Tomas-Hidalgo

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Opinión

Las tasas universitarias no son universales

27 noviembre, 2017 15:53

Cuando se habla de las tasas universitarias surge de forma inmediata la capacidad de financiación de las Universidades cuando éstas no representan más allá del 20% del presupuesto universitario

Poco a poco en esta región se mira por la economía familiar a la hora del gasto educativo, porque ha sido con la entrada de Ciudadanos, que ha expuesto en sus exigencias presupuestarias, la necesidad de entender la gratuidad de la Educación en extenso, es decir, que la obligatoriedad en la Educación implica que es el Estado el que debe dotar de todos los medios para su ejercicio, incluido las herramientas de estudio, el material escolar como una parte del sistema gratuito de la educación.

No en vano el carácter gratuito de la Educación es reconocido en la Constitución Española del 78 en el punto 4 del art. 27 que dice: “la Educación básica es obligatoria y gratuita”.

Y esto es así porque la universalización del derecho a la Educación lo ha convertido en un elemento más de los estados modernos, de una condición más de los estados de derecho.

El cumplimiento de los derechos positivizados en la ley debe tener como único coste la voluntad de quien lo cumple.

 Hemos pasado en siglos anteriores de exigir al Estado un derecho subjetivo, “que se  diese a los ciudadanos una Educación pública” para ser con el tiempo, un derecho objetivo, es decir, una norma recogida en la ley y de obligado cumplimiento por parte del Estado.

Así mismo y hasta ahora, hemos entendido que la Educación obligatoria es solo la que se da a partir de los tres años y hasta los estudios preuniversitarios.

Pero leyendo el art. 27 en todos sus puntos, aunque en su apéndice habla de Educación básica ésta no indica o marca los límites temporales de la misma y al incluir en el punto 10 las limitaciones en su autonomía de los centros universitarios, entiendo que este nivel de educación, el universitario, está incluido en el concepto de obligatorio y gratuito que le dota el punto 4 del citado artículo 27 a toda la Educación, incluida como digo la universitaria.

Pues leyendo en profundidad el art. 27 nos encontramos con el apéndice 2 que dice: La Educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales.

Alguien entiende que con la Educación básica entendida como tal, la que se circunscribe a lo antes expuesto, es suficiente para cumplir lo indicado en el apartado 2.

Así pues, nos encontramos con un dilema analizando lo expuesto, ¿es la enseñanza universitaria una obligación del Estado y por tanto, se le puede exigir a los universitarios un dinero por el ejercicio de un derecho, o más directamente, se pueden exigir unas tasas por estudiar, por cumplir una obligación?

Se ha respondido recientemente a esta pregunta con la gratuidad del material escolar en los niveles iniciales de la Educación, como un elemento más de una educación enteramente gratuita, pero como se traduce esa gratuidad en el ámbito universitario o por poner otro ejemplo de la Formación Profesional.

No podemos hablar del material de estudio en el ámbito universitario, porque en este caso el material lectivo está sujeto al derecho de cátedra que tienen todos los profesores universitarios.

Ciudadanos entiende que las tasas no deben significar un elemento que limite la posibilidad de estudiar una carrera y en ese camino se está con el acuerdo alcanzado en los Presupuestos de la Comunidad de CyL y que son las rebajas de las tasas para este año y en años siguientes, cree Ciudadanos que las tasas deben bajar aún más y hay capacidad para ello.

Hablamos del pago de una matrícula para estudiar y por tanto es este el camino, las rebajas de las tasas y una mejor financiación de las Universidades para mejorar el servicio que presta deben ser los objetivos a perseguir.

La pregunta es, deberíamos ir a una Educación universitaria sin tasas, o al menos unas tasas de gestión?

No es una utopía, en Europa hay 13 países en los que la matrícula de grado es gratuita, países como Chipre, Malta, Alemania, Dinamarca, Escocia o Grecia son gratuitas por tanto, el análisis y renovación de  los diversos elementos que influyen en la financiación pueden hacerla factible.

