Este lugar, próximo a Béjar y a la estación de esquí de La Covatilla, invita a perderse por su casco histórico pero también a disfrutar de su entorno de sierra con parajes de gran belleza en sus inmediaciones, como la Cascada de la Mangá, a apenas dos kilómetros a pie de sus casas más céntricas.
Para llegar, se puede salir desde el mismo casco histórico, cruzar sus empedradas calles y llegar hasta el camping, que está a menos de un kilómetro.
Desde este punto, los senderistas tendrán que seguir el camino marcado y, en el momento de llegar a una regatera, en la bifurcación, coger el sendero de la derecha y, unos minutos después, aparece la cascada a la izquierda.
La caída del agua es de unos diez metros, un romper sobre rocas, que puede ser parada en el camino para luego continuar el sendero, con distintas rutas al alcance, o dar la vuelta y regresar a Candelario con la imagen, todavía en la retina, de la llamativa Cascada de la Mangá.