Así no se gobierna ni se milita
Una de las palabras que más han salido por la boca de políticos y afines ideológicos no ha sido consenso, parlamento, hablar, acuerdo o solidaridad -pero no, no me refiero al nombre del nuevo sindicato de VOX- me refiero a la de ser solidario ante los gravísimos actos antidemocráticos vividos en la campaña de la Comunidad de Madrid.
La palabra más escuchada ha sido la de “fascista” no como un adjetivo calificativo sino que, utilizada perversamente como un insulto, un desprecio, lo ha sido mayoritariamente -eso, gastada hasta su desnaturalización- por aquellos que mejor se han reflejado, por sus actos, en esa ideología. Obvio decir los sujetos porque es evidente a qué predicados están atados. Pero si grave es todo, mucho más es lo que se ha conocido recientemente la de presuntos miembros de Podemos encargados de la “seguridad de ese partido”, así aparecen como contratados, detenidos por agresiones a la autoridad en mítines de y contra militantes y asistentes de VOX , y lo que sigue es más grave todavía, que esas detenciones se hayan escondido por el Gobierno en momentos en los que la palabra solidaridad, antes reflejada como la que menos se ha oído en el Parlamento español era reclamada para que todos condenasen las agresiones “antidemocráticas” recibidas por VOX y otros partidos en sus mítines.
Y el PSOE no ha condenado aún, al menos a nivel CAM, esas agresiones y que, por ser dirigidas sobre actos como los mítines en campaña electoral, son sin duda, sin ambages, sin medias tintas ataques a la democracia misma.
Hace unos días escribí un artículo de opinión titulado “derechos y democracia” de fecha 7 de febrero del presente año denunciando las agresiones sufridas por VOX en la campaña catalana, una posición que nada hubiese cambiado si la hubiese circunscrito a las elecciones madrileñas, y que, aún más si cabe, después de pasar por los tamices electorales de Cataluña y Madrid se tornan contundentes y terminantes.
Estamos ante el nuevo totalitarismo (fascismo, comunismo o socialismo radical) llamémosle como quiera, escondido tras prácticas que en nada son democráticas, -simulan acciones de igual calidad democrática (excusa paupérrima) dicen, para dotarse de pobre legitimidad “que actúan en contra del fascismo”- ya sea por afinidad ideológica o por intereses en el gobierno estos partidos políticos que (democráticos dicen llamarse) violentan la ley y el modo de vida de la democracia que nos hemos dado la utilizan para sus fines pervirtiendo su nombre, y llevándose por delante la condición y dignidad de los que alguna vez fueron, lo dejo ahí.
Yo ya les avisé, Sánchez no iba a ser bueno para la democracia, y los resultados son estos.
En esta tesitura es necesario que Ciudadanos saque su representación para poner una voz pausada, calmada y nada polarizada en el Parlamento de la CAM. Puede representar como partido de centro ideas de la izquierda y derecha moderada. Representación hoy más necesaria ysi fructifica en esa representación, Edmundo Bal tendrá un trabajo ingente a la hora de marcar pautas que, como partido de centro, encaminen a todos por los cauces legítimos que la controversia y el debate permiten, poner en valor con la palabra y solo con la palabra comedida, mesurada, educada y no el insulto, las distintas ideas. Legitimas todas, si son conformes a las leyes.