Esto es agotador, ¿en qué empresa te pagan por no trabajar, por discutir cuál será tu despacho, tu silla o tu ubicación? ¿Quién está dispuesto a pagar a un trabajador por llegar al puesto, subirse el sueldo y liarse a discutir si es más importante uno u otro?   

Que la clase política que tenemos nos considera “perritos sin alma” únicamente útiles cuando tenemos que votar, en cuyo caso nos manipulan, nos venden “soma” y nos comen el coco para que les demos nuestra “flor” para después volvernos a abandonar, era algo que, de un modo u otro, todos conocíamos y, por eso, esperábamos el nacimiento de fuerzas de regeneración, de cambio, que nos devolviesen el respeto, la dignidad y la valía que nos merecemos los ciudadanos.

Cuando surgió el 15M pocos ciudadanos no estaban de acuerdo con esa exigencia de cambio, de trasparencia, de regeneración, de más democracia y mayor participación de los ciudadanos. Ese movimiento lo destrozaron los perro flautas, que se quedaron con él y lo intentaron convertir en un PODEMOS radical, casposo, resucitador de la vieja dictadura del proletariado que subió como la espuma y, como ella misma, está bajando por traidor a esos principios de cambio y, desde ese hoyo, lanzan lindezas como “carapolla.

Cs vio pasar la ocasión de ascender de partidito de provincias, pueblerino y cateto de la Cataluña no nacionalista, a enarbolar la bandera del cambio y hacerse mayor pasando, poco a poco, de ser la izquierdita cobarde socialdemócrata a un magma que ocupa todo aquello que le dejen y que, fruto de ese devaneo inconsistente, se convierte en una veleta que no desarrolla esa nueva política que no llega, pero insulta a los demás.

Surge Vox, como un partido que pretende ocupar la derecha democrática, solvente, seria, que el PP está abandonando con su corrupción, con un giro al centro con el que se renuncian principios básicos de esa derecha y que traiciona a su electorado que no ve cumplidas sus expectativas de reducción del peso del Estado con reducción de impuestos, la redefinición de la Administración prometida por Rajoy y la aplicación de las políticas de austeridad a la clase política que jamás llegaron. Otros que prometieron cambio, regeneración y nuevas formas de hacer política y han bajado al fango del insulto de “acojonado, sinvergüenza”.

Todos nos han engañado con la nueva política, la nueva forma de hacer las cosas, la honradez, la transparencia, la solvencia, y todos se están dedicando a tratar de lo suyo, todos están anteponiendo sillas, sillones, sofás, o camas redondas, para ellos, y todos han olvidado a los “perritos sin alma”.

Santi, dónde estás, quién te oculta, quién te ningunea, quién ha colocado insolventes, “pseudodelincuentes” “bocazas de tres al cuarto” que viven de la macarronería y la bravata,  radicalizado el discurso hasta el insulto, obsesionados por “lo suyo” más que por ser lo que era VOX, un partido de derecha, preocupado por los ciudadanos, por la libertad, los valores y el desarrollo de la sociedad, de gente que quiere trabajar por los demás, que tiene su trabajo, lo hace y se vuelve a su casa. ¿Dónde está ese partido de pijos pero humildes, con trabajo, principios y sentimiento social que se ha convertido en la panda de macarras, “desarrapaos” que se envuelven de la bandera de todos por no tener una manta con la que taparse y son felices en su “ultra” posición?

 Ya está bien, ya os vale a todos, sois una caterva de zurriburris inaceptables que no merecéis la grandeza de ocupar los sillones de nuestra representación, mentirosos, muertos de hambre que sólo buscáis vuestro interés.

Sánchez le da igual Juana que su hermana, sólo busca la Moncloa; los del chalé de Galapagar mantenerse en el diván; los del PP no se enteran de que se tienen que regenerar y dan palos de ciego con tal de mantener una silla; los de Cs sólo buscan una poltrona, un sueldo que al llegar incrementan y, los de VOX, su silla, su pan, su foto… ¡Joder, todos lo mismo!

Os debería de dar vergüenza a todos cómo nos habéis mentido, cómo nos habéis engañado y cómo jugáis con la decencia, la honradez, la seriedad, la vida y el pan de los ciudadanos de un país maravilloso, grande, fuerte y libre que estáis destruyendo, empequeñeciendo y entristeciendo por el solo afán de vuestro plato.

Dejad las fotos, las sillas, las pamplinas y poneos a trabajar por el trabajo, el pan, el futuro, la vida de los que os hemos votado, o no, pero somos a quienes os debéis.     Como diría algún “tonto a las 3 y después también”: Tic-tac, tic-tac, se os acaba el tiempo.