Aquellos lectores que peinen canas o no tengan ya nada que peinar, recordarán que la “operación plus ultra” era una programación de la cadena SER en la década de los sesenta del pasado siglo, en la que participaban una quincena de chavales seleccionados por distintos méritos, que eran paseados por media España, programa que dio origen a una película en 1.965.
Tampoco me voy a referir a la escuadrilla del Ejército del Aire del mismo nombre, ni a la agrupación deportiva Plus Ultra del Real Madrid , (hoy Castilla), ni a la homónima compañía de seguros, ni siquiera al lema elegido por Carlos I y que incorporó al Escudo de España en 1.516 colocándolo sobre unas columnas de Hércules que hasta entonces señalaban, siguiendo la mitología griega, que “Non terrae plus ultra”, que en Gibraltar señalaban el final de la tierra, y que yo recuerdo desde mi infancia en el monumento a Colón de la Acera de Recoletos, a escasos metros de la casa en que nací, y en la que un fiero león arrancaba el NON al lema griego.
Como el lector habrá adivinado, me refiero a la empresa de aviación Plus Ultra, a la que el Consejo de Ministros del pasado 9 de marzo concedió una más que cuestionable subvención de 53 millones de euros. Veamos lo ocurrido:
La SEPI, Sociedad Estatal de Participaciones Industriales es un instrumento estratégico del gobierno, creado en 1.995 para aplicar la política gubernativa en la política empresarial. Abarca 15 empresas con una plantilla superior a las 78.000 personas y su pertenencia al sector público hace que sus empresas estén sometidas al mismo control que cualquier otra institución pública. Tiene su origen en el antiguo INI franquista y está adscrita al Ministerio de Hacienda. Su presidente es nombrado por el titular de este ministerio y ha estado vacante durante más de un año, esperando nombrar a quien no podía acceder al cargo, hasta el reciente nombramiento, hace unos días, de María Belén Gualda, por cierto, andaluza como la ministra.
Con ocasión de la pandemia provocada por el Covid 19, la SEPI creó un fondo de rescate de 10.000 millones de euros para garantizar la solvencia de aquellas empresas estratégicas especialmente afectadas por la pandemia y evitar su desaparición, pero para acceder a estos fondos deben acreditar, entre otras cosas, que su situación es consecuencia de la pandemia. Las peticiones ascienden ya hasta los 2.000 millones, y tan sólo han sido concedidas dos: una a Air Europa y otra a Duro Felguera. La sorpresa surge cuando el Consejo de Ministros concede 53 millones de Euros a Plus Ultra, línea aérea que en modo alguno reúne las condiciones exigidas para acudir a este fondo, y que ha recibido una ayuda equivalente al 80% de su facturación frente a un 20% de la ayuda concedida a Air Europa, y tal vez por ello ningún ministro ha accedido a explicar la operación, que en todo caso afecta a Hacienda, Economía, Transportes e Industria, aunque el acuerdo es adoptado por el Consejo de Ministros. Veamos por qué:
El fondo exige que el estado financiero de las empresas antes de la pandemia sea normal, y por lo tanto pretende evitar así el rescate con dinero público de empresas que previamente estaban en crisis. Pues bien, Plus Ultra declaró pérdidas en todos los ejercicios desde su fundación en 2.011 y su puesta en marcha en 2.015, hasta el punto de que ninguna entidad financiera, incluido el ICO, accedió a concederle crédito alguno. Su empresa auditora, Audicar, declara pérdidas todos los años y en 2.019, sobre un negocio de 361.000 € declara unos beneficios de 10.000. En su solicitud a la hacienda declara contar con 345 trabajadores directos y 2.500 indirectos, y en el registro, tan sólo aparecen 268 trabajadores.
En segundo lugar, debe de tratarse de empresas españolas, y aunque Plus Ultra formalmente lo sea y tenga oficina en Madrid, su accionariado es fundamentalmente venezolano, al parecer, vinculado con el gobierno de Maduro, hasta el punto de que un único accionista venezolano controla el 56% del capital, directamente y a través de sociedades de su propiedad, varias de ellas radicadas en Panamá, donde está acusado de diversos delitos fiscales, y que fue investigado por el CNI español por posible blanqueo de capitales ligados al actual gobierno venezolano ?Tendrá algo que ver con esto el interés de Pablo Iglesias por entrar en el CNI y la sarta de mentiras de Abalos en aquella rocambolesca noche en Barajas con Delcy la fea y sus 40 maletas?
Por si esto fuera poco, uno de los propietarios de Plus Ultra está siendo investigado por su implicación en la venta del crudo venezolano en el mercado negro a China y otros países del lejano oriente, después de obtenerlo a precios de saldo a las petroleras venezolanas en apuros.
Pero es que además la normativa de las ayudas exige que la empresa sea considerada estratégica ?Y cómo puede ser considerada estratégica a una empresa ruinosa, de capital extranjero de dudosa procedencia, investigada por el CNI, que dice tener cuatro aviones que al final se reducen a uno sólo, que representa el 0,03% del movimiento aeronáutico español y que tiene un único vuelo con Caracas, y eso porque los gobiernos español y venezolano no autorizan a cubrir esa ruta a ninguna de las líneas aéreas que lo han solicitado? Por cierto, el gobierno español no incluye a Plus Ultra entre las 30 primeras aerolíneas españolas.
No es pues de extrañar que la SEPI se niegue a facilitar información alguna sobre esta operación que huele a podrido desde lejos, por más que nuestra “farruquita” Ministra de Hacienda se reafirme en la legalidad de la operación, como tampoco lo es que el Partido Popular haya solicitado una comisión de investigación en el Congreso de los Diputados, (que mucho me temo no saldrá adelante), que Vox haya acudido a los juzgados acusando a la SEPI y al Gobierno de prevaricación, malversación, fraude fiscal y entramado societario fraudulento, (de la pluma de Macarena Olona) y que nuestro paisano, el eurodiputado de Cs Luis Garicano haya denunciado en Bruselas la vergonzosa subvención. Y estoy seguro de que este culebrón venezolano no ha terminado.
Y mientras tanto, en lugar de pensar en cuantas vacunas podrían haberse adquirido o cuántos proyectos de investigación se podían financiar con estos 53 millones, aquí seguimos discutiendo sobre vacunas, cierres perimetrales, castigo a los hosteleros y elecciones en Madrid. Esperemos que en un mes casi todo haya pasado, máxime cuando nuestro “presimiente” nos ha insinuado por segunda vez que la pandemia está derrotada para acto seguido escaparse a Angola, pero eso sí, dejando aquí al gobierno maquinando contra Isabel Díaz Ayuso.
¿Hay quien dé más?
Pues resulta que sí: El Mundo de hoy nos informa de que entre 2.014 y 2.016 los propietarios intentaron vender la compañía por 2,5 millones de euros, es decir, 21 veces menos del crédito concedido ahora por el Gobierno español. El interesado en la compra fue el primer operador aeronáutico venezolano y la operación fracasó porque el adquirente debía de hacerse cargo, además del único avión que tenía la compañía, de los cinco millones de euros de deuda que arrastraba en aquel momento, y su único valor eran las rutas que explotaba, que como hemos señalado lo eran por intereses políticos, como la Madrid Caracas. Y por fin, Plus Ultra acaba de emitir un comunicado oficial en la que asegura que la compañía entrará en beneficios en 2.028, es decir 17 años después de su fundación. Otra vez: ¿Hay quien dé más? Pero mejor no preguntar no sea que Pedro Sánchez nos responda que sí desde Angola...
Pues eso, hasta la semana que viene