Castilla y León

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Opinión

Los daños colaterales de la política nacional

23 septiembre, 2018 11:31

Trigésimo octava semana de 2018, la de otra visita de los Reyes de España, que a este paso van a tener que fijar su segunda residencia en Salamanca. Agradecidos los charros por tanta presencia de Felipe VI y Letizia Ortiz, no tanto los medios de comunicación, que deben soportar la exacerbada actitud de su séquito de seguridad y protocolo, totalmente desacompasados con el progreso de la sociedad. Menos mal que los monarcas son como son y facilitan la labor informativa, pero sobre todo el acercamiento a quienes pasan minutos, a veces más de una hora, esperando para solo verles unos segundos.

El Octavo Centenario de la Universidad de Salamanca está propiciando la asiduidad de los Reyes a la capital charra. ¿Será la última? Según me comentan desde la institución académica, no se prevé un gran evento de clausura de los actos por los ochocientos años del Estudio Salmantino, y eso deja una pregunta en el aire. ¿Está pasando desapercibido el Octavo Centenario para el conjunto de Salamanca? Acostumbrados a los grandes fastos del alcalde Julián Lanzarote para aprovechar alguna efeméride, parece que 2018 pase de puntillas por la ciudad. Pero ni mucho menos. Sólo hay que echar la vista atrás para repasar los congresos y reuniones que ha acogido Salamanca, de primer nivel internacional, con los mejores expertos mundiales en cada materia. A lo que han añadido citas culturales de primer nivel (Bob Dylan tocó en Salamanca gracias a la Universidad) y deportivas (ayer mismo la carrera del Octavo Centenario y recientemente la Vuelta Ciclista a España). Un programa para mejorar la imagen de la Universidad y atraer estudiantes, pero también para agrandar un prestigio que repercuta en más fondos para investigación, por ejemplo, no para autobombo del político de turno.

Eso fue el martes, pero la semana comenzó con las tiranteces entre Ciudadanos y Partido Popular por unas declaraciones del alcalde, Alfonso Fernández Mañueco (hoy no toca hablar de la cercana sucesión, aunque sea uno de los temas de conversación en los corrillos políticos). La formación naranja acusa a los populares de buscar rédito electoral de sus propuestas. ¿Y qué esperaban cuando permitieron en 2015 que gobernaran? Máxime cuando ya estamos en precampaña aprovechando la tempestad nacional, porque las gaviotas buscan remontar el vuelo siguiendo a Pablo Casado ahora que se libera del peso de la justicia sobre su máster, los naranjitos quieren impedirlo mientras su líder Albert Rivera continúa como el mejor valorado entre los votantes, las rosas siguen pichándose con las propias espinas de Pedro Sánchez ‘El ocurrencias’ (Cum Fraude también comienzan a apodarle por su paupérrima tesis) y los podemitas al acecho de los patinazos socialistas para volver a construir en torno a Pablo Iglesias su discurso apocalíptico que cale entre los votantes de centro izquierda cabreados y decepcionados.

La política nacional, para bien o para mal, repercute en la provincial. El PP intenta aislar a Ciudadanos, que parezca un partido inactivo que sólo se mueve al compás de Rivera y no hay nada más detrás, para no perder votos en las próximas elecciones municipales y autonómicas entre el centro derecha. “Antes la duda era saber por cuánto ganábamos, ahora es si vamos a ganar”, afirmaban entre bambalinas esta semana varias gaviotas de altos vuelos.

Mientras, en Ciudadanos están dedicados al reclutamiento, con el objetivo de lograr el mayor número posible de listas en los municipios, votos que en algunos pueblos serán intrascendentes, pero teniendo en cuenta que generalmente la papeleta blanca y la marrón llevan las mismas siglas, cuantos más sumen para las autonómicas, más procuradores podrán meter en las Cortes de Castilla y León con el objetivo de ser fundamentales en la formación de gobierno, ya sea con PP o con PSOE (la relación de dependencia, en un sentido u otro, la decidirán las urnas).

