La portavoz del grupo municipal del PSOE en Palencia, Miriam Andrés, lamentó que los trabajadores de la planta TI Fluid System, que ha anunciado el traslado de su actividad a Zaragoza, no hayan recibido ni una sola llamada del Ayuntamiento ni del alcalde, Mario Simón. "Es una vergüenza y no se puede permitir que la Administración más implicada por ser el lugar en el que radica la empresa, a través de suelo municipal, no se haya molestado en llamar a los empleados para involucrarse y poder ayudar", dijo.
Andrés, que se acercó a las puertas de la planta para mostrar su apoyo a los trabajadores, señaló en declaraciones a la Agencia Ical que todas las administraciones, independientemente del color político, tienen "que unir fuerzas para no permitir una nueva deslocalización", al ser 46 familias que tienen una media de edad baja y con hijos, los cuales "hacen su vida, generan gastos y pagan sus impuestos en Palencia", por lo que esta ciudad "no se puede permitir una desindustrialización más".
Dejó claro que simplemente el apoyo visual, el compromiso, la unión de todos los partidos políticos y de las administraciones puede lograr que la empresa y su decisión cambie de criterio. Además, los socialistas defenderán mañana en el pleno del Ayuntamiento una moción relativa a esta materia.
La portavoz socialista en el Consistorio apuntó que "tiene constancia que desde el Ministerio de Industria y la Delegación de Gobierno en Castilla y León se han hecho los contactos oportunos, aunque es la Junta la que tiene que capitanear la solución, bajo la batuta del viceconsejero de Economía y Competitividad", Carlos Martín Tobalina, a quien calificó como "una persona responsable que conoce bien el sector", al mismo tiempo que cargó contra el consejero de Empleo, Mario Veganzones, que parece que "no sabe ni por dónde le viene".
No obstante, Andrés recordó que han pedido que el Ministerio se implique en esa mediación para que el Ejecutivo autonómico y el estatal unan sus fuerzas y puedan revertir la decisión empresarial de deslocalizar la planta palentina hasta Zaragoza, cuando su cliente principal -Renault- pasaría de estar de siete a 300 kilómetros de distancia.