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Opinión

Pues hay otra derecha

27 febrero, 2017 19:02

En la derecha, se empeñan en describir la situación como sólo posible en el partido popular o en la nada. Si eres de una derecha moderna, sólo puedes encontrar tu acomodo en un partido que traiciona a la clase media, la hunde en la miseria, ataca sus valores, apuñala su pasado y desiste de dar la batalla ideológica frente a la socialdemocracia; pero, si quieres abandonar esa arana situación serás identificado con la ultraderecha posfranquista.

La derecha, en España, siempre ha sido un poco acomplejada y miraba de reojo el intentar evitar ser asimilada al dictador, cedió la solidaridad y el progreso a la izquierda, perdió sus ideas de justicia social y avance económico. Tras el hundimiento económico mundial, la crisis nacional inexistente y la debacle provocada por el PSOE “zapatérico”, la derecha “Rajoiana” pretende seguir vendiendo solidez, gestión y reconducción económica, pero olvida que lo hace traicionando sus valores, acabando con la clase media y, sobre todo, sin explicación, sin asunción de responsabilidad, sin limitar los políticos y cargando el peso de la austeridad en los ciudadanos, cuando debió de hacerlo primero en la magra política y en el dispendio.

En esta situación, cuando dices que eres de derechas y que no eres del PP, se te busca en Ciudadanos, que no son derechas, que son inconsistentes, que se encuentran faltos de solidez, claridad, ideología y hoja de ruta, para cuando niegas esas posibilidad se te identifica con la extrema derecha y no, no, y no, me niego a estar cerca de esos postulados y creo que hay un margen social, político e ideológico entre el extremismo populista y la nada del PP.

Algunos no estamos con Lepen, ni con España 2000, lo que queremos es independencia judicial, controles políticos al poder, libertad económica y de empresa, regeneración ética en la sociedad, en la política, en la economía e intelectual, reconstruyendo el valor del esfuerzo, de la preparación, del apoyo al menos favorecido, la reducción política y la gestión austera en lo político para poder gastar en lo necesario, construir una nación unida que no renuncia a su cultura cristiana, con respeto a las distintas identidades pero dentro de una única, sólida y potente España histórica, donde el apoyo al más débil, la generación de riqueza, la libertad y los Derechos sociales sean defendidos y amparados.

Cuando defiendes esto, los nacionalismos fascistas que consideran que sus terruños les hacen superiores, diferentes, te tildan de ultraderecha, como lo hacen los de la izquierda, los mindundis con cerebros licuados o con contenidos gaseosos, lo hacen desde el PP traidor e inconsistentes y todo ello sólo para encubrir su falta de criterio.

El nicho social e ideológico de la derecha que se desarrolla entre el PP y la extrema derecha se mueve entre los 11 millones y medio que votaron al PP de Aznar y los 7 millones y medio de Rajoy; es decir, la derecha democrática, sin esfuerzo y de forma objetiva está en los 4 millones de votos que aglutinó Aznar y hoy están huérfanos, pero no se ven representados ni acogidos en la extrema derecha.

Sin que ello suponga un insulto a la inteligencia, a la democracia y a la realidad, lo que precisan es de un liderazgo fuerte que vuelva a aglutinar con ilusión y esperanza ese voto abandonado o despreciado y pueda hacer frente a un PP depravado y no se pierda en la licuación intelectual.