Valentía y socialismo materializados
Desde el 1 de octubre de 2016, la tensión que se viene viviendo en el seno del PSOE, ha generado malestar, indignación, rabia, impotencia y otras tantas sensaciones, ninguna de ellas positiva, entre aquellos militantes que creen que el PSOE de la Gestora, no es el que les representa.
Tras varios meses de espera, el pasado sábado 28 de enero, en Dos Hermanas, bastión del socialismo andaluz, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, quien se vio forzado a dimitir de la Secretaría General del PSOE, al decidirse en un Comité Federal, que más pareció una Guerra Civil, que el Grupo Parlamentario Socialista debía abstenerse en bloque para facilitar el gobierno del PP, presentó su candidatura al proceso de primarias, en el que optará de nuevo a la Secretaría General del PSOE.
En estos meses, los militantes de base, así como el resto de la sociedad española, hemos podido presenciar tácticas desde la gestora socialista, encaminadas a reforzar la figura de Susana Díaz, quien parecía ser la esperanza y salvación del PSOE, pasando a convertirse en la antítesis del socialismo, algo que queda patente al observar como en la propia Comunidad de Andalucía, las mareas blancas en defensa de la sanidad pública, se manifiestan día tras día en contra de las unidades de gestión clínica, iniciadas por el gobierno que preside la Presidenta andaluza.
Los medios de comunicación, los tertulianos, y hasta propios compañeros consideraron poco menos que un cadáver político a Pedro Sánchez, al haber éste no solo renunciado a la Secretaría General del partido, sino también a su acta como Diputado en la Cámara Baja.
Lo que muchos vieron como síntoma de debilidad, en otros supuso vislumbrar la esperanza, e ilusión, al saber que quien fue elegido mediante un proceso de primarias, puso de manifiesto sus fuertes principios, valores socialdemócratas, de izquierdas, reflejando que no regalaba los mismos por conservar su posición, lo que quedó patente aquel 1 de octubre.
Con su regreso en la carrera por la Secretaría General del partido, los mismos que le consideraron un cadáver político, ahora intentan hacer ver que solamente desea poder, pero ya saben ustedes, que uno ve en los demás sus propios defectos. Por la contra, las bases, simpatizantes, y militantes que lucharon cuando el PSOE estaba en la clandestinidad, ven en Pedro Sánchez el reflejo de sus años de reivindicación, en la que muchos se dejaron la vida, en todos sus sentidos.
Los apoyos no se pueden medir por los conocidos como barones y baronesas, ya que el verdadero apoyo reside en la militancia, y a la vista quedó el pasado sábado en Dos hermanas, que se le quedó pequeño a Pedro Sánchez.
El candidato, y ex-Secretario General del PSOE, ha mostrado coherencia, fuertes principios, pero sobre todo mucha valentía, ya que el camino que le espera no está exento de tropiezos, o más bien zancadillas provenientes de los propios compañeros, algunos de los cuales ya se las pusieron previamente. Junto a Pedro Sánchez, quedan valientes como el Alcalde de Valladolid Óscar Puente, quien jamás ha dado la espalda al para muchos, aún Secretario General.
Ahora es el momento de hacer del PSOE lo que jamás debió dejar de ser, un partido que lucha por la igualdad, los derechos sociales y civiles, pero sobre todo por aquellas personas más desfavorecidas, a las que tanto daño han hecho las políticas liberales del Partido Popular.
El verdadero socialismo, y no el “socialoportunismo” que vienen reflejando algunos representantes del PSOE, tiene nombre y apellidos, tiene arrojo y credibilidad, se materializa en el nombre de Pedro, y los apellidos Sánchez Pérez-Castejón.