Con las lorzas mojadas por el mar, las piernas endurecidas por la subida al monte o simplemente con océanos de sudor aún en el trabajo, los “perritos sin alma” sentimos vergüenza de los dirigentes que tenemos y, me da igual el color que elijas, son todos pura mentira, puro engaño, puro interés personal y un desprecio a este país que no tiene límite.

España posee una historia que ya la quisiera el resto de las naciones. Ha sido el imperio mundial más grande del mundo, ha sido cuna mundial de la cultura y la ciencia, ha acometido las más grandes gestas que se han producido en todo tiempo, ni los romanos, ni los alemanes, ni los ingleses, ni siquiera, en el presente, Estados Unidos, llegaron a tener ni tanto poder, ni tanta cultura, ni tanta ciencia, ni tanto desarrollo…. Todo eso, ha sido así mientras hemos tenido dirigentes con una hoja de ruta clara, cuando los ciudadanos hemos buscado un destino común y hemos trabajado juntos por ser más grandes, mejores, más listos, más cultos, más… personas.

Mientras España ha tenido un objetivo o destino común ha sido, en la historia, la potencia mundial más grande y potente del mundo; por eso, desde que caímos en el ostracismo y gestionamos mal la nueva era de independencias, en lugar de mantener la metrópoli y una unión, dejamos que otros países crearan las leyendas negras (que hoy alguno utiliza para destruir aún más un pasado glorioso y fértil) y, como a aquel que sólo se le dice lo malo, que no recibe cariño, o como al perro que se pega, huye del amo y se dedica a una introspección destructiva que nos lleva a generar divisiones, mantener disputas, pensar que aquel que no piensa, actúa o comulga con lo propio es un traidor, un canalla o un enemigo.

Somos, hoy, un gran país, puntero en medicina, en servicios sociales, con una seguridad social que envidian desde fuera, unas universidades, prácticamente gratuitas, que compiten en el exterior con las más potentes económicamente, hemos sido capaces de hacer la transición sin sangre y es estudiada como modelo de gestión democrática, es el lugar del mundo en el que la mujer está más segura, la igualdad es más clara, la libertad está garantizada como en ningún otro, … podía estar así un buen rato y, todo, nos llevaría a que, pese a todo, este país es un lago de paz y bienestar, con sus problemas, con sus deficiencias, con sus cosas que mejorar, pero ¡coño! Que hemos sido y somos los mejores.

Ahora, hay muchos, desde la izquierda y la derecha, empeñados en crear disputas, en alentar separatismos, en desmotar los logros, en no aceptar que hay cosas muy buenas que se hicieron en la dictadura, que se sostuvieron hasta ahora y que están en cuestión; pero, en lugar de asumir el pasado y estudiar el futuro, se dedican a destruir el pasado y no observar cómo en el futuro desaparecerán esos logros, para suspirar “era irremediable”. Pues no, no era irremediable, lo irremediable es que, para nuestra desgracia y por nuestra culpa, la clase dirigente, de cualquier color, son la ponzoña de las ponzoñas, lo peor que ha tenido este país en toda su historia.

Ahora, igual que en el nazismo y el comunismo, lacras asesinas de nuestra historia, si no estás en la línea general se te lapida en pos de la libertad, si posees libros, archivos o salvaguardas una historia que no les interesa, se quema, se rompe, se dilapida y, si piensas, se aplica la muerte social de tu persona. Viva la nueva democracia y el nuevo paradigma político…. viva la libertad y el lavado de cerebros; ¡eso sí, en aras del progreso y el avance social…! Madre qué tropa ¡

¡Joder¡, decían los de VOX: que no cobren los diputados mientras no exista investidura, me parece muy bien, el que no trabaja no come, se decía antaño; pero, curiosamente, los que lo dicen están poniendo en riesgo esas sucesivas investiduras por sus asientos, sus sueldos, su cacho de chicha… otros que nos toman por tontos. Aparece “Nancy coletitas” intentando asemejarse al antiguo dirigente hablando de programa y cuando se levanta la sábana …zas, ahí está encamado con el larguirucho. En otro lado, el político obnubilado por la corista ni sabe dónde está ni se le espera.