Debo decir que soy un oyente fiel de radio, y por deformación profesional suelo escuchar todo el amplio abanico radiofónico que ofrece el dial; entre ellas Onda Cero, en el matinal que conduce Carlos Alsina; un buen profesional que merece estar mejor colocado en el ranking de audiencias.
Y en la mañana de ayer sentí una enorme emoción cuando empecé a escuchar a personajes del medio con los que he compartido profesión durante más de una decena de años. Primero sentí una extraña sensación cuando oí hablar a Carlos Herrera en Onda Cero ¿Y esto que es?, me dije asombrado.
Luego, Alsina lo aclararía todo al comentar que era una mañana de recuerdos, de amistad, de magia, de abrazos radiofónicos y en definitiva de cercanía; que es lo que tiene la radio. El conductor de “Más de uno” fue saludando a cada uno de los profesionales, en activo y en pasivo, durante toda la mañana, creando un clima de auténtica amistad, de recuerdos imborrables y de emotividad.
Todo ello me llevó a mi etapa radiofónica de los años 80, recordando momentos estelares en Antena 3 de Radio, con aquellos eslóganes como “La radio bien hecha”, o “Información veraz y opiniones independientes”.
La intensidad de la emoción de la mañana llegó cuando Alsina habló con José María García. Y lo hacía al unísono junto a José Ramón Pardo; dos voces inconfundibles que han dejado un sello de calidad y de recuerdo imborrable en la radiodifusión española. Pardo sigue en activo en Radio Nacional con Pepa Fernández.
Antes lo habían hecho Javier Ares, Gomaespuma, Pumares, Nieves Herrero, etc., respecto a Antena 3. Pero también intervinieron Iñaki Gabilondo, Carlos Francino, Carlos Herrera, Julio César Iglesias, De la Morena, María Teresa Campos, Luis Herrero, Aberasturi, y así hasta una larga nómina de estrellas de la radio en un programa que duró cuatro maravillosas y mágicas horas. Porque eso es la radio: magia y maravilla.
Pero voy a centrarme en José María García. Primero por haber sido compañero en esa radio tan fresca y tan dinámica que fue Antena 3. Y en segundo lugar porque fue el único que hizo mención de uno de los personajes más importantes de la historia pasada, reciente y futura de la radiodifusión española. Me refiero a Manuel Martín Ferrand.
Martín Ferrand fue un auténtico genio de las ondas. Y digo genio con toda la extensión de la palabra. Creador, director y presentador de Hora 25 de la SER en las épocas oscuras de la radio -léase censura oficial-. Y luego fundador y director general de Antena 3 de Radio, en otra época sin censura oficial, pero sí camuflada.
Martin Ferrand fue destituido de la SER por una queja de la embajada de EEUU al Gobierno español que presidía Franco (1972). Y luego, en Antena 3 de Radio (1992), fue despojado -por medios políticos- de la emisora que creara en 1982 para “entregársela” a Polanco, que presidía Prisa, donde estaba englobada la Cadena SER.
Fueron diez años de auténtica libertad informativa, de creatividad radiofónica, de frescura e imaginación. Antena 3 de Radio fue, durante diez años, una radio libre de ataduras y un ejemplo que, si aún no se ha estudiado en las universidades deberían hacerlo para recordar lo que fue llamado “el antenicidio de Antena 3”.
Es decir, la defenestración y decapitación de un medio que no tenía cortapisas a la hora de la información ni de la opinión. Un medio hostil para el Gobierno de la época brillante de un Psoe que, con mano férrea -y mayoría absoluta- dirigía un Felipe González henchido de poder. Y ni Aznar ejecutó la orden del Supremo, ni el Supremo tomó medidas al respecto.
Agua pasada no mueve molino y tenemos que volver a la realidad cotidiana. Por ello, por todo lo acontecido en esta mágica mañana de radio y por la loable iniciativa de Carlos Alsina en Onda Cero, he de gritar con fuerza desde mi rincón de confinamiento: ¡Viva la radio!