Parecía mentira hace tan solo diez meses cuando el fuego devoró hasta el último rincón de la antigua fábrica de Cascajares, en Dueñas. En menos de un año, la nueva planta no solo es una realidad sino que además, ya está funcionando al 100% y trabajando a contrarreloj para llegar a tiempo a la campaña de Navidad que fue siempre su principal objetivo tras quedar arrasada por las llamas.
El pistoletazo de salida a la campaña se dará con la celebración de Acción de Gracias el próximo jueves, motivo por el cual se disparan las ventas de su famoso pavo con compota de manzana y salsa de arándanos “al más puro estilo americano”. Por eso, no hay tiempo que perder y en la nueva fábrica se trabaja durante tres turnos los siete días de la semana. La plantilla ha crecido. Eran 74 trabajadores en el momento del incendio y ahora superan el centenar. Es un incesante goteo de pedidos. Los hornos no tienen descanso, las cajas se acumulan y el personal se afana por preparar cada envase “con la mayor calidad”. Los pedidos están llegando desde toda España, especialmente desde Castilla y León.
Hasta llegar a venderse al consumidor final, el producto pasa por diferentes lineales. Su elaboración no es un proceso sencillo. Desde que llega a la fábrica pasa por el obrador, el departamento de calidad, la zona de cocción, la preparación de las salsas y condimentos hasta la zona de envasado donde queda listo para servirse. Además, en esta nueva fábrica se han incrementado los controles sobre la microbiología para garantizar la seguridad del producto.
No es la única mejora introducida en las instalaciones. Se trata de una planta mucho más segura (también para la plantilla), más digitalizada, sin ningún tipo de barrera arquitectónica y con un novedoso sistema antiincendios capaz de sofocar un fuego en cuestión de minutos. Esta nueva fábrica está divida en tres zonas completamente separadas por muros de hormigón que pueden actuar a modo de cortafuegos en caso de que sea necesario. Por un lado está el núcleo de la empresa con las oficinas y las cadenas de producción, por otro, totalmente separado se ubica el almacén. A una distancia de diez metros, que es la mínima exigida por ley, está la sala con la maquinaria, los motores y la red eléctrica.
Con una superficie construida de 5.600 metros cuadrados y una inversión superior a los 12 millones de euros, esta fábrica permitirá triplicar la producción hasta los tres millones de kilos y tiene espacio para albergar más maquinaria, más hornos y seguir creciendo. “Hemos sido valientes y hemos querido aprovechar lo sucedido para exportar más y llevar nuestros productos a todas las partes del mundo porque el mercado del plato preparado ha venido para quedarse”, reconoció su presidente Alfonso Jiménez. “Nuestra mayor competencia son las abuelas porque nadie cocina mejor que ellas, pero lo cierto es que la sociedad cada vez consume más este tipo de productos y cada vez la gente confía más en Cascajares. Quien lo prueba, repite y además lo recomienda”.
Pero el camino hasta llegar a una fábrica funcionando a pleno rendimiento no ha sido fácil ya que además de la construcción en sí, ha habido que instalar maquinaria, coordinar a la plantilla y dotar a la nave de todos los servicios necesarios. Levantar esta fábrica, reconoció Jiménez, fue posible gracias al préstamo de la Junta de Castilla y León y a la “previsión” de los propietarios. “En todos estos años nunca repartimos beneficios y eso nos permitió tener fondos propios para poder hacer frente a una inversión de estas características. Ahora lo que toca es vender para poder crear empleo, riqueza y valor”, explicó.
Desde Cascajares reconocen que el hecho de haberse recuperado en un tiempo récord de un incendio que lo arrasó absolutamente todo “puede parecer un milagro”. Sin embargo, ha sido posible gracias al trabajo de una plantilla “entregada” que ese mismo día se puso a trabajar para dejar atrás cuanto antes lo sucedido. “Lo más importante era retomar la producción y apenas unas horas después del incidente se habían diseñado ya las bases de cómo sería la fábrica del futuro. Esta que hoy ya está funcionado”, recordó Jiménez. Explicó además cómo fueron adquiriendo los materiales y contratando la obra “sin tener ni si quiera todavía la parcela”.
