Para justificar este artículo de opinión no debo aclarar lo alejado que estoy de las posiciones de VOX, para escribir este artículo no hay un pero y sí causa justa, la defensa de mi libertad a ser y opinar como yo quiera, viendo que hay alguien que está ejerciendo violencia o limitando la libertad de otro; debo ser, sin duda, beligerante contra ese ejercicio de violencia porque, aun estando en contra del mensaje de esa opinión, debo ser militante en la defensa de la libertad que tiene para emitirla, porque también así defiendo la mía.
Si hay derechos en una democracia que deberían ser radicalmente inalienables, indubitados y superprotegidos con contundencia por la ley, son aquellos que se circunscriben al derecho de la representación y afiliación política y el ejercicio del voto.
Lo que está ocurriendo con VOX en Cataluña y fuera de ella debe enmarcarse, sin ninguna duda, en un contexto de déficit democrático, de violación sistemática de derechos por la desaparición progresiva y evidente de la Ley y la falta de contestación del resto de fuerzas políticas y supuestamente democráticas, que deberían proteger esos derechos con su labor; derechos que son, sin ninguna duda, parte primordial de la democracia tal y como ésta debe entenderse.
Hace un tiempo critiqué la actitud de muchos partidos políticos para con un partido que se encontraba y se encuentra dentro de los límites de la Ley, y que ha ayudado -esa actitud- sin ninguna duda, a alentar, aumentar y potenciar posiciones peligrosas y claramente equivocadas -a la vez que radicales e ilegitimas- rozando en muchas ocasiones también lo ilegal, son esas posiciones en contra de VOX al negarles la personalidad jurídica en la vía del parlamentarismo que ostentan por su representación conseguida en un proceso democrático.
La Ley y solo la Ley debe ser la que ordene o regule, la regla que mida, la báscula que pese la calidad democrática del ejercicio legítimo de la actividad política. Y luego, posteriormente, tras el juego democrático, el debate en libertad y el voto en la misma condición, la representación adquirida pondrá a cada una de las propuestas en el sitio correcto.
Si alguien desvirtúa ese derecho que no quede ninguna duda, aquellos que toman parte activa en esas actitudes desvirtúan a su vez su legitimidad de ser y estar en política poniendo en duda la democracia, la ley y la libertad de todos.
Porque, ahora es VOX, pero mañana pueden ser otros…mañana puedo ser yo.