Agustín García Calvo, un enigma
¿Sabemos lo que las ciencias y las tecnologías nos aportar para el bienestar de individuos y sociedades, pero somos conscientes de lo que pueden estar aportándonos las humanidades, las letras, la literatura, las artes?
Agustín García Calvo, 1926. Zamora, + 2012, Zamora, fue un filólogo, literato, ensayista, poeta, pensador…, que intentó abrir nuevos campos a la interpretación de esas realidades, entre otras las del ser humano, como individuo y en sociedad y como sociedad.
- Podríamos indicar, que en Francia esta persona-personaje-autor, lo habrían encumbrado a las altas cotas de la representación sociocultural de su sociedad y de su país, se estuviese de acuerdo con él o en desacuerdo, pero aquí en la Piel de Toro, por unas razones o por otras, siempre se deja que las personas asciendan algo en la valoración, no mucho, para después dejarlas dormir en el sueño del silencio. A algunas se consigue ese objetivo con ellas en vida y después de esta vida, en otras, no pueden obtener esos resultados en vida, pero lo hacen después.
- Quizás, García Calvo en el fondo de su corazón, quería o querría haber sido el Sartre español, pero quizás, esta tierra, con sus estepas y sus mares rodeándola, por su historia y sus tiempos, por su población y su demografía, no puede soportar una figura de este tipo. Quizás, también, en el fondo todos los intelectuales, de este país, pequeños y grandes, todos sueñan, alguna vez, consciente o semiinconscientemente, con ser otros Unamunos u otros Ortegas.
Pero sea esto cierto o medio verdad, como casi todos los enunciados y proposiciones y frases, la realidad, es que deberíamos indicar alguna nota sobre el intelectual y el pensador en Celtiberia actual y, desde el último siglo. Ciertamente, no existe clase intelectual en estas tierras y en estas aguas, como si pueden existir en países europeos. Quizás, el intelectual aquí, siempre ha sido perseguido, no bien visto, por unas banderas y por otras, y siempre, unas y otras, han ido a cercenarle la cabeza, sea simbólicamente o sea en la realidad.
¡Y percibimos, o nos hacemos la pregunta, por ejemplo, en tiempos de crisis, como ahora, el silencio de los intelectuales y de los catedráticos, de las grandes mentes pensantes del país, están en un eterno silencio, sentimos, ahora que tanto necesitamos su parecer, salvando excepciones, están en sus cátedras y esperamos sus datos y enseñanzas y conceptos, esperamos en los medios de masas, que nos indiquen algo, algo de su saber, y percibimos-sentimos solo el silencio…!
- El verdadero problema de casi todo, es la interpretación, es decir, como armonizar la realidad con la verdad, lo que ha sucedido o que es, tanto en la naturaleza física o biológica, o en la naturaleza humana con la frase-lengua-palabra-enunciado. Cómo saber si lo que percibimos es toda la realidad, y si percibimos todo de esa realidad, y cómo saber después, si esas percepciones y datos, tenemos los conceptos e ideas y teorías que son las más verdaderas para explicar esos datos y percepciones. Cómo saber lo que sentimos de dentro y lo que es de fuera, armonizan. Es decir, cómo saber que sabemos, y cómo saber cuánto sabemos, y cómo saber cuánto entendemos y comprendemos, y cómo saber cuánto de verdad captamos de la realidad y en la realidad, y no solo en lo que deseamos o imaginamos o proyectamos para y en el futuro…
Todas las luchas internas e interiores, externas y exteriores, quizás estriban esencialmente, en la hermenéutica o heurística, es decir, en la interpretación de lo real. Pero quién interpreta es un ser humano, individuo y colectivo, por lo cual, éste, no puede caer en la tentación de su ser o de sus pasiones o de sus deseos, sino en la correcta interpretación de la mismidad, es decir, lo que se ha denominando la verdad-veracidad-bondad-bien.
Ciertamente, la verdad empírica y científica, la verdad matemática, en general, ofrece a lo largo del tiempo, sobre un tema, varias opciones, pero después, se llega a una conclusión-demostración. Pero en el resto de temas, que el método científico todavía no ha abordado, hay tanta cantidad de interpretaciones, como sinfonías se pueden crear con unas docenas de notas musicales. La variedad es enorme, y por tanto, la complejidad del mundo aún más, del mundo humano, porque existen multitud de interpretaciones a y en y sobre todo. Al menos, diríamos que hay diez concepciones de todo y de casi todo. El problema y la cuestión, de siglos y milenios, no es tener una idea sobre algo o sobre cada algo, sino cual es la más verdadera y más bondadosa, más racional y más útil y más prudente.
En todo, todo intelectual-pensador-filósofo-escritor, hombre o mujer de letras, tiene una interpretación, pero la cuestión es averiguar cual es la más verdadera, y cual se puede demostrar y es demostrable, para todos los sujetos y para todos las condiciones. La mayoría de intelectuales, hablan y se creen que sus conceptos son verdaderos y por tanto, buenos reflectores y reflejadores de lo real, cuándo en ciencia se dirían que son hipótesis o tesis a demostrar, o conjeturas como en matemáticas para demostrar. Y alguna de esas conjeturas, se pueden tardar siglos en resolver. Por ejemplo, ahora tenemos los siete problemas del Milenio en Matemáticas, planteados por la Fundación Clay de Matemáticas. Algunos de ellos llevan décadas y siglos planteados, y algunos, hasta su solución, puede que se tarden décadas y siglos.
Para terminar podríamos indicar que como en casi todos los autores hispánicos, necesitaríamos unas obras completas de este autor y de otros, o mejor dicho, también una biblioteca Pléyada, que hiciese las mismas funciones que la francesa aquí en estas tierras y en esta lengua, también se abriría a la posibilidad de autores de América. No entro en polémicas con los valores o disvalores de este autor, pero si indico, que no merece el silencio-vacío que le lleva acompañando postmortem…