Fernando III de Castilla, el Santo,  nació en Peleas de Arriba, en el paraje de Valparaíso, 1199, provincia de Zamora, y murió en Sevilla, 30 de mayo de 1252. Fue canonizado en 1671, siendo papa Clemente X, y reinando en España Carlos II. El 2 de mayo de 1805 se aprobó el patronazgo de San Fernando para el Regimiento Real de Zapadores Minadores y se hizo extensivo a de todo el Cuerpo de Ingenieros en España e Indias, más tarde al Arma de Ingenieros, y alrededor de su onomástica se celebra el día de las Fuerzas Armadas.

Los militares son el reflejo de los logros culturales de una nación o la ausencia de ellos. En el Ejército enseñar exige demostrar a diario que se es el mejor. Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera. Un día como hoy es bueno recordar, las palabras del General Prim, durante la batalla de Los Castillejos, el 1 de enero de 1860, en la que se logró la victoria para España: "Soldados podéis abandonar esas mochilas porque son vuestras, pero no podéis abandonar a esta bandera porque es de la Patria. ¿Permitiréis que el estandarte de España caiga en poder de los moros? ¿Dejaréis morir sólo a vuestro general?"

Los valores están fundados sobre certezas y por tanto son enemigos del relativismo, no obstante el mundo es muy complejo y a pesar de un fuerte componente de historicidad, nuestra sociedad es cambiante y dinámica, y olvida rápido. Hay acontecimientos y vivencias que hoy a principios del siglo XXI parecen de otro mundo y nos hacen reflexionar

Salamanca tiene en su ciudad al Regimiento de Especialidades de Ingenieros  nº 11 que lleva su nombre por todo el mundo. El 17 de mayo de 1844 se creó el III Batallón del 1º Regimiento de Ingenieros del que coge la antigüedad el regimiento salmantino. A iniciativa del General Prim, después de la guerra de Africa, y por Real Orden de 6 de junio de 1860 se creó el 2º Regimiento quedando los dos Regimientos con dos Batallones cada uno. El 2º regimiento se organizó con el tercer Batallón y con otro reclutado al efecto, compuestos ambos por seis Compañías: una de Pontoneros, otra de Minadores y cuatro de Zapadores, dándosele plaza en Madrid.



Durante el tiempo que el III Batallón formó parte del 1º Regimiento, desde 1844 a 1860, hasta que se formó con éste el 2º Regimiento de Ingenieros, se ganaron dos laureadas colectivas, participando en los siguientes hechos de armas como la primera guerra carlista, la  intervención en los Sucesos Revolucionarios de 1848, y de 1856 en los que se desarmó la milicia nacional de Madrid; la Expedición a Italia 1849-1850, bajo el mando del General Fernández de Córdoba; y la guerra de Africa 1859-1860 en la que participaron las 18 Compañías del Regimiento. 



La conjura progresista contra el Gobierno de Narváez tuvo su expresión más radical el 7 de mayo de 1848, en que las fuerzas del Regimiento de Infantería "España" se levantaron ocupando la Plaza Mayor de Madrid. El General Lersundi les atacó con bravura, estando entre las fuerzas participantes el III Batallón del Regimiento de Ingenieros, que tuvo una destacada y meritoria actuación. Teniendo una heroica actuación el Teniente D. Ignacio Halcón Mendoza, del III Bón.  que penetró valerosamente en la plaza al mando de los 24 hombres de su Sección, enfrentándose a un numeroso enemigo y soportando un nutrido fuego que le causo 15 bajas y logrando su rendición. Su acción, con la de otras fuerzas hizo posible el fracaso de los sublevados, y por esta acción se le concedió la Cruz Laureada de San Fernando de 2ª Clase, primer laureado del REI nº 11.

Años más tarde la Reina Isabel II concedería la corbata de la Real Orden de San Fernando, el 21 de septiembre de 1847, a las banderas de los tres batallones del Regimiento Real de Zapadores Minadores por su actuación en la primera guerra carlista. En la Expedición a Italia, el Papa Pío IX, recompensó a la Bandera del II Batallón del entonces único Regimiento de Ingenieros, con la concesión de la Corbata de la Orden Piana, en agosto de 1850. Posteriormente una Real Orden de 21 de mayo de 1875, amplió el derecho al uso de esta corbata, la Bandera del I Batallón del 2º Regimiento.



