Eva al desnudo y la catarsis de la derecha
En la película de Mankiewicz se hace un retrato cruel de las tramas y truculentas formas de actuar de la industria del cine, las jóvenes promesas y la gran diva que quiere seguir protagonizando aquellos papeles de su juventud, pese al cruel paso de los años, que ponen de manifiesto las más jóvenes, que vienen pisando los talones.
En la política actual no se trata de juventud, sino de comprender que, ahora, la acción política ha cambiado, que lo que desean los ciudadanos requiere de nuevas formas de actuar y que los partidos deben de adaptarse a la nueva exigencia de transparencia, cercanía, comunicación, seriedad y solvencia intelectual, que se acabó el tiempo de la mentira, de la vanidad, de la soberbia, del plexiglás carente de preparación intelectual y humana.
Los ciudadanos, hoy, quieren que se defiendan sus intereses, que se haga una gestión eficiente y eficaz que no sirva para el beneficio de los políticos, sino de los ciudadanos, que el político sea el administrador al que poder exigir, reclamar, pedir honradez y seriedad y que sus grandes manifestaciones sean el reflejo de lo que hacen; pues, si no es así, llegarán arriba, pero eso no les durará, como pasaba antes, que sólo con llegar garantizabas el durar y el futuro personal.
Estamos cansados de gritos, luchas, violencias y grandilocuentes posicionamientos que lo que ocultan es la intención del lucro personal del voceras de turno. Unos gritan contra los desahucios y las élites económicas, pero tocan pelo y adquieren mansiones con apoyos bancarios que otros jamás alcanzarán, otros claman por España y se envuelven en la bandera; pero, tan pronto rozan con sus dedos el cielo, colocan a su amigachos, acumulan posiciones y puestos, engañan, mienten y resuelven su vida y, a todo esto, la crisis económica avanza y seremos, nuevamente, los “perritos sin alma” los que corramos con el sufrimiento, el dolor y la ruina que estos santones no padecerán.
La catarsis que se debe de producir en el centro-derecha debe de ser liderada por Casado con las manos libres y limpias, la cabeza alta y sin complejos, liquidar a todos esos supuestos barones del partido que alzan su voz tras haber perdido en sus feudos, pese a estar en ellos desde hace muchos años.
Deberá de buscar gente nueva, limpia, solvente y dispuesta a solidificar posiciones de centro-derecha. Por su parte, VOX debe de fortalecer una posición de derecha democrática, deshaciéndose de postulados radicales que no aportan nada, con la idea clara de que tanto ese centro-derecha como la derecha democrática, llegadas unas elecciones, deberán de aunar esfuerzos y alcanzar acuerdos preelectorales.
Ni a Casado ni a Abascal les debe de temblar la mano, ni deben de hacer caso a los cantos de sirenas del estilo Margo Channing, ni perder el rumbo, asumir que no han ganado, que se necesitan, que defienden lo mismo con diferentes prismas y posiciones que no son antagónicas, pero sí crean fricciones que deben de pulir en favor de un fin superior.
Los nuevos partidos que salgan de esa metamorfosis, a la que se deberían de someter PP y VOX, tienen la exigencia y el reto de ser más cercanos al ciudadano y al afiliado, más trasparentes, más limpios y con una simbiosis radical con el ciudadano del que deben de mamar y ser influidos, siendo esta su única radicalidad y no permitiendo que nadie se apodere de los principios de solidaridad, justicia social y responsabilidad pública, como nadie debe de apoderarse de nuestra bandera, nuestro himno y nuestra patria, como conceptos transversales de toda la ciudadanía, para, con ello, ser lanzaderas colaborativas entre sí para la impulsión de los mejores y más adecuados candidatos que permitan alcanzar el poder y desarrollar los principios básicos que tiene toda la derecha como mínimos comunes denominadores: la libertad, el individuo, la mínima intervención, el Estado de Derecho, la indisolubilidad de la Nación, etc.