MonteCredit, institución heredera de los Montes de Piedad de Castilla y León, reconoce que la necesidad de crédito “instantáneo” está aumentando con la inflación y por sus oficinas, cuatro en la Comunidad en León, Burgos, Salamanca y Valladolid, pasan cada día más de tres nuevos clientes, con una estimación de crecimiento de su actividad de préstamos por empeño de joyas de oro y platino, de diez puntos respecto a otros ejercicios.
El director de MonteCredit, Ramón Alba, precisa a Ical, que mueven entre nueve y diez millones en activos anuales, en préstamos para “estos tiempos que corren”, y por sus oficinas pasan unas 15.000 personas cada ejercicio, y este año prevén que podrían crecer a dos dígitos.
Eso sí, deja claro que en la última década, los Montes de Piedad han dejado de ser una entidad financiera recurrente durante las crisis, para convertirse en una alternativa más en la financiación de los ciudadanos. “Hemos dejado la actividad cíclica, pero se nota un repunte más acentuado en los últimos meses tras el verano, con un septiembre en el que aumenta habitualmente el crédito global del sector, en el que hemos notado un aumento de casi un diez por ciento”.
El responsable de la entidad impulsada por la Fundación Obra Social de Castilla y León (Fundos) remarca que ya contabilizan “más de tres personas diarias entrando por primera vez” en sus oficinas para hacer un empeño o contrato de préstamos pignoraticio. Un dato que, a su juicio, demuestra que el producto que ofrecen “sigue vivo, se utiliza, la gente lo busca y lo usa”. Además, cuentan con clientes “muy recurrentes” hacia un producto “atemporal que sigue en el mercado, hoy como una alternativa más para financiarse, no un último recurso”.
“Ahora acuden a nosotros de forma cotidiana”, dijo a Ical el alto ejecutivo, para precisar que el importe medio de las operaciones también ha crecido y si el año anterior estaba en poco más de 700 euros, este ejercicio ronda los 800.
Morosidad y perfil
Ramón Alba afirmó asimismo que pese al aumento de las operaciones por esa necesidad de liquidez instantánea, el índice de morosidad no crece, y siguen con un 97 por ciento de los clientes que recuperan sus joyas, “lo que es llamativo, porque debería crecer la morosidad con más volumen”. A la gente le interesa recuperarlo porque es recurrente para el futuro, para momentos de presión, de estrés financiero”.
Atisbó que no creen que se vaya a producir un repunte en la morosidad, porque existe factor, un valor que la gran mayoría no entiende, que es el sentimental”. “Muchas veces dejas una pieza de tu comunión y quieres recuperarla”, dijo, para explicar que el 99 por ciento de las joyas que se empeñan son de oro, y todos saben que este metal precioso es “un valor refugio” y recuperándolo pueden volver a refinanciarse porque mantendrá su precio.
Alba comentó en relación a las joyas que empeñan sus clientes, que se puede encontrar “absolutamente de todo”, aunque “lo que más abunda en los hogares son pulseras, cadenas y anillos de oro”. Además, expuso que pueden llegar joyas de valor con un factor de antigüedad, del siglo XVI, por ejemplo, así como vanguardistas de firmas actuales.
Por lo que se refiere al perfil de los clientes de esta institución de carácter social y naturaleza no lucrativa, el directivo puso de relieve que es “completamente diferente al antiguo” ya que si hace un par de décadas, 20 años, era muy femenino, con mujeres de más de 50 años, ahora es muy diferente, y “existe una transversalidad total”. “Ahora acuden a nosotros todo tipo de clientes”, sentenció.
Un modelo con más vigencia que nunca
Ramón Alba defendió que el modelo de MonteCredit “tiene más vigencia que nunca” frente a negocios de carácter privado como las casas de ‘compro oro’, porque son una fundación sin ánimo de lucro y la única entidad que legalmente puede hacer un contrato de préstamo pignoraticio. En otras empresas se trata de una compra con un pacto de recompra, “una diferencia abismal” porque sólo buscan su propio beneficio, ejecutan rápidamente y funden los metales. Además, sus intereses, dijo, rozan o superan la “usura” con más de 20 puntos porcentuales, cuando el Monte de Piedad lo fija en el siete por ciento. “La gente debe conocer esto, la diferencia es abismal”, enfatizó.
Además, ensalzó que sus ingresos repercuten en la sociedad a través de actos sociales y culturales, y puso sobre la mesa que su reto “es dar soluciones al cliente, no ejecutar” por lo que siempre esperan y facilitan las renovaciones tantas veces “como sean necesarias”.
Ramón Alba también dejó claro que su producto se ha sabido adaptar a todos los tiempos, ya que los Montes de Piedad existen desde hace más de 300 años, y frente a las quejas actuales frente a la falta de atención de los bancos tradicionales, sigue ofreciendo “un trato personalizado”. “Nuestros clientes se siente cómodos”, sustanció. Agregó que también se ofrecen otras las garantías de transparencia, con balanzas homologadas, material última generación para el análisis, contratos “como Dios manda…..”. “El cliente ve la máxima legalidad, se siente cómodo, y entiende que no somos un chiringuito que hoy aparece y mañana desaparece”, resumió.