Palencia está en boca de las autoridades sanitarias a nivel nacional y, por descontado a nivel regional. Se habla de la alta incidencia del Covid-19 en la capital, sobre todo, aunque hay zonas básicas de salud en la provincia que también son señaladas. 

La situación, a groso modo, es esta: a los cuarenta y un brotes activos hasta el momento, se añade el registrado en el Hospital San Telmo, que afecta a un total de diez personas (Siete personas en cuidados paliativos –tres pacientes y cuatro sanitarios- y, tres positivos que no guardan relación con estos); según la nueva estrategia hay, a día de ayer, treinta y ocho nuevos casos; las altas hospitalarias ascienden a cuatrocientas sesenta y seis, la cifra más baja de toda la Comunidad.  El total de fallecidos, según fuentes oficiales, es de noventa y nueve personas.



A principios de septiembre, en el complejo hospitalario del Río Carrión, de la capital, hubo un brote importante que afectó a diecinueve personas (Nueve sanitarios, cuatro pacientes, tres acompañantes y, tres positivos dados de alta). Durante la pandemia el impacto sobre las residencias de ancianos fue limitado, afortunadamente, circunscribiéndose, básicamente, a las residencias de “San Bernabé” y “Puente de Hierro”, aunque no fueron las únicas.



Según lo dispuesto por el ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, publicado en el Boletín Oficial del Estado, se recoge una resolución sanitaria con el acuerdo alcanzado en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, según la cual , la ciudad de Palencia, al no alcanzar los cien mil habitantes, no se acoge a la imposición de los tres criterios señalados para otros territorios que sí los tienen, o los superan. 

Se trataría de imponer medidas de limitación de movilidad, contactos sociales y aforos  mucho más restrictivas. Son estos: 1) Incidencia a 14 días cuando se supere los 500 casos por 100.000 habitantes. 2) Que la positividad de las pruebas PCR en la ciudad no supere el 10%. 3) Que el 35% de las camas UCI de la comunidad estén ocupadas por pacientes infectados por el coronavirus. Así pues, será la Junta de Castilla y León la que, en el caso de Palencia y otras ciudades similares, decidirá sobre qué medidas adoptar.



Pero hay que analizar con un poco de detenimiento la situación. Hay causas endógenas (internas) y exógenas (externas), entremezcladas,  que hacen de Palencia una capital de riesgo en el contagio y transmisión del virus.



CAUSAS: son varias y de diversa naturaleza. En primer lugar, el volumen de personas vulnerables es muy alto. Es decir, más de un 22% de la población tiene más de 65 años. Además el número de residencias de ancianos es elevado (16) y en las que se acoge a personas mayores trasladadas desde diversos puntos de la provincia. Las visitas desplazas a ellas son  muy numerosas.



En segundo lugar, la movilidad laboral y de estudiantes universitarios es muy alta. Diariamente miles de palentinos se desplazan, a Valladolid sobre todo, pero también a Burgos, o León,  para trabajar, o seguir estudios superiores. Muchos utilizan el transporte público de autobuses y, en menor medida, el tren. 

Pero es que la movilidad también se da a la inversa, ya que desde Valladolid y  otros puntos de la provincia se trasladan a Palencia, todos los días, centenares de trabajadores y estudiantes que cursan estudios en el Campus de “La Yutera”, y en otros centros de enseñanzas medias (Institutos de Bachillerato y Centros de Formación Profesional). Por otra parte, durante los fines de semana, se produce el retorno de universitarios que vienen de otros lugares del territorio nacional. Son muchos los que llegan desde Madrid.



En tercer lugar, todos los días, a recibir tratamiento y atención médica especializada, acuden centenares de pacientes a los complejos hospitalarios de “San Telmo” y del “Río Carrión”, sin olvidar a los que lo hacen a consultas médicas privadas, o clínicas de diverso tipo (Odontológicas, oftalmológicas, análisis clínicos, mutuas de riesgos laborales,…).



Cuarto. Los movimientos pendulares desde poblaciones cercanas (Villamuriel de Cerrato, Grijota, Magaz de Pisuerga, Venta de Baños, Dueñas, Becerril de Campos,….) son muy elevados. Las distancias son muy cortas y el desplazamiento muy rápido. Las compras,  el ocio y tiempo libre, además de las consabidas razones laborales, o necesarias, mueven a miles de personas a lo largo de la semana con destino a Palencia.



Quinto. El volumen de población residente no se ajusta a las cifras registradas en el padrón municipal. Hay muchos ciudadanos que, de forma temporal y estacional, viven en la capital. Muchos son palentinos que se trasladan a Palencia a pasar los meses más duros del otoño e invierno, jubilados y pensionistas que, por razón de edad, son personas de riesgo. Huyen del silencio y la falta de seguridad que sienten en sus pueblos –no me refiero a la ciudadana, sino a la falta de servicios públicos básicos y ofertas de entretenimiento- .



Así pues la elevada movilidad que se registra acrecienta el riesgo de contagio, agravado todo ello por la el elevado porcentaje de personas vulnerables. La famosa trazabilidad que pretenden  lograr los rastreadores, es una ardua tarea y, en demasiadas ocasiones, imposible de lograr. No cabe duda, la movilidad genera el riesgo de transmisión social descontrolada y, de manera evidente, una población envejecida, en proporciones elevadas, incrementan el impacto de la pandemia.



Evidentemente, la respuesta preventiva debe llegar desde la iniciativa de las administraciones públicas (Rastreadores, pruebas, medidas restrictivas,…), pero también desde la conciencia social ciudadana que, hoy por hoy, es la respuesta más eficaz que se puede dar en la contención de las cifras que se registran. La Atención Primaria está sometida a una presión con elevado nivel de estrés; en los hospitales se está luchando, desde hace meses, de una manera heroica por parte de la comunidad sanitaria; en los centros de enseñanza se hace lo imposible por evitar la proliferación de contagios; los comercios y hostelería hacen lo que pueden y les dejan. 

Son muchos los esfuerzos y sacrificios efectuados, y elevado  es el castigo recibido por muchos sectores económicos. Mientras no haya vacuna, no se puede cerrar la actividad económica, se debe convivir con el virus tomando las medidas personales de seguridad que permitan la seguridad comunitaria. No basta con las restricciones, las leyes o los decretos, ni  con las medidas dispuestas. Se debe contribuir activamente a la salud pública con la disciplina y la autoexigencia individual, debemos tomar conciencia de ello a la espera de la respuesta científica definitiva.