raul martin periodista

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Opinión

Las próximas elecciones las ganará Hacienda

10 junio, 2018 12:32

Vigésimo tercera semana de 2018, la de los datos del paro de mayo, el mejor en afiliación a la Seguridad Social en una década, con descenso en la lista de desempleados, pero con una letra pequeña, la de un mercado laboral donde para crear un empleo se firman diez contratos, porque cada vez hay más trabajos por días o incluso por horas, y donde hay menos parados también porque muchos jóvenes se marchan a otras provincias con más oportunidades de trabajo. De hecho, Salamanca está entre las diez provincias de España que menos empleo crea.

También fue la semana del inicio de la reconstrucción de la pesquera en el río Tormes junto al puente Enrique Estevan. Atrás quedará la imagen de meses de riachuelo, casi regato, entre toneladas de arena playera y múltiples restos de basura acumulada durante años sin limpieza de las riberas. Y todo por culpa de la eterna burocracia, del incomprensible papeleo que ralentiza todos los procesos, incluso cuando se trata de algo urgente. La burocracia, uno de los grandes males de España y cortapisa para su progreso.

Pero esta semana fue, por encima de todo, la del nuevo Gobierno socialista, que rompe moldes con un Consejo de Ministras. A priori tiene muy buena pinta, un Ejecutivo tecnócrata, donde cada Ministerio tiene al frente a una persona experta en esa materia, incluso el hiperbólicamente ‘memeado’ Maxim Huerta. Atrás parecen quedar tiempos, por fin, de paradojas como ver a una cirujana al frente del Ministerio de Fomento, como ocurrió con Ana Pastor. Sería para dar buenos tijeretazos y anestesiar la inversión en infraestructuras… El nuevo Gobierno trae aire fresco, pero podría quedarse varado si el capitán del barco saca a relucir su yoísmo y la improvisación continua de las que hasta ahora siempre ha hecho gala. Y en el horizonte, no se olvide, esperan los nubarrones de los socios en la moción de censura. Ahora la euforia es máxima, pero ya vendrá Podemos con sus exigencias, y aún así no serán suficientes, votos, necesitará a Bildu y su cohorte de simpatizantes etarras y los independentistas de Esquerra Republicana de Catalunya y Partido Demócrata Europeo Catalán (la mutada Convergencia i Unió tras los múltiples escándalos de corrupción) o los interesados del Partido Nacionalista Vasco. Porque insisto, ¿se piensa Pedro Sánchez que va a sacar adelante leyes y presupuestos sin nada a cambio?

La política es fiel reflejo de la sociedad actual, de este mundo tan globalizado como célere, donde de la noche a la mañana todo cambia radicalmente. Hace una semana en el PP salmantino se hablaba de la sucesión de Alfonso Fernández Mañueco y de cómo hincarle el diente a Ciudadanos para frenar su auge electoral, ahora las gaviotas charras están más pendientes de saber aliarse con el bando correcto mientras vuelan los cuchillos a nivel nacional. De cara al público intentan ridiculizar al nuevo Gobierno socialista de ‘celebrities’, pero en sus corrillos internos prima el ‘y tú de quién eres’, temiendo una situación del PP como la de finales de los ochenta, cuando estaba hundido hasta que apareció el salvapatrias José María Aznar. El presidente de la guerra ya es hasta vilipendiado por los suyos y no se vislumbra una figura con tal fuerza como antaño. ¿O tal vez sí? De las tierras del oeste siempre surge un valeroso caballero que aúna las huestes hacia un enemigo común. Mientras los soldados se encuentran cual futbolista noqueado, deseando que llegue ya el verano para tomar un respiro y aclarar ideas, él coloca las piezas sobre el tablero para contraatacar, con la catapulta preparada por si llega el ansiado momento. Que se preparen todos los cargos públicos del Partido Popular de Salamanca, les esperan dos años de oposición al Gobierno desde las instituciones municipales.

