Castilla y León

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Opinión

El PP también se despuebla

5 julio, 2018 16:08

Vigésimo sexta semana de 2018, la de los datos de población residente en Salamanca a 1 de enero de 2018, que vienen a confirmar la continua despoblación por la mayor emigración de jóvenes, y la de las plagas de insectos y serpientes. No. No hablo de los políticos, que sé que muchos de ustedes es en quienes primero han pensado. No sean tan malvados, aunque la provincia charra cada vez tenga menos personas y más bichos.

Menos afiliados es lo que parece tener el Partido Popular, que siempre ha defendido que su militancia rondaba las 800.000 personas en España, pero para las primarias que elegirán al sucesor de Mariano Rajoy sólo se ha apuntado el siete por ciento. ¿No será que esos 800.000 eran como los puestos de trabajo que en su día dijeron Felipe González y Alfonso Guerra que crearían desde el Gobierno? “Ochosientos mil” y “a España no la va a conocer ni la madre que la parió”. Al PP, a este paso, tampoco, porque se despuebla a marchas agigantadas. Ahora bien, ¿será flor de un día o una espiral duradera? Dependiendo del nombre elegido para la presidencia nacional dependerá el futuro de un partido cuyos reinos de taifas y rencillas latentes se han hecho públicas sin piedad. Y eso, a medio plazo, supone pérdida de apoyo electoral si no hay un líder o lideresa que cierre heridas y facilite que todos entiendan aquello de borrón y cuenta nueva.

En este proceso el PP de Salamanca muestra una férrea y encomiable neutralidad. En corrillos particulares sí muestran sus preferencias las gaviotas, y ahí gana por goleada Soraya Sáenz de Santamaría, por aquello de subirse al carro ganador de las encuestas. Pero en público, silencio total. La ex vicepresidenta del Gobierno pasó esta semana por Salamanca, acompañada, entre otros cargos provinciales y locales, por el presidente autonómico y alcalde de Salamanca, Alfonso Fernández Mañueco (mientras María Dolores de Cospedal, de quien dicen ha sido siempre protegido, estaba a la misma hora en Valladolid), y por el diputado nacional por Salamanca y secretario general del Grupo Parlamantario Popular, José Antonio Bermúdez de Castro, brillante orador por cierto, que cuenta con las simpatías de Génova por su labor negociadora con otros partidos y a quien damos la enhorabuena por su reciente matrimonio. Por cierto, dicen que en esa boda Rajoy anunció su marcha para volver a ser registrador de la propiedad y a partir de ahí se desencadenaron los pasos adelante que dieron varios candidatos y el paso atrás de Alberto Núñez Feijóo. En este caso, más que cuatro bodas y un funeral sería una boda y cuatro funerales... políticos, claro.

Uno de los que dijeron aquí estoy es el palentino de nacimiento pero abulense de adopción Pablo Casado, quien también pasó por Salamanca esta semana. Menos concurrencia que Soraya y sin paseo mediático hasta la Plaza Mayor, pero con el mismo apoyo desde la dirección provincial, haciendo gala de su neutralidad. Mañueco ese día estaba en Valladolid, asistiendo como procurador al último debate sobre el estado de la región en las Cortes de Castilla y León. Vamos, despidiendo a Juan Vicente Herrera, pero sólo en estas lides, que el presidente de la Comunidad Autónoma no adelanta su marcha ni con agua hirviendo, para lástima del alcalde de Salamanca, a quien los aconteceres nacionales en el PP están trastocando sus planes. La incertidumbre en este partido es total. Pero es que la política es así ahora, cambia de la noche a la mañana, y quienes ayer reían hoy lloran, y viceversa. Un día estás en La Moncloa preparando un encuentro con el presidente de Estados Unidos y dos semanas después eres registrador de la propiedad en un pueblo de Alicante.

