Enrique Arias Vega

Enrique Arias Vega

Opinión

Después del coronavirus

14 marzo, 2020 10:59

No hace falta esperar al final de la epidemia del coronavirus para saber que a partir de entonces nuestra vida va a ser muy diferente de la de hasta ahora.

En primer lugar, por nuestra sensación de vulnerabilidad, tras una época de continuos avances tecnológicos y económicos que nos hacían creernos merecedores de todos los derechos, por muy remotos o caros que éstos fueren. En segundo lugar por el hecho objetivo de que nuestra economía descenderá varios dígitos, con una deuda global bestial, pobreza extendida, impuestos galopantes, ruptura de la cadena de producción tradicional, etcétera, etcétera.

Todo esto, digo, en cualquier caso, sin necesidad de esperar a que haya por ello —suceso probable— movimientos sociales, protestas ciudadanas, ascensión de posturas políticas extremistas, etcétera, etcétera.

O sea, que vamos a vivir peor, que no sabemos por cuánto tiempo y que tampoco estábamos preparados para ello.

Lo siento, pero no soy del todo exacto. Hay una generación muy reducida, la de la posguerra —española o mundial, tanto da— que vivió en sus carnes una situación parecida cuando terminaron sus respectivos conflictos bélicos. Los tales hemos sobrevivido hasta ahora y, en su momento, no echábamos de menos todos los beneficios que nos llegarían después y que por lo mismo sabemos relativizar su importancia y sabríamos vivir tan ricamente sin ellos.

O sea, que tenemos que acostumbrarnos a vivir peor, a compartir el coste social que eso va a suponer y a no esperar que las autoridades públicas solucionen todos nuestros problemas. Cuanto más tiempo tardemos en danos cuenta de ello, más difícil va a ser el período de adaptación a nuestra nueva y más penosa situación, más va a costarnos a todos y más podremos perjudicar a quienes queden más perjudicados por ella.

Si eso no nos enseña a ser más solidarios con los demás, no sé a qué nueva catástrofe tendremos que esperar para conseguirlo.