Castilla y León

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Opinión

Salamanca, derbi de categoría

25 junio, 2018 17:21

Cuando la pasión puede más que la discordia. Así podría titularse este capítulo. Salamanca rebosa fútbol por los cuatro costados y sus ganas de disfrutarlo de nuevo en la élite son incontenibles. Cinco años han pasado desde la desaparición de la Unión Deportiva Salamanca. Entre todos la mataron y ella sola se murió. Después, un rosario de reproches, disputas judiciales por la herencia y un sentimiento quebrado que ha partido a la ciudad en dos.

El Helmántico, el escudo, las marcas... la razón. Los caballos de batalla entre Unionistas de Salamanca y el Salmantino UDS han sido muchos y la lucha, en ocasiones, encarnizada. Pero este lunes, 25 de junio, la capital del Tormes amanece con dos clubes en el fútbol profesional. En la categoría de bronce, la Segunda División B. Exactamente el punto preciso en que la Unión, cuyo legado ha desunido tanto, dejó de existir como entidad competitiva.

Sin embargo, de aquellas cenizas, de su espíritu, ha nacido una rivalidad que ha retroalimentado a los dos clubes y que los ha hecho mejores a ambos. Una mecha prendida que mantiene la exigencia al máximo y un espejo irrenunciable que les obliga a verse cada día más fuertes. Y se gustan. Casi contando sus temporadas por ascensos, los dos se han plantado en la B dibujando trayectorias que asustan. Que ilusionan. Que inflan los pulmones de la ciudad hasta sus topes para exhalar cada domingo cánticos de aliento.

Cánticos, que incluso algunos comparten, y que erizan la piel. Al menos ésta. En el Helmántico y en Las Pistas. Porque la afición de la Unión Deportiva Salamanca se ha reinventado hasta tal punto que le sobra energía para empujar a dos clubes tan distintos y distantes con un viento de cola que los lleva en volandas. Enemigos íntimos. Todo el mundo tiene un bando. Quien más y quien menos. Pero muy pocos apostaban por la coexistencia de dos clubes de gran magnitud en una ciudad como Salamanca. Y ahí los tienen.

Las apuestas sobre la desaparición de unos o de otros, la viabilidad económica de los proyectos, los estadios viejos o nuevos, la identidad. Todo es una bomba de humo que resulta insignificante ante el verdadero juez que rige todos estos destinos. El balón. No duden. Es el juego quien ha colocado a Unionistas y Salmantino en Segunda B. El deporte. Jorge González 'Astu' y Pablo Cortés, sus jugadores. Lo acontecido en 24 horas de gloria para el fútbol salmantino se debe solamente al trabajo bien hecho. Menudo descubrimiento.

Insisto en que no se trata de repartir razones. Y menos con tanto pescado vendido, tanta moto publicitada con malicia y tanto trecho recorrido hacia los extremos. Creo que hay margen para soñar. Para construir un derbi de categoría nacional. De morbo sano. De ni contigo, ni sin ti. De esos que el aficionado medio identifica cada agosto con el calendario recién salido del horno. Sin violencia, ni desprecio. Con ferviente deseo de ruina deportiva para el de enfrente, pero con respeto de caballeros. Cuestión de honor.