Sobre el suicidio, I
No soy un especialista, ni un experto en este tema, ni en muchos otros, no soy médico, ni psicológico, ni psiquiatra, ni psicoterapeuta. Pero si creo que como modesto observador y escritor, puedo y debo indicar algunas notas o características, quizás, no todas sean correctas, ni positivas, algunas sean erróneas o equivocadas, pero en general, pueden servir, quizás, eso espero, para ayudar un poco a la aclaración o al menos, a la toma de contacto sobre este tema. Ser un modesto observador-pensador-escritor, exige, muchas veces, tratar temas, que son necesarios para la sociedad, aunque las soluciones o datos o conceptos, de quién los escriba, si no son totalmente erróneos, pueden arrastrar un cierto grado de error. Pero creo que asumiendo esto, el que porta la pluma, ahora las teclas del ordenador, y el que lee-observa este escrito, se puedan obtener algunas sugerencias positivas, y si alguna frase, alguna vez, pudiese evitar un desastre como es un suicidio, pues habría servido y cumplido esta serie de artículos sobre este tema, habrían servido mucho más de lo que esperamos.
Todas las sociedades-culturas y la humanidad en general, debe tomar este tema, como otros muchos, como un problema mundial, una pandemia o epidemia, y por tanto, lo primero buscar, estudios y análisis, de lo que sucede y por qué, y después poner soluciones. La humanidad puede hoy, tiene el poder, los medios para combatir dicha realidad, o al menos, hacerla reducir ostensiblemente.
Analizar por qué en algunas culturas y sociedades se producen más que la media mundial, y en otras menos…
Uno, de los escudos más fuertes y serios y profundos, contra el peligro del suicidio en el mundo, es que los humanes aprendan y acepten éticas y morales, a nivel teórico, lo más reales y verdaderas y bondadosas posibles, y después, se les enseñe instrumentos y teorías para como alcanzar esas éticas y morales más correctas, y en tercer lugar, aprender a practicarlas, esos principios en el mundo real. De ese modo, los seres humanos, tendrán más posibilidades de superar de forma correcta, lo bueno que les venga en la vida, lo menos bueno que les atrape en el existir, lo malo que la historia personal o social les acarree.
¿Pero estamos dispuestos a aprender y aprehender una ética y moral más correcta, de las veintenas existentes, desarrolladas a lo largo de la historia, una idolología más correcta del entendimiento del ser humano y del hombre y de la sociedad y de la humanidad y de nosotros mismos…? ¿Estamos dispuesto a enseñarla a los seres humanos, para que la aprendan, cuándo cada década los saberes de sentido, es decir, literarios y filosóficos y religiosos, disminuyen en los currículos de la enseñanza pautada…?
No cabe duda, que durante siglos, en Europa, cuándo el cristianismo era una fuerza mayoritaria en la población, el cristianismo era un dique enorme frente al suicidio. Ahora que está disminuyendo su presencia en la sociedad y en los hombres, pues ese dique se está resquebrajando, y entre otras consecuencias, es el aumento del suicidio en Europa. Cosa contradictoria y paradójica, ahora que Europa vive y existe, la mayoría de seres humanos mejor que nunca, mejor que en siglos anteriores con diferencia, ahora existen más tanto por ciento de muertes por esta causa, de automuerte de individuos…
El ser humano debe vivir en su ambiente social y sociedad, por lo cual, debe cumplir con sus deberes y obligaciones, pero también, debe dedicar un tiempo cada día, en meterse en si mismo, de descansar y en silencio buscarse a si mismo, entenderse y comprenderse a si mismo, y de ese modo buscar lo que es o puede ser.
El hombre y la mujer debe habitarse de forma correcta a si mismo y en si mismo, parafraseando a Benito de Nursia.
El ser humano, entre tantas obligaciones que tiene y busca y desea, es hacerse, teórica y después en la práctica, con buenos y verdaderos valores morales y de conducta. Eso constituirá, diríamos la coraza y el escudo ante los avatares de la existencia. Nadie dude, nadie niegue y nadie olvide que en su vida, tendrá episodios buenos y alegres, episodios tristes y trágicos, y episodios normales y rutinarios.
Por lo cual, el ser humano, debe prepararse para lo bueno, debe prepararse para lo malo, debe prepararse para lo normal y rutinario, debe prepararse para lo trágico. Nadie en esta vida, sea animal, sea humano, no le sucederán aspectos de la realidad, buenos y menos buenos.
Para eso y por eso, tiene que buscar una ética moral, que sea lo más verdadera posible, con conceptos e ideas y prácticas y actos, que le conduzcan al bien y a la verdad, a y en todos los sentidos, y así, cuándo venga lo bueno, sepa alegrarse, y cuándo venga lo malo, aguante y supere el sufrimiento y la tragedia.
Aunque, hay que intentar superar las enfermedades y heridas, ir a los médicos para curarse, seguir sus normas, tomar sus medicamentos, también cuándo venga una enfermedad equis, además de intentar curarse, ser conscientes, que “si una pierna te duele mucho, durante décadas, por lo general, ese miembro del cuerpo, te ha funcionado correctamente, y si ahora, empieza a fallar, no olvides los años y décadas que te ha proporcionado salud, y posibilidades”.
Aunque este consejo o idea parezca baladí y sin importancia, esto permite afrontar esta realidad con otra perspectiva y perspicacia y realidad y entidad. Primero, te prepara a superar o intentar superar las enfermedades y los traumas de la vida y de la existencia, pero también, te prepara como buen deportista, para la época de declive, y que todo, tiene un máximo, y después va hacia un mínimo. Te prepara para saber, que cada etapa de la existencia trae sus condiciones y circunstancias y necesidades. Te prepara a entender y saber y conocer que somos un ser humano, un ser humano, en todo, con lo bueno, bueno en todos los aspectos, menos bueno, en muchos aspectos y realidades.
Puede que estas sugerencias o ideas, no sirvan de mucho, porque cuándo alguien, no está en esa situación, en esos dilemas, quizás estas palabras, sean poca cosa, tengan poco sosiego y tranquilidad, y cuándo, una persona, no está ante esa tentación y peligro, pues quizás, no le dé y no le otorgue importancia a este problema. Pero en fin, es intentar poner una mota de polvo, ante este enorme y dramático problema. Casi ochocientas mil personas al año en el mundo, es una cifra enormemente grande. Es una epidemia, que los humanos deben y tienen el derecho de reducir, igual que se ha solucionado el problema de la viruela. Paz y bien a todos y todas.