Prometer y prometer
Día tras día asistimos a debates internos de partidos. Candidatos a ni se sabe. Más de lo mismo. Todos, como decían antes de los novios o las amigas de las novias: “prometer y prometer hasta meter”. Puede sonar zafio, pero es lo que hay o lo que se nos ofrece, la mayor parte de ellos con un perfil muy, muy, bajo. No arreglamos las goteras de nuestra casa, y nos prometen arreglar las goteras de un partido o de un país en menos de un telediario. Uno de los valores humanos que más se aprecian es el de la libertad: libertad física, política, religiosa,… y se nota más su auténtico valor cuando se está privado de ella. Pero el problema filosófico de si el hombre es realmente libre, no se plantea sobre este tipo de libertades, cuya posesión o falta son obvias, sino en el seno mismo de la decisión ¿está nuestra decisión predeterminada por causas que no dependen de nosotros?
Nos planteamos el problema de si podemos decidir o hacer libremente lo que queremos. En este caso si los que van a votar, votan en conciencia libre o dirigida. El tipo de libertad física, social o aparente, que más se airea y del que más se habla, sin negar ni mucho menos su importancia, no es desde el punto de vista filosófico tan importante, lo es más la cuestión de la libertad de la voluntad, libertad de querer o libre albedrío. Se trata de averiguar si lo que queremos lo queremos libremente, es decir, si cuando actuamos con un acto voluntario tal acto es libre y hubiera sido posible haber querido realizar un acto distinto y sentirnos igualmente libres.
Parece que, caso de ser libre la voluntad humana, esta libertad sería algo exclusivo del hombre dentro de los seres del Universo, de ahí la importancia de la cuestión. Los seres inorgánicos no actúan libremente, Venus no ha elegido su órbita, tampoco los vegetales y ni siquiera los animales parecen gozar de libertad, ya que suelen actuar encadenados por un conjunto de reflejos e instintos. Sólo en el hombre se ha planteado este problema, ya que se ha planteado desde los inicios el pensar filosófico. ¿Es libre la voluntad en sus decisiones o no lo es?
La voluntad humana no es nada previsible ya que siempre hay seres humanos que podemos decir obran sin juicio, otros con juicio pero no con juicio libre. El juicio del hombre no es sólo instintivo respecto de acciones particulares, sino racionalmente discursivo, obra con libertad de juicio, pudiendo decidirse por cosas opuestas, incluso por cosas que le perjudican. Luego necesariamente, siendo el hombre un ser racional, que tiene conciencia de su existencia, es, por lo mismo, al menos libre en su albedrío. De ahí la falta de previsibilidad de las acciones humanas y la necesidad de establecer reglas de convivencia. No parece que sea así de momento, aunque algunos tengamos algo de confianza en un albedrío sensato.