Estamos al mismo borde de otras elecciones generales, como si nos sobrase el dinero, como si no lo hubiéramos hecho ya suficiente, como si no existiesen modos de alcanzar un gobierno que afronte los retos que se avecinan.
Estamos al mismo borde de otra crisis económica que nos hunda nuevamente en la miseria si no nos preparamos para ella y… ya nos queda poco tiempo para, nuevamente, ser los “perritos sin alma” los que la padezcamos, a los que se nos aplique la austeridad, la regeneración y la reconversión, para que nuestros hijos sean más pobres que lo fuimos nosotros cuando nuestros padres nos dejaron España.
Volverán a presentarnos a cuarentones con imagen muy joven, que no han hecho absolutamente nada en la vida más que vivir de la política, que se auto revalorizan por balbucear en inglés y que sólo buscan su futuro y su cazuela, a los que les damos urticaria los ciudadanos, que no nos necesitan más que para votarles.
Sánchez, un personaje que no ha hecho nada en su vida, que ha plagiado su tesis, que casó con la hija de un rico dueño de saunas con final feliz y a la que ha colocado, de forma pseudo delictual sin titulación, en un instituto privado al que de forma indirecta riega de fondos públicos.
Casado, un muchacho que obtuvo la carrera de derecho y se dedicó a la política obteniendo alguno que otro máster con poco esfuerzo, que casó con la hija de un magnate de los caramelos.
Rivera, un chico que vuela de flor en flor, que hoy es socialdemócrata y mañana de derechas, que únicamente trabajó 2-3 años en una asesoría bancaria en la que entró de aquella manera y que, para entrar en política, hubo de ponerse en pelota picada …. Un ejemplo de esfuerzo y profesionalidad.
Iglesias, un sujeto con imagen rupturista que dio tres clases de ciencia política sin obtener siquiera la plaza de profesor y al que los asesinos venezolanos e iranís se lo ponían para destruir España y que, en cuanto vio la ocasión, pasó de líder pro-delicitivo, o pseudoterrorista comunista, a parte del sistema con casoplón incluido.
Abascal, católico apostólico divorciado, que no hizo la mili y que sufrió la agresión terrorista, que hizo una carrera a trompicones de la que jamás vivió, entrando en la política mucho antes de obtener sus títulos y que plagió el proyecto con el que constituyó Vox para intentar pillar cacho, para ahora, él y sus muy próximos, tener 2 ó 3 cargos públicos.
España necesita un proyecto político que desarrolle la política de otro modo, que tenga jóvenes cuarentones con inglés, pero que sepan y defiendan el español, junto con mayores, con las espaldas cubiertas, que sepan lo que tienen entre manos por tener una importante mochila detrás y que, ambos perfiles, sólo busquen el servicio a los ciudadanos.
Ante la crisis que se avecina, necesitamos que nuestros políticos se dejen de postureos, fotografías y plexiglás, para que aprieten los dientes, reduzcan el gasto político, se apliquen la austeridad padecida por los españolitos de a pie, sepan gestionar de forma adecuada los ingresos para acomodar los gastos, de modo que los servicios sociales y ciudadanos sean prioritarios a lo que suponen nuestros políticos. Eso es difícil que lo haga quien no ha gestionado nada nunca, que reduzcan los ciento dieciséis mil millones que nos cuestan las autonomías, los que las precisan para comer, y que adecuen el gasto de gestión al mínimo preciso para cubrir las necesidades de los “perritos sin alma”, los que no han hecho nada en su vida.
España precisa un objetivo común que alcanzar para, todos juntos, sin miedos, sin mirar al pasado, sin rencores ni catetos provincianismos, luchar por él y hacer que vuelva a ser lo que nuestra historia nos enseña, el país con más fuerza del mundo; pero, para ello, lo primero es exigir que los dirigentes sean honrados, transparentes, buenos gestores, óptimos desarrolladores de proyectos y acudan al servicio público a servir de verdad, y qué mejor objetivo común que el bienestar de nuestros hijos.