Como taurino, me preocupa mucho que nuestra Fiesta más Nacional, cual es la de los Toros, sufra este descalabro tan BRUTAL, cuando es generadora de más de 4.500 millones de euros por temporada lo que representa el 1,5 % del PIB de nuestra Comunidad de CyL.

Me preocupa con otra motivación que la que aqueja a la dentista que realiza el anuncio en televisión de una determinada pasta dentífrica donde, posiblemente, haya una interesada motivación económica particular.

Lo que la Fiesta de los Toros genera serviría para paliar con creces el montante de los 2.150 millones de euros que supone el subsidio extraordinario para parados que el Ministerio de Asuntos Sociales ha aprobado pagar que representa el 80% del Indicador Múltiple Público de Renta de Efectos Múltiples (IPREM) el  “escudo social” del Vicepresidente Iglesias.

y, dando vueltas y más vueltas tratando de encontrar una solución y, a sabiendas de nuestras limitaciones al no ser tan buen “gestor económico” como nuestro ministro de Sanidad, se me ocurre lo siguiente, dimanado del más puro y estricto sentido común:

El sector taurino se basa en los siguientes pilares: TORO, torero, empresario y público. Pilares que, analizados aisladamente nos ofrece lo siguiente:



TORO: elemento principal de la Fiesta. Piedra angular de la misma.

Se le va a prolongar la vida un año más, aunque no a todos por aquello de la limitación de edad de lidia a los 6 años.

Va a beneficiarse de un “indulto temporal” condicionado a cómo vaya evolucionando la acción letal el COVID 19.

Los toros que ya tenían marcado su destino para su lidia y muerte o indulto, van a tener que ser trasladados de sus predios de remate donde llevaban una vida placentera a otros donde se les cambia; la vida de placer por ejercicio y la dieta por otra más liviana con la finalidad de que no lleguen a cifras alarmantes de peso que les mermen capacidad de embestida. Sufren más manejo en detrimento de su actitud psíquica-física.

Naturalmente todos estos problemas repercuten primordialmente de manera económica en sus criadores, los ganaderos al no poder vender sus productos.

Unos ganaderos que al fin de cuentas van a sufrir una pérdida económica estimada en cerca de 80 millones de euros. Imagino que tratarán de acogerse a las medidas paliativa que el Gobierno está teniendo con los empresarios tales como: reducción del IVA, cubrición de los gastos originados en sus ganaderías, suspensión de los tributos al Estado y aumento de las subvenciones, como Patrimonio Cultural  para equipararlas  a los 100 millones con que se incentiva al cine, poniendo sobre la mesa lo que estos ganaderos aportan al territorio español tales como: cuidado de medio ambiente, mantenimiento del mundo rural, etc, etc.



Toreros: de momento están en paro total obligatorio en sus trabajos, como cualquier “hijo de vecino”. Desesperados al ver como se les ha “ido al traste” parte importante de la temporada. Ilusiones desvanecidas al habérseles derrumbado las previsiones económicas con que contaban.

¿Fincas por pagar? ¿Obras de mejora de instalaciones? ¿Entrenamientos a “puerta cerrada” para aquellos que aún no han alcanzado el estatus de figuras del toreo?

Dificultades de todo tipo donde predominan las psicológicas que son las que: en definitiva, luego, pueden repercutir en su comportamiento en plaza.





Empresario: en él repercuten, en primacía, los problemas económicos derivados de: gastos de condicionamiento de las plazas de toros. Recisión de contratos a toreros, cuadras de caballos, tiro de mulillas, camiones de recogida de reses lidiadas y muertas etc, etc. Devolución de abonos y de entradas sueltas adquiridas.



PÚBLICO: pilar que sustenta la Fiesta mediante su aportación económica. Quién ha visto frustrada su ilusión.

Sé que muchos lectores dirán: ¡Tampoco las corridas de toros son imprescindibles! Bueno, bueno. ¡Depende! Pues el hombre vive de motivaciones conducentes a realizar una ILUSIÓN.

Ilusión que va desde el matrimonio, hasta la adquisición de una vivienda, pasando por la de poder adquirir un abono para las corridas de toros del ciclo ferial de la ciudad de residencia.

Sin motivación, la vida no merece la pena. De ahí que los anti taurinos estén tan contentos con este COVID 19 que les ha echado una MANO importante en la extinción de la Fiesta que ellos odian.

¡Mal asunto el que tenemos por delante! Puesto que una corrida de toros es un espectáculo de masas (24.000 almas es la capacidad de la plaza de Las Ventas) la presencia de espectadores de momento es imposible abogo, en mi afán de que este arte no se derrumbe, en realizar corridas a puerta cerrada donde únicamente estarían en el ruedo: la terna actuante con sus cuadrillas, los monosabios, los areneros y los encargados de las mulillas de arrastre.Naturalmente también estarían los equipos de televisión necesarios para retransmitir la corrida.

Cómo hasta el momento la cadena televisiva que mejor realiza las retransmisiones es MOVISTAR + los estamentos taurinos, tras una mesa de negociación, le ofrecerían el proyecto y ver si se llegaba a un acuerdo económico para que, contando con la subvención del Estado, corriera con los gastos

Luego esta cadena sería la encargada de realizar las gestiones para captar abonados quienes pagarían la mitad del precio de una entrada de presente en tendido por corrida.

Es muy posible que hubiera necesidad de rebajar honorarios de ganaderos, toreros y personal de refuerzo. Todo el personal actuante sería sometido previamente a test de coronavirus. Todo el personal auxiliar fuera del ruedo, llevaría mascarillas. Los toreros, ocuparían lugares en los callejones y burladeros respetando las distancias a pesar de dar negativo en los test

Soy consciente que una corrida sin público no es lo mismo, pero se trata de salvar un sector económico importante.

¡A grandes males, grandes remedios!