El conocimiento de la proximidad de la epidemia viene de enero de 2020 y nuestros políticos, tanto de las comunidades autónomas como del gobierno central, miraron a otro lado, no hicieron acopio de material para los sanitarios y servicios públicos.
En febrero de 2020, la OMS alerta a los gobiernos y pide un plan de acción contra el covid19; mientras, el Ministro de Sanidad, echa la alerta en saco roto y afirma que la sanidad española está suficientemente dotada para la lucha contra el covid19, a la par que da la orden el 3 de marzo de 2020 de suspender todos los seminarios, cursos y formaciones de sanitarios para evitar los contagios, mientras se alientan actos feministas el 8M, eventos deportivos o “Vistalegres” insensatos.
Es evidente que nuestros políticos no son precisamente linces en su visión y actuación, como también es claro que el gobierno era el que poseía toda la información y no supo actuar ante la misma. Ya no podremos saber si otros hubieran tenido la sagacidad de ver el problema, lo cierto es que este no; y que, siendo el país con el mayor índice de mortalidad y de mayor nivel de infección de sus sanitarios, resulta irrebatible que ha tenido una gestión nefasta.
No se trata ahora de buscar responsables, sí de que el gobierno, en un rasgo de humildad, que no posee, sea capaz de asumir sus errores y, entre todos, buscar las soluciones. Si el gobierno aceptase que esto le ha superado y no ha sabido verlo, estoy convencido de que la unidad de todos sería una realidad, pues, en ese caso, si alguno no se une, sería despreciado por la ciudadanía que ahora se siente abandonada por un gobierno trilero que no dice la verdad.
Ha sido un gobierno que, desde el minuto uno, ha tenido el apoyo de todas las autonomías y fuerzas políticas, que le dieron poderes para ello y no los ha sabido utilizar. Ha traicionado la confianza depositada en él, actuando con prepotencia, soberbia y altanería para, cuando se le han hecho los oportunos reproches, salir diciendo que “ahora es el momento de ayudar” y acto seguido aprovechar para cambiar el código penal para la rebelión, acusar a los empresarios de canallas, desdeñar el apoyo y, cual “fulanillas de bar”, afirmar que no se puede criticar sin soportar el zurriagazo por contestación.
Mientras los políticos no demuestran su valía y siguen empeñados en acreditar que son incapaces de actuar de forma rigurosa, seria, transparente y sincera, no admitiendo la crítica, no aceptando el consejo, no jugando juntos o, poniendo palos en las ruedas y buscando su propio juego, los ciudadanos sí dan la cara, sacarán España adelante, y espero que esta vez no lo olviden y mañana les pidamos responsabilidades a TODOS.
Ahora, los sanitarios actúan sin las armas que necesitan, los policías son sancionados por comprarse mascarillas, los militares insultados, las cajeras sin medidas de protección y los ciudadanos “encarcelados” en sus casas, pero todos a una, lo que no significa que no critiquen al que no actúa correctamente, que no critiquen al jefe que no les da mascarillas, no se sientan abandonados y lo digan.
El gobierno, y su partido, en lugar de dar consignas para amordazar a la ciudadanía, lo que tiene que hacer es aceptar la crítica y liderar la unidad de los políticos, reducir el coste político para entregarlo a la sanidad que ellos se han cargado (unos y otros,) pues tenemos los mejores profesionales, las mejores dotaciones y la peor gestión sanitaria del mundo, se remanguen las chaquetas y se pongan a afrontar la crisis con la gallardía que está demostrando el pueblo y cuando esto termine saber que no ha estado a la altura de las circunstancias y, asumiendo TODOS su responsabilidad, dar paso a una nueva forma de hacer política