Por ejemplo, los múltiples modelos de financiación universitaria existentes en el mundo en los que la Educación es un derecho.

Según el observatorio del sistema universitario, las tasas en Castilla y León varían entre los 1.852€ euros de un grado en Ciencias de la Salud y los 1.024€ euros de un grado de Humanidades, debo indicar que las tasas de Castilla y León son las segundas más caras de todo el territorio nacional, Cataluña es la más cara 2.372€ para una carrera de Ciencias de la Salud y 1.516€ en un grado de Humanidades.

La tasas más baratas se dan en Galicia donde un grado de Ciencias de la Salud tiene un coste de 836€ y el de Humanidades cuesta 591€.

Otras comunidades tienen precios más baratos entre carreras, por ejemplo en Andalucía, donde el grado de Ciencias de la Salud tiene un coste de 757€ euros solo 79€ de diferencia respecto de la siguiente más barata.

Y sobre una rama de las Ciencias de la Salud voy a centrar el análisis de este artículo de opinión: Medicina y las plazas de la USAL para este curso 2016/17. Y que a la vez es importante para el presente y el futuro del sistema de salud de la comunidad.

Las plazas para el primer año en este curso de Medicina en la USAL son 182 que por ser ampliamente demandadas ya han sido cubiertas con un corte de acceso 12,655 dejando a muchos ciudadanos de CyL sin estudiar en su ciudad de origen.

Recordamos que esta carrera, Medicina tiene un coste por año de estudio de 1.852 euros, pues bien, es ampliamente conocido el gran déficit que supone para esta región la falta de profesionales de la salud en dos ramas concretas de la medicina y que se relacionan con los extremos de edad de los ciudadanos de CyL, los de menos edad con los pediatras, sobre todo los pediatras en el ámbito rural y los especialistas en medicina gerontológica que afecta a la atención sanitaria de nuestros mayores, déficit mucho más pronunciado y que aún irá a más por la negatividad de la piramide de poblacion.

El corte para estudiar Medicina en otras regiones es alcanzado y superado con más facilidad que aquí, ocupando las plazas de las universidades castellanas y leonesas estudiantes provenientes de otras regiones sin ningún tipo de arraigo regional haciendo más complicado que estos alumnos, una vez finalizada la carrera radiquen aquí su actividad laboral por lo que el déficit de profesionales se pronuncia.

Y este es un elemento a tener en cuenta a la hora de fijar en la región y para la región los profesionales de la salud que terminan sus estudios en las universidades de CyL y, es que la falta de un arraigo durante el estudio determina el destino final de estos profesionales.

 Cómo solventamos esta problemática.

Para empezar, debemos doblar las plazas de aquellas carreras con demanda y oferta laboral plausible al finalizar los estudios, cuantos más alumnos de la región estudien en su lugar de residencia más posibilidades hay de que terminen trabajando en la región.

Bajar las tasas es necesario, como ha quedado demostrado, los precios son muy altos en comparación con otras comunidades con las que se llega a triplicar la diferencia y ese debe ser el objetivo de las próximas políticas universitarias.

Vincular la bajada de la tasa a un empadronamiento durante el periodo de permanencia en la Universidad de tal manera que esta población contase al efecto de recibir los emolumentos por parte del Estado es otro modo de mitigar sin bajar la financiación de la enseñanza universitaria.

Para paliar el déficit que podría suponer esa reducción de las tasas respecto de la financiación de las universidades, estas deberían recibir una aportación mayor por parte del Estado y la Comunidad.

Y sobre todo, buscar más medios de financiación poniendo en valor la elaboración propia.

Se pueden hacer tal variedad de actuaciones que todas en su conjunto redundaría en una abaratamiento de los costes de los estudios universitarios.

La cuestión es cuando nos ponemos a ello.