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Opinión

De larva a crisálida. ¿Llegará la mariposa?

25 julio, 2018 16:51

  Ya tenemos nuevo presidente en el Partido Popular, en el PSOE y, los otros, ya venían fijados de antes. Con esto, podemos decir que la parrilla de salida está preparada para la competición y, si te fijas un poco, todos los atletas tienen el mismo perfil de jovencitos con inglés y sin experiencia profesional, pero altamente preparados en las procelosas aguas de la política en las que han aprendido a comunicar, utilizar la foto, el plexiglás y el colorín y de la que, ab initio, han salido impolutos… por ahora.

Eso podría ser cierto, si no fuese porque estamos pendientes de comprobar si el cambio en el PP es o no significativo, presenta o no un cambio de etapa o resulta, únicamente, una transformación cosmética y, simplemente, queda en que se quitan dos o tres caras arriba del todo y el resto sigue igual, o si se produce una auténtica mutación, pues en uno u otro caso la partida será diferentemente definida.

Para saber si la metamorfosis es real, se requiere un mínimo tiempo en el que comprobar que el proceso se inicia, se desarrolla y se produce a lo largo del tiempo hasta conseguir la crisálida de la que surgirá el nuevo PP.

La larva aparenta que se desarrollará ese cambio, que se expresa en los discursos, en los modos y en las fotos de Casado. Parece que, en los primeros estadios de la larva, esa transformación es cierta; pero, hasta que no se produzca el paso a crisálida, con la renovación en las Autonomías y Provincias, no podremos comprobar que fuerza tiene ese movimiento, si su poder es cierto, y si el proceso de mutación se realiza.

En ese momento de crisálida, podemos comprobar si los caciques autonómicos están o no dispuestos a asumir la nueva forma de hacer, trabajar y actuar, así como si, realmente, Casado, está por la labor de que esas nuevas formas se implementen de manera efectiva o es un simple canto al sol.

En Andalucía no hay tiempo para el cambio, de forma que Bonilla no será el test de la “veritat”; pero, a partir de ese momento, la pregunta es ¿se van a repetir los congresos autonómicos celebrados hace 4 días? ¿Se van a imponer los cambios que Casado considera oportunos? ¿Se asumirán esos cambios pacíficamente? Esa es la auténtica costura y trabajo de integración que se debe de realizar sin perder de vista lo prometido, pues una nueva traición a la ilusión generada por Pablo, sería mortal para la formación.

¿Apostamos pincho de tortilla y caña a que Casado mantendrá algunos de los barones autonómicos, exigiéndoles a estos cambios profundos en sus ejecutivas y sobre todo que estos impongan la regeneración en las diferentes Provincias? Si esta apuesta la gano la siguiente sería ¿los barones se plegarán a las directrices marcadas por Génova?

En Castilla y León, Herrera apostó por Pablo y ganó, pero el nuevo Presidente autonómico lo hizo por Soraya y perdió ¿Se atreverá Mañueco a no aceptar las indicaciones de Génova? Dependerá del peso y solvencia de sus consejeros ¿Qué peones está dispuesto a perder el PP de Castilla y León en una disputa con Madrid? ¿Madrid cumplirá su promesa de regeneración y la impondrá o se plegará a los caciques autonómicos o a los aprendices de Al Capone de las provincias?

En esa disputa se la juegan todos, pero precisamente se la juegan también el resto de jugadores del tablero que ya tenían repartidas las fichas y pueden ver cómo se les desbarata la jugada. Por eso, en Cs. están tan nerviosos, los del PSOE se alteran y pretenden ser augures de lo que debe de hacer Pablo Casado.

Cuanto más le critiquen, más nerviosos estén, más intervengan donde no les llaman tanto, los de Cs como el PSOE, más claramente ha acertado el PP. Esperemos que lo vean claro en las bases y fumiguen la ponzoña.