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Opinión

Crónicas desde mi pueblo

14 julio, 2017 12:20

Tras unos días de asueto disfrutando de la familia alicantina, completé mi recorrido pasando una breve estancia en Villarrobledo con el resto de la familia; mi primo Antonio Navarro y mi amigo Fermín del Prado. No faltó la consiguiente comida y posterior mus; así que Fermín reunió a otros dos amigos de la infancia como Justo Gutiérrez (“el rey de las cebollas”) y Pepe Notario (“el rey de las carreteras”) y echamos una buena tarde en el "Asador Legazpi", a la vera de la ermita de San Cristóbal, (el mus lo perdimos Fermín y un servidor injustamente…).

Dicho esto voy a centrarme en la importantísima evolución que ha experimentado mi querido Villarrobledo en lo que se refiere a la industria con más de 350 empresas en los dos polígonos. Amén de la agricultura y derivados, servicios, etc. Hablamos de una población con casi 26.000 habitantes (2016) y que dispone de un hospital para atender a una población de más de 60.000 habitantes.

Hablamos de un Villarrobledo con 86.000 hectáreas de término municipal (decimoséptimo mayor de España) que cuenta, entre otros, con un auténtico mar de viñas, una descomunal producción de vino y factorÍas de queso con entidad internacional. La antiquísima industria de la tinaja dejó sus huellas y cedió sus barros a una próspera industria siderometalúrgica (cisternas, calderería pesada, depósitos), además de la importante industria del transporte.

Como quiera que uno de mis contrincantes de la partida de mus era Pepe Notario, voy a pormenorizar sobre su industria (Visever) (a pesar de haberme ganado al mus) que destaca por su innovación, su impronta, su insultante juventud y su internacionalidad. Conocí a Pepe Notario, de pintor de brocha gorda, cuando iba por el bar de mis padres (Los Santos) en la década de los 70.

Compaginaba Pepe su profesión con la de árbitro amateur (llegó a pitar en la preferente murciana, porque entonces dependíamos de esta gran región) y tuvo algún que otro sobresalto por esos campos desamparados de Dios, aunque protegidos por la Guardia Civil. Hasta que en los 90, con mucha audacia y visión de futuro, crea lo que hoy alberga a 220 empleados y factura 32 millones de euros.

Se llama Visever y se dedica a la señalización vertical de carreteras por todo el Estado Español y alguno de Sudamérica. También señalización horizontal en pueblos y ciudades. Así que cuando vean señales de tráfico por cualquier carretera, pueblo o ciudad, un porcentaje alto se hace en Villarrobledo de la mano de mi paisano Pepe Notario y sus gentes.

Pero no conforme con esta industria crea otra paralela en los albores del año 2000 dedicada exclusivamente a la fabricación de pinturas para su consumo; aunque superada la crisis está ampliando la producción con materiales novedosos para exportar a numerosos países y suministrar a otras empresas.

Pepe, que ha sobrepasado los 60, dirige todo el emporio empresarial rodeado de sus fieles colaboradores, aunque ya prepara el relevo generacional a través de sus tres hijos: José Angel en tareas administrativas, Carlos en tareas comerciales de la delegación de Murcia y Alberto, el pequeño de la familia, que finalizará pronto sus estudios en alguna especialidad relativa a la empresa.

Así pues uno se muestra orgulloso de ser de Villarrobledo por nacencia, y por estas cosas que relato donde se demuestra que se puede llegar muy alto desde la más humilde condición. Solo hace falta ingenio, audacia y talento. Enhorabuena Pepe Notario.

P.D. Obviamente dejo pendiente muchas cosas buenas de mi pueblo en el tintero imaginario, pero en esta ocasión me marcó mucho la audacia de este pintor que, con tanto talento, ha levantado un auténtico emporio industrial en torno a la pintura.

“El optimismo firme y paciente siempre rinde sus frutos.” Carlos Slim, empresario mexicano