En estos tiempos de confinamiento obligado estamos actuando como verdaderos zombis. Carecemos completamente de voluntad al haberse adueñado de ella nuestro Gobierno.
¡No salga de casa, salvo que vaya a la Farmacia, Supermercado o ESTANCO!
Y cuando lo realice, se coloca su máscara y sus guantes y justifica a las patrullas de las fuerzas del orden el lugar a donde se dirige para que le visen el permiso correspondiente.
Que al tener gafas se le empañan, pues no respire de manera continua, realícelo de forma intermitente que así no peligra su vida. Cálcese los guantes que, aunque no sirvan para nada, le ordeno que hay que llevarlos y los LLEVA o le meto una MULTA QUE LO CRUJO.
De momento se acabaron las libertades que, gozábamos con esta pseudodemocracia lograda. El ORDENO Y MANDO se ha implantado de manera inmediata favorecido por el acojonamiento a que nos ha llevado el COVID 19, mientras el Gobierno ha ido avanzando sin pausa, en carrera contra reloj para lograr los fines que, no sabemos quién ordena, mientras se hunde todo.
La Nación España se va a pique y seguimos mal viviendo en una incertidumbre que nos angustia y nos lleva hacia la demencia a los que vamos quedando en esta sociedad cada vez más plagada de cadáveres.
Nos hemos vuelto desconfiados. Hemos perdido la relación con nuestros vecinos pues la precaución nos ha transformado en miedosos ante la ignorada situación sanitaria de quienes, aunque aislados en sus pisos, forman parte de nuestra comunidad de convivencia.
Ya nos cuesta trabajo abrir la puerta, pues tanto el cartero como el repartidor de butano (la mayoría de la ciudades españolas carecen de gas ciudad) pueden ser portadores de este letal virus. No tenemos seguridad ni en casa, a la que los únicos que no vienen, por estar confinados también, son los familiares que viven en la misma ciudad.
Por otro lado las personas mayores que solemos vivir en matrimonio, uno de los dos ha de salir a comprar los alimentos y aunque la compra se realiza para varios días, el pan a ser posible se trata de adquirirlo cada dos días, pues la panificación artificial no da como resultado, un pan de calidad que permita el congelado y descongelado.
Pero esta sociedad de zombis parece estar tan contenta, pues aquí, de momento, no protesta nadie.
La clase obrera tan feliz y conforme con la limosna que el gobierno le ha asignado. Los empresarios parecen conformarse también. Las FFAA no solo parecen estar contentos sino que sus mandos máximos se han puesto al servicio del gobierno para convertirse en portavoces al igual que lo hacían en condiciones normales los servicios sanitarios para comunicar a los familiares la situación diaria de un paciente en UVI.
Y como nuestra pesudodemocracia se ha convertido, por el estado de excepción, en una dictadura bicéfala regida por dos cerebros fuera de lo normal, pues el resto de los españoles a sufrir las consecuencias y esperando a ver qué pasa cuando la bolsa de la SS toque el fondo que está a punto de padecer.
Ahora resulta que los primeros beneficiados con el desconfinamiento, después de los perros, - no sabemos si en homenaje a Excálibur cánido protagonista del “esperpento del Ébola” propiciado por la unión de PACMA+ PODEMOS +PSOE-, van a ser los niños con limitación de edad que, en principio, iban a poder ir a ciertos lugares tales como los supermercados cuando, como diplomados en sanidad no consideramos a este sitio como lugar adecuado de esparcimiento de criaturas, por las razones siguientes:
Los productos que allí se venden han sido manipulados por distinto personal que va desde el productor, hasta el reponedor de estantes, pasando por el intermediario y distribuidor, con el inconveniente de que muchos productos se venden a granel y otros, aún envasados, no pueden someterse a desinfección sin sufrir alteraciones.
Afortunadamente, tras protestas mayoritarias, el gobierno rectificó con controversias entre la ministra portavoz y el ministro de Sanidad (la falta de criterio sigue patente) para acabar finalmente en que podrán salir a dar paseos guiados, tanto en recorrido como en tiempo ateniéndose a la fórmula 1,1,1,1,(km, hora, acompañante, horario) para evitar las duras sanciones impuestas de manera general.
De este gobierno siniestro, incapaz de pensar con lógica, pero sí con aviesas intenciones -que no llego a interpretar- por qué legisla en el sentido de abrir la puerta a los niños hasta los 14 años y deja en cautividad a los adolescentes a partir de esta edad que son los que, por múltiples razones sufren más con esta privación de libertad.
Los niños hasta los 14 años, por ser la edad pediátrica, se me antojan que no tienen el suficiente criterio para valorar el confinamiento a que han sido sometidos, y por ello lo acatarán, casi hasta de buen grado, pues para muchos de ellos el no tener que madrugar para ir al colegio y compartir más horas de convivencia con los padres, suponen un aliciente.
De las cinco horas de actividad escolar, seguramente que lo único que echarán de menos es el tiempo dedicado al recreo, pues el resto no deja de ser un secuestro en unión de sus coleguillas de clase, entre los que hay de todo como en botica. Aquellos con los que comparten “feeling” y mantienen su relación fuera de la clase; frente a los otros que están deseando perder de vista hasta que, la nueva tarea laboral del siguiente día lectivo, les imponga su convivencia.
La falta de actividad deportiva física, la palian con el “sillón bol” y la video consola, a las que someten a un ejercicio que las hacen echar humo. Cuando esto les ha cansado, toman otros derroteros en forma de manejo de Tablet que, ahora los padres les permiten utilizar con menos restricciones.
Y como en estas edades el dormir es necesario, pues ajustándonos a tablas (los niños de 3 a 5 años necesitan 10-13 horas -incluidas siestas-, los de 6 a 13 de 9-12 horas, resulta que podemos dejarles, por aquello de no tener clase, un par de horas más por la noche, con la finalidad que no se despierten demasiado temprano y así a todos se nos haga más corto el tiempo de cárcel.
Estas “máquinas pensantes” del gobierno han dejado de lado a la población más importante que es la representada por los adolescentes de más de 14 años y este olvido traerá consecuencias graves.
Los mayores, viejos diría yo, estamos dejados de la mano de Dios de momento. Hoy nos han comunicado que es posible que el día 2 de mayo se “abra la veda” y podamos salir a dar un ligero paseo si es que las piernas nos lo permiten tras la larga inactividad. Y que los médicos nos atiendan en nuestras necesidades sanitarias tras el confinamiento a que también han sido sometidos. Algunos no tendremos remedio a nuestros males tras más de cincuenta días de desatención, sin revisión de medicamentos que nos producían problemas y que nadie nos cambiaba. Un verdadero drama por falta de prevenciones con sentido común.
Que Dios nos coja confesados, pues es el único que puede poner remedio a este caos político, sanitario, y económico en que nos vemos sumidos por culpa de alguien que realizó una mutación genética en una proteína de un virus con el que hemos convivido de forma más o menos llevadera durante décadas, y que resistíamos merced a la acción de vacunaciones anuales más o menos efectivas.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.