Castilla y León

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Opinión

El dilema del conglomerado de izquierdas y el nerviosismo del PP

18 noviembre, 2018 10:47

Cuadragésimo sexta semana de 2018, la del juicio a Gabriel de la Mora, concejal en el Ayuntamiento de Salamanca y diputado provincial de Ganemos, por injurias y calumnias a dos agentes de Policía Nacional, a quienes llamó torturados a través de la red social Facebook. El justiciero ajusticiado, el abogado que ve corrupción del Partido Popular hasta debajo de las piedras, no sentado en el estrado acusador, sino en el banquillo de los acusados por un exceso verbal impropio de un conocedor de las leyes y sobre todo de un cargo público.

En su defensa argumenta que es libertad de expresión y todo responde a una estrategia del PP y su ‘Ley Mordaza’ para callar a Ganemos. No piensa lo mismo el fiscal, que esperó al desarrollo del juicio y, tras ver los hechos y la actitud de este Lucky Luke de la política salmantina decidió solicitar un año de cárcel y otro de inhabilitación como cargo público. Además de una reprimenda por deber ser defensor de la Justicia, no juzgado por ella.

Gabriel y quienes acudieron a los Juzgados para darle palmaditas en la espalda aseguran que el fiscal también es sospechoso de pertenecer a la conjura contra Ganemos, agrupación de electores, por cierto, que no pide cuentas a su concejal y diputado porque no es juzgado por corrupción. Toma ya. Pues nada, para Ganemos tiene vía libre para agredir a una persona o robar en un supermercado, porque como no es corrupción ni prevaricación… ¿Ésta es la política que quieren implantar en Salamanca? ¿La casa de tócame Roque? ¿La ley del embudo? ¿La paja en el ojo ajeno? Un cargo público debe dar ejemplo. La mujer del César, además de honesta, debe parecerlo (también se emplea en este dicho la palabra casta, ese que siempre criticó Podemos y ahora sus máximos dirigentes se han convertido en ella, porque poderoso caballero es don Dinero y criticar en la chupipandi de la facultad es muy fácil). El debate está ahí, ¿es libertad de expresión la rajada de Gabriel de la Mora? La libertad de uno, hasta la de expresión y opinión, termina donde comienza la libertad y los derechos de otro. Y en este caso, el concejal y diputado de Ganemos se excedió al acusar a dos policías de un delito. ¿Pensará lo mismo el juez? En breve saldremos de dudas.

Dudas precisamente fue las que despejó Pablo Fernández, secretario general de Podemos en Castilla y León, con toda la confianza del líder nacional Pablo Iglesias para formar candidaturas de cara a las elecciones municipales y autonómicas de 2019. El mensaje es claro: Podemos sólo confluirá con otros partidos si su nombre aparece bien visible en la marca. Y ahí choca con las pretensiones de Ganemos Salamanca, que tiene todo el derecho a volverse a presentar tras lograr cuatro concejales y un diputado provincial hace cuatro años. Pero en Ganemos no están por la labor de ser apellido de Podemos, y en Podemos tampoco por ser apellido de Ganemos. Volvemos al Frente Popular de Judea y el Frente Popular Judaico, con el mismo objetivo, derrotar a los romanos (PP), pero con distintos medios, y sobre todo soldados para lograrlo.

Precisamente el secretario general de Podemos Salamanca, Ignacio Paredero, estaba detrás de Gabriel de la Mora durante su juicio, formando parte del público de apoyo al edil de Ganemos. De la Mora comenzó hace un lustro formando parte de Podemos, o al menos así comparecía en ruedas de prensa, pero después se convirtió en un verso suelto. Verso que ahora sobra de la rima que Podemos estaría dispuesto a entonar con Ganemos, Izquierda Unida y Equo. Pero en Podemos hay quienes (sobre todo en la dirección autonómica) no quieren que Gabriel de la Mora forme parte de una lista unitaria, y desde Madrid, a su vez, no ven con buenos ojos a la dirección de Podemos Salamanca y les sobra Ignacio Paredero en la lista. Pero también me dicen que tampoco ven con buenos ojos a la actual portavoz municipal de Ganemos, Virginia Carrera. Ello se une a que en parte de Ganemos no hay sintonía con Paredero, ex del PSOE, ni con una de sus manos derechas, Álvaro García, ex dirigente de Izquierda Unida. Y en Izquierda Unida actual recelan de Álvaro y apoyan totalmente a Ganemos con Virginia al frente, además de no ver con buenos ojos la confluencia con Podemos que la dirección nacional sí bendice en el Congreso de los Diputados y grandes capitales.

Dos son los principales escollos para una confluencia de izquierdas en Salamanca aparte del PSOE. La primera, los sacrificios personales, los nombres que no gustan en uno y otro lado. ¿Estarán dispuestos a apartarse a un lado los implicados o formarán una lista de rebotados, como en anteriores comicios? La segunda, la diferente forma de proceder de ambos bandos. Podemos ya ha demostrado su despotismo ilustrado a la hora de elegir candidatos, llenándose la boca de participación ciudadana pero después acatando los designios de Pablo Iglesias, el mismo dedazo que criticaban al PP. Lo vimos en las elecciones generales, cuando primero impuso a una gallega con escasa relación con Salamanca, ex miembro de una lista del PP, para más guasa, y después a un madrileño (el pijiprogre lo denominaban incluso miembros de Podemos Salamanca) amigo suyo que apenas había pisado la capital charra salvo para venir de fiesta o como turista. Ganemos, en cambio, sí cumplió lo que dijo y eligió a toda su lista por orden de votación en unas primarias ejemplares, no sólo para elegir a la que entonces fue candidata a alcaldesa. ¿Quién renunciará para que haya confluencia? ¿Ganemos caerá en el dedazo, traicionando a los suyos y sus propios ideales? ¿Podemos permitirá un proceso de primarias en el que puedan colarse candidatos no deseados? ¿E Izquierda Unida y Equo qué harán en todo este batiburrillo? ¿Habrá finalmente confluencia como contrapeso al PSOE, sacrificando personalismo y aspiraciones egocéntricas, por el bien común de derrocar al PP tras dos décadas gobernando en Salamanca? ¿O volveremos a ver media docena de papeletas proponiendo lo mismo pero con distintos nombres?

