Desvirtuemos que algo queda
Desvirtuar es sinónimo de otra palabra mucho más contundente por certera. “Falsificar”. Cuando se intenta falsificar es por que hay algo que valoras o necesitas pero no lo tienes, no lo posees y como no lo tendrás, lo falsificas.
Pero también sucede cuando quieres destruir. El ejército alemán tenía un comando o grupo especializado que se dedicaba a falsificar moneda inglesa e introducirla en el mercado inglés para desvirtuar su economía y así crear más controversia, más dudas sobre la economía que facilitara la destrucción del Reino Unido. “Operación Bernhard” se llamaba.
La historia siempre ha sido importante para el ser humano, desde el mismo momento en el que uno es consciente de su brevedad, saber quiénes somos y de dónde venimos y sobre todo quedar fijado en el consciente general, el escaparate que es la historia esa brevedad, se ha convertido en una necesidad para algunos, en una obsesión para muchos.
La historia enmarca el espacio temporal de todo ser físico o jurídico, por ella sabemos que hemos sido y que somos.
Y no digamos ya la lengua, el idioma, elemento consustancial a la historia no puede separarse ésta de aquella. Sobre aquella se sustenta y se fija esta.
Por ello, cuando quieres destruir algo -como parece que se está haciendo con España- se falsifica su historia, su itinerancia por la vida, hasta hacerla incierta y lo mismo pasa con la lengua, la desvirtuas hasta invalidarla como elemento de comunicación entre la sociedad que se sirve de ella para fijar su historia. para seguir siendo, existiendo.
En los discursos políticos de Ortega y Gasset encuentro con motivo de la valoración que hace de la sociedad de su tiempo, una frase que confirma la importancia que tiene la historia para su supervivencia y que atribuye a Goethe y dice así: “Para hacer algo grande es preciso valer mucho y, además ser heredero de algo grande y fuerte”
Y este país, España es heredera de algo grande, su historia, y tiene algo que vale mucho, su lengua, y que hay partidos políticos, ideologías inanes que están desvirtuando su lengua y falsificando su historia para solo un objetivo, “destruirlo”. Son el “equipo Bernhard” de nuestro tiempo.
Estamos aún a tiempo de evitarlo? O como decía Gasset tendremos que esperar a una generación posterior.