Nosotros a lo nuestro
Greenpace que no es santo de mi devoción, ha expuesto recientemente el valor, el poder de contribución del ámbito rural respecto del urbano a la hora de mitigar las consecuencias del cambio climático en una proporción 34 veces superior y en una proporción superior de hasta 20 veces en conservar la biodiversidad y llama a fortalecer la España vaciada que es donde se ubican la mayoría de los ecosistemas nacionales que abastecen al resto del país con productos de primera necesidad.
Dicho esto, el actual espacio natural que Greenpace ubica en la España vaciada ha llegado hasta nosotros con un control diligente de la biodiversidad, adecuado, correcto y natural, sobre todo, dirigido a asegurarse el porvenir y el alimento de mañana de los habitantes de esas zonas, no han sido técnicos e ideólogos instalados en los despachos de la capital o al oído de ellos, muy al contrario, últimamente, éstos toman decisiones que en nada favorece su existencia.
La tozuda persistencia, insitencia en mantener que los animales muertos no vuelvan a ser depositados en muladares que permitan alimentar el buitre, y las últimas decisiones de sobreprotección al lobo, sino pone en cuestión la supervivencia del ámbito rural, sí lo dificulta un poco más. Otro palo en la rueda.
Hace tiempo dije y sostengo, hoy más que nunca, quesiendo liberal y estar en contra del total o un importante control del estado, en determinados espacios y actividades socioeconómicas qué, por su importancia estratégica -y los alimentos básicos de la población lo son- debería establecerse “consensuadamente” un precio mínimo de producción, con el único fin de mantener, sostener una producción estratégica a nivel nacional y en determinados productos.
La pandemia que estamos sufriendo, si algo ha dejado evidente, incuestionable, es que no se puede dejar la prestación de servicios esenciales únicamente o de forma mayoritaria a productores extranjeros y esperar que en época de crisis cumplan con sus obligaciones. Siempre estará supeditada esa prestación de servicios a las decisiones gubernamentales del país donde esté asentado ese productor.
Ni siquiera a productores de europa que, por su cercanía, pudiese parecer que cada miembro de la Comunidad Europea se va a comportar como una parte de un todo que no es así.
Y para reafirmarme llamo la atención sobre la decisión que Alemania tomo el 4 de marzo del 2020 con la pandemia prácticamente asentada en Europa que -debido a la urgencia hospitalaria que estaba ocasionando- prohibió la exportación de productos necesarios para la lucha de la pandemia, dando así, prioridad a la atención a hospitales federales.
O lo vemos actualmente con las vacunas, empresas que incumplen los acuerdos incluso con la Unión Europea que ha tenido que actuar en vía judicial. ¡No!, eso no debe volver a repetirse, e incidiendo negativamente sobre este asunto, vemos de forma clara, nítida, al menos lo veo yo, la falta de inversión en investigación y desarrollo limita la capacidad de un estado para hacer frente a situaciones como las que se han vivido el año pasado y que previsiblemente continuará hasta pasado el 25, porque, aunque se solvente el problema hospitalario, el sanitario no acaba de ser un servicio necesario y en este se encuentra incluido la salud mental, que todos los expertos dicen que habrá una alta incidencia y solicitud de servicios sobre esta especialidad. La confianza de un país hacia sí mismo no se recupera de un año para otro. La cura de los procesos pos traumáticos requieren de tiempo y paciencia o ¿alguien cree que lo que se está viviendo no va a dejar secuelas a ese nivel?
Ya, de lo económico, ni hablamos. Si decía que la falta de inversión en investigación y desarrollo es un mal de este país que responsabiliza a todos los gobiernos que hasta ahora han tenido responsabilidades de gobierno, la actividad industrial la principal beneficiaria de esa potencia en I+D+I y que España debía poseer en su patrimonio es otro de las víctimas, la F que debería estar en esta ecuación, corresponde a la estructura “Fabril” la industrial que ha quedado muy dañada; la principal como es la industria hostelera es la que más ha sufrido por ser la que más restricciones y limitaciones en su actividad ha tenido -hasta tener una actividad cero de un día para otro-y esa industria es muy complicado reflotar porque necesita de su principal activo que es el turista, ya veremos, pero aquí se va a necesitar una doble dosis de intención, atención y apoyo a todos los niveles.
Nosotros a lo nuestro.