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Opinión

Las Cortes, Brañosera y Santonja

23 octubre, 2020 15:19

Tiempo hacía que no iba a las Cortes de CyL, ya no tengo que rendir pleitesía a nadie del entorno. Bien cuidadas las zonas ajardinadas e impecables las instalaciones interiores. No conocía la sala de actos y desde luego es de impresión.

Desde fuera, este faraónico edificio que nos costó la friolera de casi 80 millonazos de euros, -en la etapa del presidente más fatuo que ha tenido el hemiciclo: José Manuel Fernández Santiago, del que se ha perdido todo rastro político- con un presupuesto inicial de la mitad, tiene más bien pinta de museo que de la “casa de todos”. Fuensaldaña y su castillo tenía mejor disposición y era más familiar. Claro, que eso a la clase política se la suda.

Pero vamos ya a lo que nos ocupa, que es simplemente la presentación de un libro. De tamaño pequeño, pero grande en contenido: “Fuero de Brañosera” es su título. Prologado por el presidente Mañueco y con un preámbulo del maestro Santonja; Gonzalo para más señas, que es quién, al frente del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, ha promocionado la edición para ofrecer la documentación que figura en el citado tomo.

Los autores: José Manuel Ruiz Asencio, Félix Martínez Llorente, José Ramón Morala y José Antonio Bartol. Entre ellos hay un paleógrafo, dos catedráticos de Lengua y de Derecho y un filólogo. Todos ellos de reconocido prestigio académico.

En la presentación subieron al estrado el presidente de las Cortes, Luis Fuentes, junto a Santonja y Asencio. Fuentes reivindicó el fuero no solo como documento "inspirador del municipalismo", sino también como "principal elemento para entender el papel que han de desempeñar los ayuntamientos en el siglo XXI".

El “Fuero de Brañosera” está considerado como primera carta puebla en España, fechada en el año 824, y germen del municipalismo.

Santonja, que abrió la sesión de presentación, habló y halagó al equipo de colaboradores con que cuenta la institución. Agradeció con recalco el magisterio de la Real Academia de la Lengua, y ofreció a la clase política allí presente y ausente una serie de trabajos pendientes de presentar como el Tratado vallisoletano de Cabreros, el Cartulario burgalés de Froncea y una edición nueva del Cartulario leonés de San Pedro de Montes.

El catedrático bejarano finalizó su alocución diciendo: “aquí está la Carta fundacional de nuestras libertades. Por fin es de todos. Muchas gracias”.