Declarada la Guerra de Africa o de Marruecos, el 22 de octubre de 1859, se organizó un Ejército de 40.000 hombres bajo las órdenes del General Leopoldo O'Donnell, formado por cuatro Cuerpos de Ejército, mandados por los Generales Echagüe, Zavala, Ros de Olano, y Prim. Desde el desembarco en Ceuta, en los primeros compases de noviembre, las Compañías de Zapadores se dedicaron a fortificar la plaza, y derrotados los moros por la acción del Serrallo el 19 de dicho mes, terminaron la línea de reductos del campo exterior, hasta que iniciado el avance el 1º de enero de 1860 y ganada por el General Prim la célebre Batalla de Los Castillejos. Las Compañías mencionadas en combinación con las tres de Pontoneros, una por Batallón, se dedicaron a abrir el camino que debía seguir la Artillería, y a los cometido propios que llevaba consigo el avance del Ejército.



Durante toda la Campaña las Unidades de Ingenieros llevaron los útiles y las cajas de herramientas que sirvieron, al no poderse utilizar el material reglamentario de puentes, para la realización de las numerosas obras que se vieron obligadas a construir. La Compañía de Pontoneros del III Batallón, habilitó de forma provisional el camino del Serrallo al reducto Piniers y construyó un pontón para dar paso a las aguas de las vertientes de la derecha del camino. También tuvo que facilitar el paso a la Artillería a la Playa de Los Castillejos. Los Pontoneros del II y III Batallón, consiguieron el día 12 de enero construir un espigón de 6 metros de longitud y 6 de anchura a través del río Asmir, que utilizaron las demás Armas.



El día 16 se abrió paso al Ejército, con toda la Artillería, por los desfiladeros y las formidables posiciones de Cabo Negro; construyendo los Pontoneros de los tres Batallones un dique de 100 metros de longitud por 3 de anchura a través del río El-Lil, que quedó terminado a las doce de la mañana del día 17, cruzando toda la Infantería del Ejército de Operaciones que tomó las posiciones de Torre Martín y de la Aduana de Tetuán. Después las Compañías  de Ingenieros construyeron los fuertes de Polvorín, Aduana, y Estrella, además de las trincheras entre estos dos últimos.



A partir de la entrada, en febrero, de nuestras fuerzas en Tetuán, los Pontoneros del III Batallón continuaron en el Cuartel General para ponerlo en comunicación con Tetuán, la Aduana y los campamentos de los Cuerpos de Ejército, construyendo caminos en todas direcciones y cinco pontones sobre la calzada de Tetuán, con material de circunstancias, que resistieron el paso constante de las tropas, Artillería y carruajes de la Administración militar, durante la permanencia del Ejército en dicha plaza.



Terminada la Campaña con la victoria de Wad-Ras el 23 de marzo, marcharon a Ceuta las Compañías de Pontoneros del I y III Batallones, quedándose en Tetuán con el Ejército de ocupación las 2ª, 3ª y 4ª, y la de Minadores del I Batallón; y en el Cuartel General las 2ª y 3ª del III Batallón. Durante la breve y penosísima campaña, cinco meses, el Regimiento de Ingenieros, único existente, que asistió a las Batallas de Castillejos, Tetuán y Wad-Ras, y combates del 6, 8 y 14 de enero, perdió cinco oficiales y 229 efectivos de tropa.



La Guerra de Africa puso de manifiesto la escasa proporción de fuerzas de Ingenieros. Conclusión que el General Prim, al ser nombrado Director General de dicha Arma, propuso a la Reina Isabel II el que se crease un nuevo Batallón de Ingenieros que junto al III Batallón del Regimiento existente pudo organizarse, por Real Orden de 6 de junio de 1860,



Entre los hechos de armas principales en Campaña como 2º Regimiento:  Insurrección cantonal: Sitio y toma de Sevilla, 1873 y Cartagena, 1874. Tercera Guerra Carlista: Acciones de Choritoquieta, Lumbier y Cerro de Muniaín, 1875. Fuerza expedicionaria a Filipinas, 1896-98.  Operaciones en Marruecos: Melilla, 1909, Larache, 1913-17, y Tetuán, 1921-22; Larache y Tetuán, 1924; Desembarco de Alhucemas, 1925; Tetuán, 1926-27.



Pasados los acontecimientos de la República y la Guerra Civil, cambiará repetidamente de denominación, para en 1988 constituirse en el Regimiento de Especialidades de Ingenieros nº 11; pasando a ser una de las más potentes Unidades de Ingenieros del Ejército de Tierra Español, y tendrá un gran protagonismo en las misiones de ayuda a la población civil en España, y tiene un papel relevante en las misiones de las Fuerzas Armadas en el exterior.



La construcción de las Bases en el exterior ha sido un ejemplo claro de lo que es capaz un Regimiento de Ingenieros del Ejército español, con trabajos tan importantes como la Base Miguel de Cervantes en Líbano, la Base Ruy González de Clavijo en Afganistán, y la Base Gran Capitán en Irak. Sin olvidar su participación en la Operación Balmis. Su fecunda trayectoria sigue dando sus frutos.