En el PSOE también están enfrascados en definir los candidatos para los 362 municipios de la provincia de Salamanca. ¿No nos vais a dejar descansar un poco después de las fiestas de los pueblos y las Ferias de la capital?, le preguntaba ayer a un dirigente socialista. “En octubre estamos ya a la carga”, aseguraba mientras se mostraba muy esperanzado con la elaboración de las listas, pues las rosas charras han vuelto a florecer y buscan conformar un jardín que fue podado a la fuerza hace casi un cuarto de siglo y desde entonces sólo hay césped, arbustos y brotes de mala hierba que aguantan incluso la fumigación.

También pasó por Salamanca esta semana el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, para inaugurar el curso en Educación Secundaria y artes plásticas. En el Conservatorio Superior de Música le esperaban las autoridades charras. A Mañueco le preguntó por las fiestas, recién concluidas, y el primer edil destacó que todavía estaba asombrado desde el día anterior con la forma de torear de Roca Rey. En la plaza de La Glorieta estuvo junto al ex ministro Íñigo Méndez de Vigo, persona de confianza de Soraya Sáenz de Santamaría, a quien votó el PP charro mayoritariamente en las primarias en lugar de Casado o Cospedal, pero la misma que un año antes prefería a Antonio Silván como presidente del PP de Castilla y León, en lugar de Mañueco, y ahora ella está fuera de la política y los demás siguen. Así es el actual Partido Popular, la casa de los enredos, pero mejor no mencionar la bicha, que la enredadera sigue expandiéndose por Castilla y León. Quizá para no enredarse Herrera no habló a los medios de comunicación en Salamanca y se limitó al discurso oficial.

Oficial, y muy emotivo, fue el Día de la Provincia de la Diputación de Salamanca para terminar una intensa semana. Homenaje a la Constitución Española al cumplir cuarenta años y sobre todo a los parlamentarios, diputados y senadores, que participaron en la Transición (Alberto Estella, Salvador Sánchez Teherán, Manuel Delgado Sánchez-Arjona y Francisco Vicente, y los ya fallecidos Jesús Esperabé, José Luis González Marcos, Vidal García Tabernero y Ángel Zamanillo). Hoy en día casi no hay políticos con sentido de Estado como aquellos, capaces de sentarse a la mesa para negociar asuntos donde las posturas parecían irreconciliables, anteponiendo los intereses generales a los particulares. Hoy en día predomina el márketing, la imagen, el postureo, el chupar del bote sin dar un palo al agua, el quítate tú para ponerme yo haciendo aún menos… Pero al contemplar aquella época de evolución desde una dictadura hasta la democracia conviene no olvidar que la palabra transición es eso, el cambio de un estado, al fin y al cabo un estado intermedio. La Transición fue (pasado), no debe seguir siendo (presente), un pasado para evolucionar sobre él, no para perpetuarlo. Como tampoco deben perpetuarse los políticos en sus cargos. En el patio de La Salina había aroma a despedida para muchos alcaldes, pero hay otros políticos que no se van ni con agua hirviendo. Buena culpa de lo que le ocurre a Salamanca la tienen ellos.

Y como han pasado tantas cosas esta semana que además lo fue de la movilidad, con el Día Sin Coches, también hay lugar para los chascarrillos de políticos. ¿Quién debe regresar a la autoescuela después de saltarse dos semáforos en rojo en María Auxiliadora? ¿Quién cruzaba los dedos cuando los Reyes de España se acercaban a su lugar porque es republicano pero está obligado a acudir a este tipo de actos? ¿Qué diputado le echó una buena bronca a un alcalde durante un apartado del Día de la Provincia en el palacio de La Salina? ¿Y a quién llaman ‘la paseante’ porque está todo el día con el perro por plazas y parques en lugar de a sus labores? Pero ya saben, se dice el pecado, no el pecador. La próxima semana, les prometo más madera.