Para que no exista la más mínima sospecha, comenzaré afirmando mi más enérgica repulsa ante cualquier tipo de violencia y mi máximo respeto a la vida de todo ser humano, con independencia de lo que hiciesen sus antepasados o él mismo a lo largo de su vida.

 Dicho lo cual, en un país en el que hemos visto cómo desde el Gobierno se organizaban, pagaban y amparaban movimientos terroristas como los GAL, por los que ingresaba en prisión un Ministro del Interior, recordemos cómo, unos y otros gobiernos, se han sentado a negociar con la banda comunista y asesina de ETA.          No se puede admitir que, ahora, se produzcan amenazas de muerte a un Ministro de Interior, a la Directora General de la Guardia Civil, ni a un ex-vicepresidente, pues es una actuación repugnante; pero, resulta sorprendente que, muchísimo antes de presentar la oportuna denuncia, se acuda a un plató de radio-televisión para hacer una escenita propagandística y electoralista con unas pruebas ciertamente débiles, sospechosas y poco creíbles, pero existentes. Por tanto, una vez repudiado y denunciado en forma, dejemos trabajar a la policía, no se le pongan obstáculos, y a los jueces, no se cercene su trabajo.

   

 En este punto, debemos de recordar que el Sr. Iglesias, y su grupo parlamentario, ha impedido en el Congreso que se condene la violencia callejera y se apoye a la policía, ha manifestado que la violencia de ETA era una violencia política, que los asesinos etarras son personas de paz, se negó a condenar los ataques a las sedes de Cs en Pamplona por ser discrepancias políticas, se burló de la diputada de vox Rocío Meer diciendo que era salsa de tomate la herida sufrida por unos bárbaros comunistas, criticó a Rivera por ir a Alsasua y dijo que era echar gasolina por un puñado de votos, asumió, permitió e hizo suyo el acoso a Villacís embarazadísima, se reunió con la madre del asesino de Lanza para apoyarle tras dejar tetrapléjico a un policía, desde la vicepresidencia ha manifestado que hay que naturalizar los insultos, en otros momentos habló de “salir de caza a pegar a fascistas”, e incluso afirmó que “la azotaría hasta que sangrase” refiriéndose a una periodista, o el “no se ría” despreciativo y machista que le propinó a Ayuso en el debate electoral, pasando por el “mejor matar a Aznar que sentarse con ellos”, la promoción del rodear el Congreso de los Diputados, lo que ellos llamaban “escraches”, meras acciones de violencia, acoso y amenazas, contra aquellos políticos que piensan de forma distinta a ellos, se apostó en la sede del PP llamándoles asesinos en reiteradas ocasiones y promovió todo tipo de acción violenta… ¡¡todo un Gandhi y, su partido, pacifista!!

       

No voy a caer en la falta de educación de la Sra. Monasterio que, cándidamente y con malas formas, entró en su juego, pero sí creo que es de reseñar que ella sí repudió la violencia y lo que hizo fue pedirle igual rechazo al Sr. Iglesias, con malos modos y peores formas, pero lo hizo, y no se puede manipular tanto en este país. Pues sí Sra. Barceló, ella sí repudió la violencia, por más que no se creyese el relato del Sr. Iglesias, que por otra parte es lícito no creerle (resulta difícil de creer que en correos no detectasen esas cartas cuando son todas escaneadas), y fue él quien no aborreció la sufrida por ella en su día. Ella fue maleducada y por eso no merece defensa, pero no menos que él en otras ocasiones y a él, por lo que igual trato le debe de ser dado.

       

Tras todo lo cual, si de verdad creemos en la democracia, en el Estado de Derecho y en el sistema democrático, en lugar de usar el suceso para intentar sacar rédito electoral, de uno y otro lado, dejen trabajar a quienes tienen que hacerlo y que pague el autor, pero no deduzcamos sin pruebas que son unos u otros.

        

Quienes están poniendo en riesgo el sistema no pueden, no deben de hacer uso de este para destruirlo y, quienes han generado división, crispación y odio, han sido algunos que, manipulando a una sociedad cansada de unos políticos mononeuronales, les ha permitido hacerse ricos e intentar destruir el sistema de libertad y democracia que, demostrando lo que es España, nos dimos, superando todas las afrentas de todos.

         

Señor Iglesias, deje de manipular los hechos, asuma sus responsabilidades, curse las oportunas denuncias, utilice el sistema legal de este país y deje de imputar la responsabilidad a un partido político sin pruebas, ni datos. Su problema es que no cree en la democracia, pese a todo yo sí condeno la violencia, que he sufrido personalmente, por parte de sus “demócratas” seguidores, por el solo hecho de pedir regeneración política desde otra perspectiva diferente y radicalmente distinta a la suya, esa es su democracia y su antiviolencia. Ya engaña sólo al que se quiere engañar.