raul martin periodista

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Opinión

El calvario de Podemos

1 abril, 2018 11:13

Decimotercera semana de 2018, Santa, con Salamanca abarrotada de turistas pese al mal tiempo del viernes, que obligó a suspender todas las procesiones de la tarde. Una Semana Santa de estrenos, pero de la que sigo sin entender su estructura, fruto de las rivalidades y afán de protagonismo de cada cofradía y hermandad, cada cual buscando el lucimiento en solitario cuando su objetivo único y primordial es salir a la calle para manifestar su fe.

Por tanto, no se entiende como un sábado antes del Domingo de Ramos puede salir en procesión un Cristo Crucificado. ¿No ha entrado Jesús de Nazaret en Jesuralén y en Salamanca ya lo están matando?, podrán pensar muchos de los turistas extranjeros que nos visitan. Desde años insisto en lo mismo, las procesiones deberían concentrarse entre el Jueves Santo y el Domingo de Resurrección, siguiendo lo narrado en el Nuevo Testamento. Siempre se lo pregunto al presidente de la Junta de Semana Santa, José Adrián Cornejo, y siempre me contesta que es imposible. Pero insisto. Así, se cumpliría con la cronología de la liturgia y al mismo tiempo se haría de Salamanca una ciudad especial para disfrutar de la Semana Santa, con un Jueves y un Viernes Santo con todas las cofradías en la calle, que quienes nos visiten puedan disfrutar de algo singular por doquier, una procesión en cada calle, un cofrade en cada esquina. Salamanca, ciudad de Pasión. Ahí queda el eslogan.

Habrá quienes pongan pegas por la organización de tantos recorridos, pero distribuyendo las horas es perfectamente posible. Querer es poder. Y habrá quienes se pregunten, ¿qué hacemos entonces con lunes, martes y miércoles? Pues potenciar el carácter cultural, social y gastronómico de la Semana Santa. Por ejemplo, ¿por qué no representar la Pasión en la capital como se realiza en los pueblos, caso de La Alberca, Ciudad Rodrigo, Candelario o Serradilla del Arroyo? ¿Por qué no hacer un mercado o feria de dulces y platos típicos de Semana Santa? Son algunas ideas de muchas que se podrían llevar a cabo.

Ideas, y muchas, en la Universidad de Salamanca, que sigue aumentando la lista de eventos y apoyos con motivo del Octavo Centenario. Esta semana se anunció que a finales de mayo la capital charra acogerá un encuentro con más de setecientos rectores de universidades de todo el mundo, pero también que los asistentes a los múltiples congresos podrán degustar el jamón de Guijuelo, único en el mundo, o que la Diputación potenciará la cultura y la investigación, sobre todo en los pueblos y en la agroalimentación, de la mano de la Universidad. Dicen que al nuevo rector, Ricardo Rivero, no le gustan este tipo de fotos, que es más de hechos que de propaganda, pero no le queda más remedio que cumplir con sus cometidos. Que coja fuerzas, porque el año será largo e intenso.

Como intensa es la batalla electoral que ya se vive internamente en Podemos. En una semana de vacaciones para la mayoría de los políticos (no para el alcalde, Alfonso Fernández Mañueco, presente en diversos actos de Semana Santa), la actualidad ha estado marcada no sólo por la última encuesta del periódico ‘El Mundo’, que da más ventaja a Ciudadanos sobre Partido Popular y Partido Socialista, o el anuncio de que el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, y su portavoz en el Congreso de los Diputados, Irene Montero, serán padres de mellizos. También por la votación de la formación morada en Salamanca, al igual que en todas las provincias de Castilla y León, para decidir cómo concurrirá a las elecciones municipales y autonómicas de 2019.

Los militantes de Podemos han hablado con claridad, quieren una coalición de partidos que mantenga las respectivas marcas. En Salamanca habrá lío. Si hay acuerdo, ¿cuál será? ¿Podemos-Izquierda Unida? ¿Izquierda Unida-Podemos?, porque en este caso el orden de los factores y altera el producto. ¿Y qué pasa con Equo? ¿Podemos-Izquierda Unida-Equo? ¿Unidos Podemos y Equo y otras formaciones renuncian a su nombre? ¿Y entonces qué pasa con Ganemos? Su portavoz municipal, Virginia Carrera, aseguraba recientemente en una entrevista con este diario que el futuro de Ganemos lo decidirá la gente. ¿Podemos-Ganemos? ¿Ganemos-Podemos? Insisto en lo ya comentado en pasadas semanas, muchos ‘emos’ para una izquierda con muchos egos y muchas aspiraciones personales.

El futuro de estas coaliciones lo decidirán sus militantes. ¿Y el candidato? En Ganemos el orden de la lista al Ayuntamiento de Salamanca se decidió en unas ejemplares primarias. En Podemos el orden para las elecciones generales lo decidieron en Madrid. Si hay coalición de la formación morada con otros partidos políticos o agrupaciones de electores, ¿aceptará Pablo Iglesias lo que decidan los salmantinos o enviará de nuevo a estrellarse a un paracaidista, como ocurriera con María José Jiménez Cortiñas (ex del PP en Orense puesta a dedo por el aparato nacional) o Jorge Lago (madrileño desconocedor de Salamanca que después fue en la lista para arrebatar el poder a Iglesias)?

En Madrid, según me cuentan, no quieren que el actual secretario general de Podemos Salamanca, Ignacio Paredero, sea el candidato a la Alcaldía. En gran parte de la izquierda charra que no es el Partido Socialista, tampoco. Precisamente su pasado en el PSOE, como el de otros cargos de Podemos en una Izquierda Unida que nada tiene que ver con la actual, de nuevo más relacionada con la corriente comunista, provoca rechazo en las altas esferas de Podemos. Pero Paredero quiere ser candidato a alcalde, al menos con esa intención se presentó a liderar la formación morada en la capital charra. Lo dicho, habrá lío durante los próximos meses. El calvario de Podemos comienza desde esta Semana Santa.

La misma en la que se ha podido ver precisamente a un integrante de este conglomerado de izquierdas presenciando una procesión, y no era de paso porque le pillaran los pasos de la comitiva con el paso cambiado. No. Largo rato estuvo presenciándola, eso sí, desde la lejanía, ¿tal vez para intentar pasar desapercibido? Le tenía por no creyente, incluso anticatólico, pero quizás sólo estaba haciendo de tripas corazón por ver a algún familiar o amigo desfilando en la procesión. Ya saben, se dice el pecado, no el pecador, sobre todo en esta época de penitencia e instrospección. La próxima semana, les prometo más madera.