Hace una semana el PSOE salmantino miraba con preocupación a las encuestas que le situaban casi a la par que Podemos, y su consecuente reflejo sobre unas elecciones municipales a la vuelta de la esquina, pero ahora sus cargos están eufóricos. Y eso que la mayoría de militantes socialistas charros se decantó por Susana Díaz en las primarias, sobre todo la ejecutiva provincial, y anteriormente por Eduardo Madina. Hasta dos veces negaron a Pedro, pero no habrá una tercera antes de que cante el gallo. La composición del nuevo Gobierno ha hecho que la incertidumbre tras la moción de censura con ayuda de peligrosos socios se haya transformado en esperanza de ver una gestión que pueda beneficiarles dentro de un año en las urnas. Esa gestión tiene cuentas pendientes muy importantes con Salamanca. En los Presupuestos Generales del Estado para 2018 se contempla el inicio de las obras de la electrificación ferroviaria hasta Fuentes de Oñoro, o el arreglo de las maltrechas autovías, sobre todo el tramo entre Guijuelo y Sorihuela. Y cuando llegue 2019 hay un político socialista que tendrá una importante responsabilidad. El diputado David Serrada no ha parado de criticar la gestión ferroviaria del Gobierno y realizar múltiples propuestas. Ahora gobiernan los suyos. Veremos si el Ejecutivo atiende las demandas del PSOE charro o Serrada es otra mera comparsa para calentar un sillón en el Congreso. Populares como José Antonio Bermúdez de Castro se movieron por Salamanca para lograr importantes proyectos. Y qué decir del ministro socialista Jesús Caldera. En el tejado del ahora diputado socialista está ahora la pelota. El tiempo lo dirá.

Tiempo que parece ir siempre en contra de Ciudadanos. En los comicios generales la campaña se les alargó más de la cuenta y el flato electoral los relegó fuera del pódium. Ahora, con las encuestas a favor y esperando con tranquilidad al momento de ejercer el derecho a sufragio, la euforia se ha transformado en incertidumbre con un proceso inversamente proporcional a los sentimientos socialistas. Por si fuera poco, el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez es lo que siempre ha defendido Albert Rivera, un ejecutivo tecnócrata, de grandes expertos con madera de buenos gestores, y no trepas de la política en busca de vivir muy bien a costa de los demás. Así que Ciudadanos de momento no puede poner reparos al Gobierno socialista. Veremos a ver cuando las ministras y ministros deban demostrar que son algo más que un nombre. Los naranjas salmantinos han recibido instrucciones precisas desde Madrid y saben cómo actuar. Están convencidos de que el tiempo que tan malas jugadas les está pasando ahora sí, a la tercera, la vencida, les favorecerá. Que en estos meses el PP se despellejará y les servirá en bandeja al electorado de centro derecha, mientras que el PSOE patinará y será Zapatero 2.0., sirviéndoles en bandeja al electorado de centro izquierda. A ver si de tanto esperar se les quema el guiso. Ahora se verá quién vale y quién no en Ciudadanos, también en la provincia de Salamanca, si mientras son oposición también se muestran como alternativa para gobernar. Pues tiempo al tiempo.

Todos los partidos se mueven entre sensaciones y gráficos. Entre sentimientos y encuestas. Pero las elecciones se decidirán por otros números, los de Hacienda. El hastío generalizado hacia el Gobierno de Mariano Rajoy no se ha cimentado en la corrupción. Ha sido más bien el desencadenante de un cabreo mayoritario latente. Ése es el que realmente decanta las encuestas. Desde hace más de un año el Ejecutivo se empeñaba en asegurar que la recuperación económica había llegado, que lideramos el crecimiento de la Unión Europea, pero los sueldos de los funcionarios siguen siendo los mismos, los de trabajadores de la empresa privada casi congelados, y sobre todo, autónomos, pymes y familias fritas a impuestos por doquier. Por si fuera poco, Hacienda hurgando en las cuentas de los contribuyentes mientras se suceden los procesos judiciales sobre corrupción en todos los partidos políticos y se suceden los corruptos y ladrones que se ‘van de rositas’, con sentencias tan ínfimas como ridículas. Pagar, pagar y pagar. Es lo único que hacemos los españoles. Si encima llegan cartas de Hacienda revisando declaraciones de hace cinco años, con sanciones por errores ajenos al propio contribuyente, a quien encima se pretenden cobrar intereses de demora por algo que desconocía y por tanto no ha podido demorar conscientemente, pues ya se riza el rizo. Conozco varios casos de este tipo. Así que si el PSOE afronta la diaria sangría fiscal hacia los contribuyentes con otro rumbo podrá inclinar de nuevo la balanza hacia su lado. Los políticos parecen olvidar que el bolsillo al final decide el movimiento de la mano hacia las urnas.

También parecen olvidar rencillas pasadas e historias oscuras. Que se lo digan a una política socialista que esta semana compartía terraza con un popular antaño salpicado por la corrupción. O a un naranjito que compartía risas y confidencias con un podemita de la lista negra de Ciudadanos. O a una gaviota merodeando sobre un corrillo naranja donde había alguien con quien mantuvo un agrio enfrentamiento años ha. Pero ya saben, se dice el pecado, no el pecador. La próxima semana les prometo más madera