Ríen desde el Partido Socialista de Salamanca tras la moción de censura que les devolvió el Gobierno de España. Ríen en público, porque en privado muchos manifiestan ya sus dudas y sus miedos ante la política de Pedro Sánchez. Cuando la creación de empleo y la mejoría de las condiciones laborales y sociales de los españoles debían ser la prioridad, sólo se habla de acercamiento de presos de ETA, de excarcelación de terroristas, de reuniones con especuladores, liberación de los políticos catalanes presos por delincuentes (que no presos políticos, no confundir términos), traslado del cadáver de Franco desde el Valle de los Caídos y llegada en masa de inmigrantes desde los puntos más recónditos del Mediterráneo por un nada calibrado efecto llamada. Así, estas espinas pinchan a las rosas charras, que ven cómo no cicatriza la herida que les impide florecer, que esas espinas pueden rasgar los pétalos que están construyendo en Salamanca con buenas iniciativas y un proyecto para la provincia que apunta buenas maneras.

Mientras, en la izquierda de la izquierda ya ha comenzado el juego de tronos del Frente Popular de Judea (recuerden la escena de la película ‘La vida de Brian’, cómo un 1% es capaz de enfrentar a quienes comparten el 99% restante). Las facciones que les he comentado durante los últimos meses comienzan a vislumbrarse, porque recuerden, a nivel nacional y autonómico Podemos e Izquierda Unida han acordado concurrir con una candidatura conjunta a las elecciones municipales y autonómicas de 2019. Unidas Podemos-IU-Equo se llamarán. Pero en Salamanca IU no es la misma y está dentro de Ganemos, al igual que Equo, y Ganemos no perderá su marca, que ya tiene un nombre y tres años de trabajo, cuatro cuando lleguen las elecciones, para evaporarse dentro de Podemos. Y recuerden, cargos de Ganemos están enfrentados con quienes ahora dirigen Podemos en Salamanca, un ex militante del Partido Socialista y un ex dirigente de Izquierda Unida, pero la otra IU que no es el Partido Comunista. Vamos, el galimatías de siempre en la izquierda de la izquierda, con un enemigo común pero cada uno quiriendo imponer su foma de acabar con él. Algunas agrupaciones políticas dentro de Ganemos ya se están manifestando públicamente. Por ejemplo, Alternativa Republicana Salamanca.

En un comunicado, reivindica que Ganemos “ha sido un proyecto fructífero a pesar de las dificultades experimentadas para funcionar” y define a la agrupación de electores como “una verdadera oposición”. Por eso, “es un proyecto que puede y debe crecer y mejorar”, que debe “mantener la autonomía”, frente al acuerdo nacional entre Podemos e Izquierda Unida, que “socava la pluralidad y riqueza que ha sido el núcleo y la fuerza de Ganemos Salamanca”, “presentando fórmulas cerradas que sólo se pueden acatar o rechazar”. En resumen, “presentarse en 2019 con otro nombre que no sea Ganemos Salamanca” sería “un gravísimo error”. Zas, en toda la boca, que dicen ahora los adolescentes.

Hablando de Ganemos, su concejal en el Ayuntamiento de Salamanca y diputado provincial, Gabriel de la Mora, se ha librado de momento de ser juzgado por presuntas injurias y calumnias a agentes de la Policía Nacional, hecho por los que se enfrenta a dos años de cárcel. Casualmente el otro acusado que le acompaña ha cambiado de abogado, así que el nuevo letrado debe preparar la defensa y el juicio se pospone al menos hasta septiembre. Si se trata de una estrategia es un craso error. Si lo que se propone es acercar la vista oral a las elecciones para presentarse como una víctima del sistema, un mártir político, se estaría equivocando y su formación política lo pagará caro en las urnas. Porque, como se dice coloquialmente, les van a dar hasta en el carné de identidad. El tiempo, ese juez insoslayable, nos sacará de dudas.

Y hablando de deserciones, espantadas y escisiones en partidos, se dice que dos importantes políticos de PP y PSOE se han ofrecido durante las últimas semanas a formar parte de las listas de Ciudadanos en 2019. Pero ya saben, se dice el pecado, no el pecador. La próxima semana, les prometo más madera.