Ese conglomerado de izquierdas fue esta semana definido como conglomerado raro por el todavía alcalde de Salamanca y futuro candidato del Partido Popular a la Presidencia de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, introduciendo al PSOE en la mezcla. A siete meses todavía de las elecciones, estas declaraciones son un síntoma de debilidad popular y temor a los socialistas. Sí. Cuando alguien pone la venda antes de la herida, cuando anticipa una derrota electoral en los despachos tras una victoria pírrica en las urnas, mal asunto. No es el PP ganador, seguro de sí mismo, con todas las piezas encajadas, que acostumbra. Y sus miembros lo notan, absolutamente desorientados (nadie sabe nada cuando a estas alturas siempre todo estaba atado y bien atado). Las encuestas del CIS no son creíbles, pero sí marcan tendencia, y es que el electorado de centro izquierda que antes estaba dividido ahora se decanta 70-30 en favor del PSOE sobre Podemos, y creciendo. Mientras, el electorado de centro derecha hasta ahora muy decantado por el PP ya está al cincuenta por ciento con Ciudadanos, e incluso el partido de Albert Rivera por delante en muchas comunidades autónomas y provincias de España. El mensaje del PP es claro: no votéis a Ciudadanos que pactará con el PSOE y será el apocalipsis, porque el PSOE es socio de Podemos, independentistas, separatistas y simpatizantes de ETA. Y mientras, desangrándose por la derecha de su derecha hacia VOX.

Demasiados flancos abiertos para el PP, que aprovecha cualquier situación para arremeter contra lo que denomina bloque socialcomunista. Así ocurrió el viernes en un pleno extraordinario en el Ayuntamiento de Salamanca, donde hablando de las obras del vial de acceso al nuevo hospital, el concejal de Fomento y Patrimonio (y futuro alcalde interino cuando a Mañueco lo designen oficialmente candidato autonómico del PP), Carlos García Carbayo, arremetió contra el portavoz municipal socialista y ya confirmado candidato a la Alcaldía de Salamanca en 2019, José Luis Mateos. Carbayo cargaba contra Gabriel de la Mora por su imputación y posible condena a cárcel, que abiertamente deseó, cuando soltó un gancho de derechas a Mateos asegurando que es su socio y está realizando una labor fantasmal (con esa palabra la definió, y por dos veces) en su carrera hacia la Alcaldía. Mateos, lógicamente, quiso intervenir por alusiones, máxime cuando se hablaba de una obra y un rifirrafe entre PP y Ganemos. El alcalde, que todavía no ha cumplido sus palabras de debatir con el portavoz socialista, quien aceptó su reto, no sólo le negó la intervención, sino que además le llamó al orden, en una actitud, un tono y unas formas a las que no estamos acostumbrados a ver a Mañueco.

No es propio de él, que siempre ha hecho gala de un tono sereno y dialogado, y mucho menos responder a Ganemos (a quienes ha procurado ignorar durante los últimos años) y hacer intervenir al interventor (valga la redundancia) para rebatir una de las múltiples acusaciones sin fundamento del concejal Gabriel Risco. El que espera desespera, que ya escribí hace un par de semanas. Y cuando el PP anuncia que habrá candidatos en septiembre, después en octubre, pero ya estamos sin nada en noviembre, mes en que se anunció un congreso regional del PP para designar oficialmente candidato a Mañueco, pero ya ha pasado más de la mitad y ese congreso, como Armada el 23-F, ni está ni se le espera… Cuando todo estaba preparado para iniciar una carrera electoral después de las Ferias y Fiestas de septiembre, pero hay que seguir compaginando la Alcaldía charra, aguantar las acometidas de Ganemos, las embestidas del PSOE y las puyas del otora socio Ciudadanos, y pasan los meses mientras el presidente nacional del PP, Pablo Casado, está más dedicado, lógicamente, a Andalucía y Cataluña… y las encuestas, no sólo las del CIS, también de periódicos de derechas, dan más respaldo electoral al PSOE porque la debacle del PP no tiene precedentes…

Tal es el nerviosismo y la incertidumbre en el PP que los cuchillos vuelan en todas las administraciones donde tienen cargos públicos. Ya estamos en la fase del qué hay de lo mío, del quítate tú para ponerme yo, del soy el ideal para este puesto, del soy el más cualificado para ser el sucesor, del mira éste que no ha hecho nada y yo sí, del soy tu más ferviente servidor, del mira todo lo que he hecho y tragado estos años… Y es que los resultados se prevén muy ajustados y todos los puestos del PP quedarán reducidos (cuánto es la principal duda para 2019). Muchas gaviotas para tan poco pescado. De hecho, ¿qué diputado ya se postula para sustituir a Javier Iglesias como presidente de la Diputación de Salamanca, asegurando en corrillos que no continuará y él es el más preparado para asumir el cargo? ¿Qué dos importantes políticos populares antaño bien avenidos (por obligación) se cruzaron en una céntrica calle de Salamanca y ni se saludaron? ¿Y en qué partido se cruzan mensajes de WhatsApp porque no quieren ver en la lista electoral de 2019 al ‘pajarito’ ni al ‘terrateniente’? Pero ya saben, se dice el pecado, no el pecador. La próxima semana, les prometo más madera.