“Tuvimos mucha fe. Quisimos confiar, no solo en la gente, sino también en los proveedores. De esa manera se obró el milagro”, aseguró. Unos meses complicados en los que la compañía ha recibido el apoyo de las administraciones pero también de muchos ciudadanos que les quisieron obsequiar con muestras de solidaridad y cariño incluso regalándoles décimos para el sorteo Extraordinario de Navidad de este año. Jiménez confesó que fueron como “una fuerza invisible” en aquellos momentos de angustia y desesperación que hoy afortunadamente “han quedado atrás”. Ahora, su mente está puesta en la campaña de Navidad y confían en llegar a tiempo para repartir más de 700.000 cenas. De hecho, los productos ya ocupan los lineales de las grandes superficies, los pequeños establecimientos y la venta por internet.
Las previsiones son optimistas pero reconocen que “se nota la presión”. “La de Nochebuena es la cena más importante en los hogares españoles. No podemos fallar y este año mucho menos. No es la primera vez que cogemos un coche el día 24 de diciembre porque falla el servicio de mensajería y hay que llevar ese capón, por ejemplo, a un pueblo de León”. Pese a todo, aseguran, las tendencias han ido cambiando con el paso de los años y la sociedad se ha vuelto más previsora teniendo en cuenta además, que cualquier producto que se compre ahora de la marca Cascajares “está preparado y perfectamente envasado para no caducar antes de la Navidad”. Esa planificación ayuda también a la empresa a hacerse una idea de cuál puede ser el volumen de ventas final. “Vamos a hacer lo que haga falta para llegar a tiempo. Había dos opciones: O retrasar la Navidad o adelantar la apertura y como la Navidad no se podía retrasar, había que adelantar la apertura”.
Pero llegar a tiempo para las comidas y cenas de Navidad no es el único reto de Cascajares que, además, se ha comprometido a plantar hasta 30.000 árboles para reforestar la Sierra de la Culebra (Zamora), uno por cada venta de pularda rellena 'Ave Fénix', elaborada con una receta del chef José Andrés. La idea es replantar 40 hectáreas del término municipal de Villardeciervos, una de las zonas arrasadas por los incendios de verano de 2022. “Para que esa iniciativa sea posible, esas pulardas deben estar listas, cocinadas y a la venta”, aseguraron..
Subasta benéfica
Desde Cascajares se trabaja sin pausa también para organizar su famosa subasta solidaria en beneficio de la asociación Nuevo Futuro que fomenta la autonomía y la inclusión social de los jóvenes con capacidades diferentes que van a salir de los hogares de protección de la entidad tras cumplir la mayoría de edad. Jiménez cree que será una subasta “especialmente emotiva y bonita tras lo sucedido” y la principal novedad es que regresará a Valladolid después de 20 años celebrándose en Madrid. Será el próximo 29 de noviembre en el Teatro Calderón. “Con este gesto queremos agradecer a Castilla y León lo mucho que nos ha ayudado”, aseguró el presidente de Cascajares que reconoció además que la respuesta de la gente ha sido abrumadora. “Sacamos las entradas a la venta y en 24 horas se habían agotado”, aseguró.
Castilla y León, sede de la gala SuperArte
Cascajares quiere que Castilla y León sea, por primera vez, sede de la gala SuperArte de la Fundación SIFU, entidad sin ánimo de lucro dedicada a promover la inclusión y la integración sociolaboral de las personas con discapacidad. “Son chicos que aparentemente pueden tener algún tipo de discapacidad pero cuando se suben a un escenario se vuelven supercapacitados, pueden brillar con luz propia y sacar lo mejor de sí mismos gracias a las artes escénicas “, explicó Jiménez.
Aprovechó también para recordar el “firme compromiso” de la empresa palentina con las personas con discapacidad a través de su contratación e integración total en la plantilla. “Trabajan más que nadie, son los más corporativos y el objetivo es que puedan desarrollar un proyecto de vida de forma independiente. No es caridad, es integración”, remarcó el propietario de Cascajares. “Me siento muy orgulloso de la labor social de la compañía”, sentenció.