Estamos asistiendo al más vulgar, grosero, insultante, despreciable y repugnante teatro de nuestros políticos, en una sesión de investidura que resulta dolorosa para cualquier demócrata de verdad.
La democracia se fundamenta en la generación de contra poderes y contrapesos que permitan el control del poder y la oportuna deducción de responsabilidad o forma óptima de trabajar bajo responsabilidad y actitudes de proactividad común (Accountability), de modo que el crecimiento global se obtiene por la derivación y asunción de las responsabilidades propias, con independencia, y sin merma, de la exigencia de las ajenas.
En España, cada vez que gobernó la izquierda, se realizó el desmontaje de los diversos sistemas de control que se establecían en la Constitución; pero, no es menos cierto que, cuando ha gobernado la derecha, no lo han restituido, se han aprovechado de ello y han dejado pasar la situación. En este sentido, el asesino es responsable del asesinato, pero el cooperador necesario (aquel sin el cuál no se hubiera realizado) asume la responsabilidad del autor, al que se asimila en su actuación. Con ello, debo deducir que, matando los sistemas democráticos, la izquierda, la derecha, se convierte en cooperador necesario y autor del delito cuando no hace nada y se beneficia.
La izquierda clama por la democracia y su calidad, pero es ella la que la prostituye, la abaja y la desmonta, igual que se arroga la defensa del trabajador para robarles el futuro, el presente y sus subsidios.
La derecha, cuando no se enriquece de España (algún esquizofrénico nada más llegar se lleva 3 sueldos cuando venía a regenerar… lo mismo que la carcunda bolivariana) sólo la defiende dándose golpes de pecho, a gritos y a lo bruto, pero no comprenden que en la dialéctica de la crispación sólo ganan los extremos.
A ver cuándo comprenderemos, los de izquierdas y derechas, que España se defiende, con seriedad, rigor y dentro de los principios básicos de la democracia y la Constitución, sin alaracas, sin bravatas de taberna y mucho menos imposiciones inadmisibles. La defensa no se cumple con amenazas, sino actuando ante las agresiones, con la Ley, sin dar un paso atrás y, por supuesto, reponiendo la legalidad vulnerada o reconstruyendo los controles destruidos, cumpliendo la palabra dada y asumiendo que, pese a las diferencias ideológicas, existen cosas con las que no se puede ceder, que no se puede romper el marco de juego, pero sin perder la calma, el sosiego y la compostura.
La derecha debe de constituir una oposición sólida, seria y rigurosa, sin permitir la agresividad, la violencia o la crispación, lo que no debe de identificarse con melindrosidad, ñoñería, actuar gazmoño o cobardía, sino cálculo y solvencia.
Tenemos que considerar que la caterva ultra radical de la izquierda son profesionales de la crispación y la algarada, lo tienen demostrado, mientras que, en la derecha, por más que exista algún aficionado a la gresca, su campo de actuación se encuentra, o se debe de encontrar, en el trabajo, la medida, la seriedad profesional, no invadamos los campos y unifiquemos las estrategias, las medidas, las actuaciones tanto en el ámbito político, como social e incluso, si fuere preciso, judicial, para optimizar al máximo los resultados y, una vez evitada la deriva, discutir las diferencias; pero, ahora, es el momento de serenidad, la evaluación tranquila y exenta de convulsiones y el cálculo preciso de las medidas.
Entre tanto, Sr. Sánchez, comience su andadura, no le arriendo la ganancia, pero le concedo el beneficio de la duda -poca- y demuestre cuándo mentía, si antes, cuando no podía dormir por estar cerca de Podemos, o ahora, encamado con ellos. Mucha suerte que no le puedo desear en lo personal, pero que le garantizo le deseo en lo que beneficie a España. Le seguiremos.