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Opinión

Sobre el 155 y la desaparición de otros problemas

24 octubre, 2017 12:17

En las últimas semanas, a raíz del conflicto que ha surgido en Cataluña, es repetitivo el discurso sobre dicha Comunidad Autónoma, sobre si el Gobierno aplica el artículo 155, sobre la posición del PSOE, Ciudadanos, y las cartas que Podemos escribe a su militancia, en las cuales lejos de aportar soluciones, genera problemas con el partido que dice debe ponerse de acuerdo para desbancar al PP de las instituciones.

Desde el 1 de octubre -y conste que no le pretendo restar importancia, a un problema que afecta a millones de ciudadanos y ciudadanas- parece que ya no existen problemas en nuestro país, en nuestra sociedad.

Parece que, a la sociedad, se le han olvidado los recortes en sanidad, en educación, en investigación, desarrollo e innovación. De repente nadie necesita ayudas a la dependencia, ni tampoco nadie es desahuciado de sus casas, ya ninguna persona pierde su empleo, todos cuentan con salarios dignos que les permiten holgadamente llegar a fin de mes, los universitarios han vuelto a recibir esas becas que les permiten estudiar sin tener que hipotecarse.

Todos esos problemas han pasado a un segundo plano, porque el conflicto en Cataluña es lo prioritario. Pues bien, me temo que, a la sociedad residente en Cataluña, aparte de afectarles lo que el DESgobierno de Puigdemont, Junqueras, la CUP y Forcadell han hecho, convirtiéndose en “Presos políticos”, en “mártires del derecho a votar”, no les afecta nada más. Creo que los buenos señores, los que proclaman la independencia, pero no la proclaman al mismo tiempo, se les olvida que a su famoso lema de “España te roba”, le falta algo de concreción. Por ejemplo, podían añadir que el Sr. Artur Mas, o el Sr. Pujol, también les han robado. Ningún saqueo a las arcas públicas está justificado, provenga del partido político que sea, o de las personas que forman parte del mismo. No es válido el “y tú has robado más”, para justificar los desmanes que las citadas personas han realizado a Cataluña, y al conjunto de la ciudadanía española.

Por otro lado, también comprendo el sentimiento de muchos independentistas, es complejo creer que su verdad, su ideología, su realidad y vivencias no son las reales, cuando de forma insistente han crecido con el mismo lenguaje de “nosotros contra ellos”, los malos son los ciudadanos que no viven o no han nacido en Cataluña.

Particularmente creo que el diálogo siempre es posible, pero siempre y cuando exista voluntad entre las partes. Al hablar de voluntad, no me refiero a decir “pido diálogo”, no, nos equivoquemos. El diálogo requiere llegar a acuerdos, y para alcanzar los mismos, se debe estar dispuesto a ceder, por ambas partes. Si seguimos en el mismo inmovilismo, si el Sr. Puigdemont y el resto de su desgobierno siguen en esas posiciones, mucho me temo que por más que a nadie le guste la aplicación del artículo 155 de la Carta Magna, no quedará otra solución.

No me gusta, no, lo repito, no me gusta que se aplique ese artículo, al igual que no le gusta a ningún socialista, pero tampoco me gusta que desde los sectores radicales independentistas de las últimas semanas, se salten de forma sistemática la legislación, la Constitución que es de todos, y que el Estado de Derecho se ponga en peligro.

Parece que al hablar de palabras tan grandilocuentes como “Estado de Derecho” y “Constitución”, no se tiene en cuenta el problema de las personas que allí residen, que sienten, que se inquietan, se preocupan, no duermen, están alterados por lo que pueda pasar. Precisamente esas palabras, les representan, a TODOS, no solamente a un sector.

Debemos ser capaces de escuchar, de no juzgar, de ser tolerantes, comprensivos. No somos jueces, no estamos en posesión de la verdad absoluta. No podremos resolver el problema si no nos ponemos en el lugar del otro, tanto de un sector, como del opuesto.

La Democracia no es otra cosa que escuchar al otro, respetar sus palabras, sus pensamientos, sin tratar de imponer los propios. Es el arte de a través de las mayorías, del diálogo y de los acuerdos, obtener soluciones a los problemas.

Nadie es preso político bajo una Democracia, en un Estado de Derecho. Los poderes están plenamente diferenciados, aquí nadie está siendo juzgado en los tribunales por su forma de pensar, sino por sus actuaciones, las cuales no se ajustan a la legalidad, por lo que ruego que se deje de malinterpretar aquello que no es cierto, y seamos todos algo más serios con una situación, que a todos nos afecta, y de la cual nadie sale beneficiado.

Necesitamos un mundo más unido, no más dividido. No podemos permitirnos establecer más fronteras que dividan a la sociedad, ya sean ideológicas o físicas. Nos necesitamos para superar los problemas, y confío en que la escasa responsabilidad y sentido de Estado que les pueda quedar a los representantes políticos del Govern de Catalunya, les haga reflexionar, y anteponer sus intereses políticos, y los costes derivados de los mismos, al bienestar general de la ciudadanía. En caso contrario, quienes pagarán los platos rotos, serán los de siempre, aquellas personas más desfavorecidas que solo necesitan soluciones a sus problemas, a los de verdad, la falta de empleo, de sanidad de calidad, de ayuda con sus familiares enfermos, y no a esos problemas que un grupo de políticos han generado, con el objetivo de crear mayor división.

Nadie quiere el 155, fue diseñado para no tener que utilizarlo, porque en una sociedad democrática del siglo XXI, jamás debería haberse planteado una situación, que requiriese de su aplicación, pero mucho me temo que la realidad es mucho más agria, y difícil de digerir.

Si quieren que la sociedad catalana vote, que sea con garantías, convoquen elecciones a la mayor brevedad, y demos voz y voto libre, sin presiones, sin tensiones. Que sea la ciudadanía quien se exprese, a través de los cauces democráticos y legales establecidos, para que ratifiquen a sus representantes políticos en el Parlament de Catalunya.

La Democracia, se define en estas palabras de Voltaire, que conviene tener presentes “No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo".