Sí, es el título del libro que escribiera Josefina Aldecoa sobre las vicisitudes de aquellos niños que padecieron los estragos de la Guerra Civil, y que con tanta ternura y, a la vez, drama los retrata la escritora leonesa.

Aquellos niños que se quedaron en España, -otros miles de ellos fueron enviados mayoritariamente a la Unión Soviética de Stalin- hoy se nos mueren solos. Aquellas criaturas que nacieron y vivieron con las bombas y la metralla, con el polvo y la cartilla de racionamiento. Hoy se nos mueren solos.



El agua pasa turbia frente a tu casa,

Trae olores de muerte, de frío y de venganza.

El hambre es tu vecina, ay, tu compañera,

El odio tu palabra, robaron tu inocencia.
(Canción de Clara Montes)

Lograron salvar el pellejo, desnutridos, sin escuela, jugando entre los escombros; algunos quedaron traumatizados por la experiencia…y por el hambre. Hoy se nos mueren solos.



Seguís. De ese hueco sin puerta

sale una sangre y grita.

Las ventanas, las puertas, las torres, los tejados

gritan, gritan. Son niños que murieron. (Vicente Aleixandre)



Unos, los de familias pudientes, disfrutaron y vivieron la contienda con más holgura que los menos afortunados de la vida. Aquellos tenían la manduca diaria asegurada. Los otros, los descamisados, hacían cola en las escasas tiendas en espera de la ración diaria.

Ahora, ambos, sin distinción de clases ni de bandos políticos. Hoy se nos mueren solos.



Luego, todos, los de una zona y otra, supieron encauzar sus vidas en una época durísima de posguerra donde se buscaba de todo y no había de nada.

Aquellos esforzados hombres, que luego pondrían en juego su empeño en sacar adelante a su España trabajando duramente en el campo, o con más suerte en la Fasa y más tarde en la Michelin, sin olvidar a los artesanos, oficinistas, licenciados, etc. Todos. Hoy se nos mueren solos.



Ya jubilados, con la vida resuelta, compartieron su pensión ayudando a los suyos. ¡Cuántos matrimonios jóvenes han logrado superar las crisis gracias a las dádivas de los abuelos! Hoy se nos mueren solos.



Ahora, con esta maldita pandemia que nos persigue allá donde vayamos, a ellos, a aquellos niños de la guerra que construyeron una España devastada dejándose la piel y el resuello. Hoy se nos mueren todos.



A ellos, que sólo han tenido golpes sin tregua; los sentenciaron a la soledad en una habitación con aire acondicionado y televisión con monedero para que se les fuera la vida en un soplo. Hoy se nos mueren solos.



Nunca encontré un compañero que me hiciera tan buena compañía como la soledad…(anónimo)