El Sermón de las Siete Palabras
Cuando ya tenía escrita mi colaboración semanal, en la que pensaba hablar de la 'Operación Plus Ultra', al salir de la Catedral vallisoletana después de escuchar la exposición que de las Siete Palabras de Cristo en la Cruz ha hecho el capuchino Fray Victor Herrero de Miguel, he decidido aparcar la operación Plus Ultra, de la que hablaré la semana próxima, para comentar el Sermón que acabo de escuchar.
Quienes conocen la Semana Santa vallisoletana saben que de los muchos actos que se celebran para conmemorar la Pasión y Muerte de Cristo, y sin desmerecer a ningún otro, los que ocupan el Viernes Santo son posiblemente los que mayor concurrencia concitan: me refiero al Sermón de las Siete Palabras por la mañana, y a la Procesión General de la Sagrada Pasión del Salvador por la tarde.
Se inicia el Viernes Santo con el recorrido por buena parte de la ciudad del pregonero y los cofrades a caballo anunciando que "Con licencia del reverendísimo prelado hago saber, que al mediodía de hoy, Viernes De la Cruz, ante todas las autoridades locales, cofradías penitenciales y pueblo fiel, congregados en la Plaza Mayor, expondrá las Siete Palabras que Cristo nuestro bien dijo desde la Cruz, el ....."., y aquí, el nombre del predicador. Este año, entre la previsión de la anunciada lluvia y la imprevisión a la que nos tiene sometidas la pandemia y las autoridades sanitarias, hubo que suspender el Pregón y trasladar el Sermón a la Santa Iglesia Catedral de Nuestra Señora de la Asuncion.
La organización del acto, que hasta esta mañana estaba anunciado en la Plaza Mayor, se trasladó al interior del templo catedralicio, fue perfecta, respetándose las condicionantes que la situación sanitaria impone en este tipo de actos. El acto es organizado por la Cofradia de las Siete Palabras y el Ayuntamiento, cuyos titulares presiden el acto, en presencia del Cardenal Arzobispo y de su Obispo Auxiliar y de la representación de las "autoridades locales..." que anunciaba el pregonero. Y aquí, me permito dos observaciones personales: mi agradecimiento al alcalde, con el que mis diferencias personales y políticas son conocidas, pero que en los actos institucionales me da el tratamiento protocolario de exalcalde, por cierto, el mismo que yo daba al alcalde Rodriguez Bolaños. Y por otra parte, la escasa representación municipal en la que cabe destacar dos ausencias notables: la habitual del grupo municipal VTLP, por razones ideológicas, y la incomprensible ausencia de la totalidad de los integrantes del grupo municipal popular que brillaron por su ausencia.
Y entrando en materia tengo que decir que de los sesenta sermones que he tenido oportunidad de escuchar, la mayoría desde la Plaza Mayor, pocos, por no decir ninguno, me llegó tan dentro como este, hasta el punto de que habiendo durado más de una hora, ni a mi, ni a los asistentes con los que tuve oportunidad de comentarlo al terminar, se nos hizo largo.
No conocía al predicador, pero por resumir su intervención diré que habló con la humildad de un franciscano, (no en vano es un seguidor del "poverello de Asis", la erudición de un profesor universitario, (Javier Burrieza que ha comentado que realizó su tesis doctoral sobre Job), y la oratoria de un dominico.
Perfecta la elección del predicador y por ello mi enhorabuena al presidente de la Cofradía y a su equipo. Y a quienes no tuvieron oportunidad de asistir, les recomiendo que se intenten hacer con el texto impreso o recurran a la Cope, que seguro lo pondrá a disposición. Y si consiguen leerlo al tiempo que escuchan la palabra de Fray Victor, miel sobre hojuelas.
Y por hoy nada más. Esperemos que sea el último año en que por unas u otras razones, el desarrollo externo de los actos conmemorativos de la Semana Santa en Valladolid, en Castilla y León y en toda España no pueden realizarse al aire libre. Que así sea.