomas de decisiones en el ámbito institucional, que se extienden al empresarial. ¿Cómo cerrar un acuerdo o pedir un préstamo que endeude a la empresa sin un Gobierno estable del cual conocer qué tipo de políticas económicas va a llevar a cabo?
"Necesitamos Gobiernos estables que permitan a los actores económicos tener certezas antes de invertir y políticas a largo plazo que faciliten a las pymes tomar decisiones más acertadas. Sin una visión a largo plazo estás abocado a no saber qué hacer hoy para pensar en el futuro de las decisiones presentes".
"No creo que fuera el mejor momento para convocar elecciones, cuando las empresas están intentando aún recuperarse de los estragos causados por el coronavirus en sus balances", asegura.
Internacionalización y competitividad son los dos principales retos de Vitartis para reforzar un sector agroalimentario en Castilla y León "que debe trabajar más su identidad como marca que le diferencia en calidad frente al resto", concluye.
Más colaboración público-privada
"Las ideas suelen estar en las empresas y el capital en la esfera pública. Debemos hacer un esfuerzo por conectar más rápido y eficazmente ambas iniciativas para generar un crecimiento económico a largo plazo", indica el máximo responsable de Vitartis.
Uno de los problemas que más aquejan al sector agroalimentario es la diferencia de requisitos que se exige a los productores españoles en materia de calidad con respecto a los que vienen de fuera. Algo que, contrariamente a lo que denuncia la mayoría de los afectados, "deberíamos utilizarlo como un valor añadido, pero para eso hay que llegar a la población y explicarle por qué comprar el producto español es mejor para su salud y la de su familia: tenemos una seguridad alimentaria mejor pero no somos capaces de transmitirla".
Una cuestión complicada de defender en el actual escenario inflacionista con una tasa del 7% que ha perjudicado notablemente el poder adquisitivo de los consumidores, quienes han de hacer frente a los mismos gastos, con menos capacidad de compra.
En este sentido, el presidente de Vitartis apuesta por trabajar por un sector que esté "menos atomizado" y mejore sus ratios de exportación.
"Si hay un sector capaz de vertebrar Castilla y León precisamente por la cantidad de perfiles productivos que engloba, es el agroalimentario. Es una de las industrias clave para unir economía, sociedad y población en un engranaje que funcione", asegura.
Por delante, otros dos años al frente de Vitartis con el foco puesto en conseguir que las ayudas de Bruselas lleguen a quienes pueden "generar más riqueza con ellas" y dar el salto a una industria cada vez más sólida. La clave: la competitividad.