Mentir: “decir deliberadamente lo contrario de lo que se sabe, se cree o se piensa que es verdad, con el fin de engañar a alguien”



Hay una mentira de grandes dimensiones que el la MENTIRA POLÍTICA. Mentira que los autodenominados políticos en todas las escaleras del poder, desde las alcaldías hasta la Presidencia de la Nación, pasando por las Diputaciones y Presidencias autonómicas, practican  desde que presentan sus candidaturas.

Una mentira que goza de dialéctica diferente al emplear palabras de difícil comprensión, pero prefijadas de antemano. ¡Impactantes! para las masas lerdas en su mayoría, tratando de trastocarlas  la realidad.

Los políticos hablan y hablan. Prometen y prometen el oro celestial, apoyados en sus promesas por los afines del 4º poder, hasta lograr el “lavado de coco” a sus seguidores, tras haber sido sometidos a creerse esa mentira- VERDAD quizás; por falta de capacidad analítica, de criterio propio o porque le beneficia en algo la “vuelta de la tortilla”.

Esta mentira política crea discrepancias y discusiones entre el público votante al ver que los que estaban mal, siguen en las mismas y los que estaban favorecidos siguen “chupando del bote” en la misma proporción.

Este tipo de mentira ha preocupado siempre a todos los gobernantes y pensadores. Ya Platón procuró que su república no fuera viciada con la presencia de narradores profesionales, de ahí que censurara la poesía y las fábulas con la finalidad de fuerza disruptora del horror  y del pánico sobre la población. Leyes acompañadas de fuerza para imponer obediencia.

Pero como Platón vio que estas medidas de prohibición y censura no le dan  el resultado buscado, optó por buscar otra nueva fuerza que emanaba de una estrategia retórica-política: LA MENTIRA, mentira útil o fharmakon khresimon a pesar de haber sido considerada de siempre como un mal el ejercicio y el mantenimiento del poder (forma de artificio del poder).

También Hannah Arendt consideró la mentira como herramienta necesaria  para políticos, demagogos  e incluso hombres de Estado.

E incluso Kant quien -consideraba que no debería haber desliz de lo verdadero hacia lo mentiroso- llega a la conclusión de que verdad y mentira funcionan como disyunción reguladora.

Esa relación verdad-mentira donde:

Verdad: no decir verdad no es mentira.

Mentira: simulacro falso testimonio

Mentira que se puede compartir por miedo o por prudencia.

Otro escritor como Gracián opina que el mentir depende de la ocasión y la oportunidad según quien habla y quien escucha. Depende de la posición de quién miente y las expectativas de los receptores.

No sé, si el presidente Sánchez Castejón calcula la mentira, pero sí sé, que no la dosifica, lo que le merma credibilidad al no estar, la mentira política, hecha para quienes mienten demasiado. Siempre, durante el tiempo que ha estado en el poder de una u otra manera, ha tratado de hacer creer falsedades al pueblo, con vistas a un supuesto buen fin siguiendo a Maquiavelo y a su antecesor socialista Rodríguez Zapatero.

Pero la mentira es difícil de llevarla a la masa crédula como receptora de un derecho inalienable a la mentira activa. Todos los políticos mienten, pero la masa votante también lo hace con calumnias y chismes encaminadas a librase de ellos. ¡Mentiras por todos los lados!

Claro que también el gobierno cuenta con esa masa de palmeros que son los mentirosos compulsivos capaces de difundir la mentira.

Lo peor es cuando los líderes se creen sus propias mentiras y las ponen en práctica para atentar contra la libertad de pensamiento, pues la mentira es un recurso humano para disfrazar, ocultar, rechazar, renegar de hechos que de una u otra forma  podrían causarnos  un daño mayor del que hemos causado a los demás.

Hay mentiras de muchos tipos: Desde las mentiras piadosas, hasta las inocentes, pasando por las domesticas (tema cuernos), pero todas tienen como denominador común el hacer únicamente daño al que miente.

Dicen que la mentira tiene “las patas muy cortas” pero este axioma no es válido para la mentira política, donde el mentir es rentable, dura una eternidad y lo único que requiere por parte de quien miente es ausencia completa de moral y tener un ADN carente de las virtudes que adornan al ciudadano normal.

En nuestra querida España tenemos un presidente del gobierno y un vicepresidente 2º que, “mienten más que parpadean” y para echarlos habrá que esperar como mínimo 4 años para no volverlos a premiar con la poltrona del poder que les permita vivir a costa de los demás  sin decencia, ética, honradez y profesionalidad.

Porque la mentira política se tolera más que otro tipo de mentiras, al ser regulada por los propios políticos en ese dicho de: “hoy por ti y mañana por mí” de ahí que en esta pandemia que nos aqueja nos mientan sobre: tiempo de confinamiento, número de muertos, compras ilícitas realizadas y tantas y tantas cuestiones.

¿Por qué es esto así? porque a los mentiroso se les concede “la gracia del pícaro” al estar los delitos de la clase política menos penalizados consecuencia de estar la población sensibilizada con este tipo de mentiras que, incluso,  no llegan a debatirse en sede parlamentaria al no interesar a la clase política sea del signo político que sea.

Cuando miente el de arriba, viene una cascada de mentiras que mojan  a los demás escalones de la escalera del poder. ¡Miente hasta el apuntador!



Aquí tenemos dos mentirosos compulsivos cual son Sánchez y su socio Iglesias, este último la cabeza pensante de destrucción masiva, que aprovechando la distracción del COVID 19 va introduciendo decretos  conducentes a privatizar la sanidad privada, los laboratorios y a tratar de meter en la cárcel a aquellos que utilicen las redes sociales (que él utilizó hasta quemarlas) para denostar al gobierno. El señor Iglesias Turrión nacionalizará todos los medios de comunicación  para llevar adelante el proyecto comunista, generando crisis (en lo que es un experto), empobreciendo a España y luego hacer demagogia barata predicando las migajas salvadoras que proporciona para que la población no muera de hambre.

De momento ya han modificado el CNI, contra reformado la Ley EDUCATIVA, modificado los plazos de la instrucción judicial. Todo ello modificando la Ley Orgánica mediante órdenes ministeriales.

Estoy esperando a ver qué ocurre en unos días en el apoyo de la desescalada del confinamiento que el Gobierno ha pedido a la oposición, para ver si Casado está de acuerdo con mi teoría sobre la mentira.