Es pronto para dar datos pero los primeros a pie de hotel, son buenos. A pesar de que las reservas han sido "de ultimísima hora", según nos indica la presidenta de la Asociación de Hoteles de Castilla y León, Piedad Sánchez, "hemos alcanzado en la Comunidad un nivel de ocupación como el de antes de la pandemia en este puente de agosto".
Datos que esperan puedan extenderse al resto de la temporada estival, que en la actualidad está en torno al 85% de la ocupación, si bien son datos "muy positivos, por lo que casi estaríamos hablando de haber recuperado los niveles prepandemia", tras el batacazo que supuso cerrar 2021 con un 50% menos de facturación con respecto a 2019.
La crisis económica no ha impedido que finalmente se hayan llenado los hoteles de la Comunidad, pero "sí se ha notado que el cliente ha destinado menos gasto a sus vacaciones". Una contención del gasto que se explica por la incertidumbre económica y, sobre todo, por una inflación del 11,6%, el dato más alto de España, sólo por detrás de Castilla La-Mancha (12%), que empobrece la capacidad de gasto de los viajeros.
Un turismo que va recuperándose tras dos años de duras restricciones que desinflaron las cuentas de resultados de estos empresarios que, a pesar de los buenos datos, se encuentran a la espera de ver qué pasa "a la vuelta de verano" y durante todo 2023. Un ejercicio en el que se espera que el crecimiento económico de Castilla y León (y el del resto de España), sea menor de lo esperado, con una tasa intertrimestral del 0,8%.
El turismo en Castilla y León, "va por impulsos, por lo que depende mucho de las fechas; debemos esperar a ver cómo se cierra el año", asegura Sánchez. Se trata de un turismo de dos días y medio de media en pernoctaciones, del que esperan buenos datos también para septiembre y octubre.
Es precisamente la inflación una de las variables que más está afectando a este sector. Una situación que durante la pasada primavera denunciaban como "límite" debido al incremento que supone en sus costes de producción. Unos costes que "hemos tenido que repercutir inevitablemente en el cliente con una subida de tarifas que en cualquier caso no ha sido proporcional a cómo se han duplicado los gastos", indica.
La caída del margen de beneficios y capacidad para aumentar plantillas "se ha complicado con la Reforma Laboral, digan lo que digan, porque no podemos garantizar que vamos a seguir contratando a un fijo discontinuo tras una temporada alta".
Sin embargo, la Reforma Laboral disparó la contratación indefinida en el mes de junio en la Comunidad en casi un 16%, si bien fueron los trabajadores fijos a tiempo parcial los que seincrementaron en un 38%. Los contratos temporales, por su parte, cayeron un 27% con respecto al mismo mes del año anterior.
"En nuestro sector la Reforma Laboral aprobada por el Gobierno nos da miedo porque nuestro sector tiene muchos picos y no puedes tener sobredimensionada tu plantilla, dado que los costes laborales son de los más relevantes en este negocio", explica Sánchez.
El problema del Decreto Ley de ahorro energético
El objetivo europeo de adelantar la puesta en marcha del ahorro energético en el mercado común, antes de que llegue el invierno y como medida de choque para reducir el consumo de gas a Rusia, no afecta a todos lo sectores por igual.
El pequeño comercio tiene hasta finales de agosto para acomodar sus tiendas a las nuevas medidas, que pasan por disponer de puertas que cierren automáticamente para no perder energía, o tener el termostato a 27 grados en verano y a 19 grados de máxima en invierno.
Medidas que no han tenido en cuenta las peculiaridades de cada negocio (no es lo mismo trabajar en un horno que en una tienda de ropa), y que los empresarios de hoteles tampoco ven fácil adaptar. "El ahorro de energía debería ser algo de lo que debería concienciarse a la población, pero haciendo las cosas con cabeza". La presidenta de la Asociación de Hoteles de Castilla y León lamenta que la medida no tenga en cuenta las "dificultades de llevarla a cabo en un salón con 150 invitados donde no puede estar el termostato por debajo de 27 grados, con las consecuencias evidentes que se derivan de ello". Así, explica que una zona de paso sí puede estar a 25 grados en verano, "pero no una estancia con 200 personas con la temperatura a 27, de la misma manera que cuando alguien viene a un hotel busca confort, descanso, y en pleno invierno eso no se puede cumplir si nos obligan a tener los dormitorios a 19 grados.".
Un asunto que esta directiva lamenta "no se haya consensuado con nadie y se haya legislado por Decreto Ley, sin conocer las opiniones de ningún sector".