José Luís Martín Mena, Madrid, 1935-2006 es uno de los grandes humoristas gráficos de la segunda mitad del siglo veinte en España, y, parte de sus colecciones las donó a El Toboso para formar el museo de humor gráfico.
Mena colaboró en los grandes periódicos de información general del momento, y también, en las grandes revistas del humor, como La Codorniz, ABC, Informaciones, etc.
En el Museo del Humor de Dulcinea en el Toboso están obras de los grandes autores de dicha especialidad, Mingote, Peridis, Mendi, Mena, Chumi Chúmez, Almarza, Madrigal, etc. Lo cual conforma, una base documental importante, para estudiar-disfrutar-reír-sonreír, con base en el Quijote y Dulcinea y Sancho, una realidad no solo literaria, sino humorística. Al final, El Quijote, entre otras muchas cosas, es un libro de humor, aunque no solo eso.
Dicho museo, si mis datos son certeros, durante un tiempo, realizó un concurso internacional de y sobre el humor, basándose en la figura de Dulcinea. Quizás, esta iniciativa, podría continuar, quizás en las medidas de lo posible, debería intentar aumentar sus fondos documentales, sobre el humor, centrado en el libro del Quijote y Cervantes, quizás, también, con otras temáticas.
Están los siguiente museos sobre el humor gráfico en la Piel de Toro, el Museo del Humor Gráfico de Fene en la Coruña, el de Casasimarro en Cuenca, Museo del Humor Gráfico Fernando G. Garreta de Beas de Segura, el digital denominado Humoristán de Barcelona, Tebeosfera podría ser considerado un museo virtual de la Historieta y del Humor y del Cómic, Museo ABC del dibujo en Madrid y el Instituto Quevedo de las Artes del Humor (FGUA) de Alcalá de Henares, podría convertirse y ser un Museo Virtual del Humor también. También deberíamos citar, aunque no sea un museo la sección de dibujo y de humor gráfico que la BNE ha ido depositando en sus fondos, especialmente estos últimos años, debido a donaciones de sus propios autores o herederos.
En este modesto artículo estoy combinando, la figura de Mena como humorista, con, de alguna manera, me permitirán el Museo de El Toboso Dulcinea del Humor, que además de sus viñetas de Mena, miles a lo largo de décadas, también este museo lleva su impronta. Diríamos, el hombre y la persona, y su obra, es decir, Mena realizó sus viñetas en cuanto a su oficio o profesión, y de alguna manera, su proyección en este museo...
He citado anteriormente una serie de museos, del humor, también del dibujo-humor, porque quizás, sin citar aquí y recordar los grandes museos sobre esta temática en otros países, se percibe la sensación, de un cierto olvido de este arte y actividad, siendo aún en los periódicos en la sección de Opinión, considerados de una importancia esencial en los medios de comunicación.
Intento recordar a Mena, entre otros motivos, porque diríamos, el famoso purgatorio de los escritores, también se puede aplicar a los humoristas gráficos y, a otros intelectuales. Quizás, la sociedad no valora lo suficiente al humor, a los humoristas, al humor gráfico, quizás sea un producto que se consume y se olvida, pero no somos conscientes, que hemos pasado, si no buenos y grandes ratos con algunos chistes gráficos, si al menos, nos han producido una sonrisa y un pensamiento.
Quizás debamos agradecer a estos autores, muchos semiolvidados, quizás deberían los departamentos universitarios de Historia del Arte, de Bellas Artes, de Historia recuperar a estas figuras, devolverles un poco la presencia en el presente, porque contribuyeron a crear sensibilidades y percepciones. Por ejemplo, nombres, que con sumo respeto, ahora casi están olvidados: Tono, Herreros, Laiglesia, Serafín, Pablo, Spin, Perdiguero, Coll, Mendi, Almarza, Madrigal...
Intentamos con este modesto artículo, recuperar la figura de Mena, que no se olvide, y, ahora con Internet, se podrían reeditar, con el permiso de los herederos, que sus viñetas estuviesen diríamos presentes. Por otro lado, también, no olvidar su obra museística, es decir, su inspiración para la creación de El Museo Dulcinea de El Toboso. Mueso que podría ir ampliando sus fondos, por donaciones o por concursos.
También reivindicar la necesidad de que seamos conscientes, que entre otras actividades culturales, podríamos visitar y revisitar más los museos del humor que existen cercanos a nosotros, o que pasamos por carreteras o autovías colindantes, y desde luego, un incentivo para la reflexión sobre el humor y el humor gráfico, y, en tiempos de crisis y epidemia, que ahora llaman pandemia, pues quizás el humor gráfico sea una manera, racional y legal y moral, de intentar superar miedos y temores y angustias y penas.
Al final, no olvidemos, que el humor gráfico, como cualquier otra actividad cultural humana (sea la filosofía, la pintura, la novela, el teatro, la ciencia, la teología...), intenta buscar la esencialidad y accidentalidad humana, es decir, son espejos para intentar entendernos y comprendernos a nosotros mismos. Desde Chauvet, sus pinturas en la gruta, al menos, con trazos intentamos encontrarnos a y en nosotros mismos y en la sociedad y en la Naturaleza y en la Metafísica... ¡Somos y estamos hechos de esa pasta, bien haríamos en valorar más las viñetas...!