El pasado lunes, el superministro sin cartera, el inefable Iván Redondo, nos desvelaba desde las páginas de El País, (no podía ser desde otro medio), que el presimiente Sánchez presentaría el jueves, es decir, ayer, la estrategia España 2.050 en cuya elaboración venía trabajando el gabinete del presidente desde hace un año. Pero el artículo de Iván Redondo merecía ya un comentario por sí solo, antes incluso de que su Sanchidad hiciera público el contenido del estudio, ante algunas de las afirmaciones del gurú del presimiente.
Comienza su adulador anuncio asegurando que “no somos tan pocos, ni estamos tan solos, ni somos tan frágiles, y que la comunidad llamada España sigue siendo posible”. Algo que más bien parece una perogrullada, pero que no estaría de más que se lo creyeran quienes mantienen a su jefe en el Palacio de la Moncloa. A quienes creemos en España y en su Historia no hace falta que nos lo recuerde.
A continuación, nos asegura que el presimiente tiene un proyecto de presente, pero que quiere elaborar una estrategia a muy largo plazo, nada más que hasta el 2.050, y que hay que evitar el cortoplacismo en las decisiones políticas, algo inédito en nuestra historia desde que Franco dejó de construir pantanos, con la salvedad del Plan Hidrológico Nacional elaborado por Aznar y abortado por Zapatero nada más llegar al Gobierno.
Y no está mal conducir con las luces largas, pero sin olvidar que con niebla, se ve mejor con las cortas y que si sólo se mira a lo lejos, puede caer uno en el barranco que tenemos inmediatamente delante. Vamos, que pasamos de hablar de la Agenda 2030, para la que se creó un ministerio cuya titular provocó una conmoción en el mundo del automóvil al hablar del negro futuro del automóvil diésel, a decidir aquí y ahora lo que pasará en España dentro de 30 años...
El presidente, “muy nítido y ejecutivo como es él” dice su valido, decidió crear una Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia, para diseñar la España 2050, para “alejándonos de toda tentativa cortoplacista o partidista...alejándonos de cualquier estrechez de miras... avanzar desarrollando todo el potencial real de nuestro país”; es decir, desde hace casi año y medio, existe un equipo integrado por un centenar de personas diseñando la España del 2050, con unas premisas absolutamente contrarias al proceder habitual de quién los ha nombrado, acostumbrado a tomar decisiones cortoplacistas, partidistas y con estrechez de miras, sin consensuarlas con nadie, llegando incluso a comparar a Pedro Sánchez con Adolfo Suarez. Para ello han seleccionado a un centenar expertos, académicos, e instituciones para elaborar el trabajo.
A lo que se ve, los 1.224 “asesores” que pagamos los contribuyentes no servían para ello, lo que es comprensible teniendo en cuenta que dos centenares de estos asesores tan sólo tienen el graduado escolar. Y el presumir de una edad media de 35 años no acredita demasiada experiencia de buena parte de los “estudiosos”.
Los retos que hay que superar son los repetidos tantas veces de “cambio climático, la digitalización, el envejecimiento, el reto demográfico, la cohesión social, la igualdad entre hombres y mujeres, o las transformaciones del orden global, para hacer frente a las tres grandes fragmentaciones, la territorial, la generacional y la ideológica que afectan a nuestra sociedad”, afirmando que “España 2050 es una visión, un ejercicio, una reflexión, un horizonte, un compromiso y un espacio de diálogo, para medir, analizar y actuar” es decir, otra vez, para hacer justamente lo contrario de la que el presimiente viene haciendo desde que accedió a la Moncloa. Hay que reconocer que el gurú de la Moncloa es único para montar “performances” en momentos en los que se precisa una cortina de humo, para no hablar de lo que realmente nos preocupa aquí y ahora.
Parte de la premisa de que tan sólo el futuro puede ser cambiado, pero no el presente ni el pasado... después de llevar años intentando cambiar el pasado mediante leyes como la de la Memoria Histórica o la anunciada de Memoria Democrática, o buscando no hacer nada para justificar su inacción para mejorar el presente. Quizás el presimiente, tan ocupado en estudiar estos “Fundamentos para una Estrategia Nacional de Largo Plazo”, no ha tenido tiempo para ocuparse de los problemas del día a día, como la crisis sanitaria, social y económica que nos embarga, los más de 120.000 muertos por la pandemia, las colas del hambre, los seis millones de parados, la deuda pública que embarga hasta a nuestros nietos o la invasión de Ceuta por citar tan sólo algunos de los más graves.
Y después de todo esto, ahora nos habla de diálogo, consenso, apartidismo y objetividad, vamos, que viene a anunciarnos una auto enmienda a la totalidad, o una automoción de censura, pues ofrece hacer justamente lo contrario de lo que viene haciendo hasta ahora. Cuántas veces le ha ofrecido Pablo Casado hasta diez pactos distintos en materias fundamentales y su sanchidad no se ha dignado ni leerlos. ¿Y va a intentar hacernos creer que se ha leído los 700 folios del documento que presentó ayer? Vamos, tiene la misma credibilidad que su tesis doctoral o su autobiografía.
En su presentación anunció los objetivos fundamentales entre los que destaca que hay que aumentar la productividad, rebajar la semana laboral a las 35 horas, algo para lo que han adjudicado 50 millones a Errejón, una subida de 8 puntos en la fiscalidad actual y la creación de nuevas figuras impositivas, limitación de los vuelos de corto recorrido para sustituirlos por viajes en tren, (y lo dice quien vino de Madrid a Valladolid en Falcon cuando en tren son cincuenta minutos), disminución de la ingesta de carne, y mucho diálogo con padres y madres, hijos e hijas, abuelos y abuelas, académicos y académicas, investigadores e investigadoras, empresarios y empresarias, sindicatos y sindicatas... en fin en su línea de siempre: venta de humo para que no se hable de los temas que acucian a los españoles... y a las españolas, y por supuesto tampoco del batacazo electoral sufrido en las elecciones madrileñas.
Pero dadme una semana para ojear los 700 folios y la semana que viene hablaremos del documento.