Tomas-Hidalgo

Tomas-Hidalgo

Opinión

7.008.000 horas

7 junio, 2017 20:13

En este año 2017 y en el 2018 se va a hablar, y mucho, del VIII centenario. “800 años, 8 siglos desde la fundación por Alfonso IX de León de los studii salmanticensis”, aunque hay datos que indican la existencia de estudios años atrás, en el siglo XII, más en concreto en 1174.

El tiempo es una ilusión decía  (Albert Einstein)
Para el científico alemán, el tiempo no es real sino una mera ilusión psicológica
.

En este caso no estamos hablando del concepto abstracto, hablamos del paso del tiempo de la incidencia en lo humano, el paisaje, la cultura.

VIII siglos, Salamanca y su Universidad… en este contexto el tiempo no es ninguna ilusión a pesar de Einstein.

Es algo real, es tangible, se ha transformado en historia viva de una ciudad universitaria, en cada una de sus piedras, de sus esquinas, de sus colegios mayores, sus aulas y también de sus iglesias y tabernas, piedra y madera que dieron cobijo al conocimiento, ansias y esfuerzo por y para saber, descanso moral y físico a sus estudiantes y profesores.

2018… 800 años, 7.008.000 horas dedicadas a la enseñanza, al estudio y a la investigación.

“Sentar cátedra”. Hacer o decir algo nuevo o inexistente hasta entonces, y que después todo el mundo hace o dice. Opinar con autoridad o de forma concluyente y dogmática sobre alguna materia o asunto.  En definitiva es enseñar, transmitir conocimientos extraordinarios para hacer ciudadanos extraordinarios. Esfuerzo y conocimiento pilares primordiales de la evolución humana.

7.008.000 horas dedicadas al estudio, darse de cabezazos con la mesa, con los libros y en última instancia con la tradición -hoy extinta- dormir con el Obispo Lucero la noche previa al examen, “la fuerza influxa” de este Obispo poco puede hacer a pesar de estudiar en Salamanca. Ya lo dijo Miguel de Unamuno, rector de esta Universidad, “Lo que natura non da Salamanca non presta”.

 El esfuerzo y el conocimiento siguen siendo los elementos primordiales para triunfar en el estudio. El esfuerzo es natural, inherente a la evolución del hombre, es una herramienta de superación es como el hierro y el conocimiento es la hoguera que mantiene vivo, constante ese esfuerzo donde se amolda ese hierro para ser la palanca de la evolución.

Decía Plutarco que “el conocimiento no es una vasija que se llena, sino un fuego que se enciende”. Como tal hay que alimentarlo continuamente.

Habiendo duda, dilema el fuego no se apagará hasta averiguar el por qué, para qué;  y cuando eso ocurra alguien encenderá otro fuego, otra duda que requerirá adquirir más conocimiento.

Y es que tenemos ese don desde pequeños, la humanidad -esa ambigüedad permanente- tiene la necesidad de cuestionar y de cuestionarse. Se duda  sobre lo más simple y lo más complicado.

La Universidad ha sido siempre ese faro encendido que ha dotado de luz, de fuego a la humanidad para intentar clarificar el pensamiento de lo humano, dudar lo menos posible.

Porque, no duda aquel que no tiene que responder ante nadie, que sabe que sus equivocaciones no van a tener consecuencia y la capacidad de dudar se tiene desde los albores de los tiempos, desde que se vive en sociedad. Así, el ser humano ha prosperado, ha evolucionado. En realidad la humanidad no ha dejado de ser una duda permanente.

Y para poder discernir, elegir, en definitiva dudar, elegir entre lo uno y lo otro, tenemos la capacidad de adquirir conocimiento para no equivocarnos y si nos equivocamos volver a levantarse y no caer en el mismo error.

Es -el conocimiento- un monstruo que se retroalimenta, a más conocimiento más necesidad de saber. También “La Universidad” la guarida del monstruo, requiere alimentarse con conocimiento, sobretodo, para seguir su otra gran labor; la investigación.

En el próximo año 2018  la Universidad de Salamanca llevará 7.008.000 horas de investigación, de pesquisas, de utilizar el método “prueba y error” para llegar a conclusiones concretas, de poner en duda y del revés todo, de buscar un porqué y preguntarse… y por qué no?

7.008.000 horas de Universidad y su ciudad, Salamanca. De un matrimonio bien avenido, y en varias ocasiones discutido y felizmente siempre superado, descenso de su alumnado, guerras… y por qué no decirlo, la política, -una de sus hijas- cuántas veces ha puesto en el filo de la navaja su necesaria autonomía, su libertad para enseñar y aprender.

Cuántos alumnos ha creado la Universidad, y cuántos maestros sublimes han dejado en ellos su huella, y es que al fin y al cabo “el objetivo del ser humano no es superar a su maestro, o a su progenitor su objetivo es superarse a sí mismo cada día”.

 Y durante 7.008.000 horas es lo que ha intentado hacer la Universidad. ”Superarse a sí misma, haciendo gente superior”.